BOCCHI THE ROCK! (T1): ¿se merece la fama que tiene?

A ver, vamos a ser honestos desde el principio. Me vi este anime porque en las encuestas en Crunchyroll lo ponían como uno de los mejores del año. Hace poco incluso ganó uno de los “premios” que esta web hace anualmente a mejor Slice of Life. Antes de esto ya me la había visionado, así que por eso me extrañó tanto la fama como el reconocimiento. No es que Bocchi the Rock! (2022) no sea entretenida, pero no creo que pase de ahí en ningún sentido. Ni por la animación, ni por sus personajes, ni por supuesto por su historia (que, si ya me conocéis, sabréis que es de lo más importante para mí). ¿Por qué entonces la consideran tan buena?

A estas alturas de mi andadura por el anime y el manga mi criba se hace mayor. Quizás por eso este comienzo tan “duro”. Igual si vamos por partes nos ponemos todos de acuerdo en la calidad de Bocchi the Rock!

Hitori Gotou es una estudiante que toca la guitarra en secreto, pero que su sueño es pertenecer a una banda. Cual arquetipo de serie japonesa, es tan tímida que no tiene amigos y parece que padece algo de agorafobia. Sin embargo, cuando la batería Nijika Ijichi le ofrece tocar en su grupo ahí que va de cabeza y comienza a ser una chica normal y corriente de secundaria, con sus trabajos de media jornada, sus actividades extraescolares y su grupo de amiguis que la apoyan en absolutamente todo.

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El que sea un argumento tan de manual no debería ser óbice para que el desarrollo fuera interesante. Sin embargo, la serie no ofrece casi ninguna sorpresa en ningún sentido. El resto de personajes actúan como los estándares dictan que deben actuar y el anime se desliza peligrosamente por la acera del aburrimiento.

Tampoco tengo claro que hubiera una manera de cruzar a la acera de la diversión. Conoceremos detalles de cómo funcionan los bolos entre los artistas, así como los inicios de cualquier tipo de banda. Las escenas de los conciertos son bonitas (más de lo que necesita y se le exige a un slice of life, por regla general) y el estudio CloverWorks (Darling in the Franxx, Fairy Tail, Fate/Grand Order – Absolute Demonic Front: Babylonia, Spy x Family…) consigue  transmitir esa sensación de incertidumbre y precariedad de los antros donde se inician estas bandas de música. Incluso resulta una buena mezcla al compararla con la ansiedad de Hitori que, al principio, tiene que tocar dentro de una caja (sí, la serie también tiene algunos puntos divertidos).

Pero por lo demás, no es realista. Me cuesta creer que puedan decir tan a la ligera que Hitori sufre ansiedad social. Casi me molesta que lo que es una timidez e inseguridad juvenil se confunda con una enfermedad tan seria. Hitori enseguida va superando sus miedos y, la verdad, si habéis conocido a alguien que sufra de verdad un trastorno como el que le achacan, en los 12 capítulos que dura esta primera temporada no le habría dado tiempo a superarlo.

El caso es que a estas alturas ya hemos visto muchas películas y series (no sólo provenientes de Japón, sino en general) con protagonistas con trastornos y este no me parece el mejor ejemplo a seguir.

Tampoco resulta coherente el hecho de que haya personajes que no tengan ni idea de tocar instrumentos y, por arte de magia, hala, con un mes practicando ya toquen como Dios. Sí, cierto, el anime tiene que avanzar y ofrecer algo. Pero Dance Dance Danseur hacía que su protagonista, aparte de un talento innato, tuviera habilidades sacadas de otras disciplinas. Y Blue Giant hace que sus aspirantes de jazz se deslomaran día y noche tocando. Flaco favor se le hace a todos aquellos que quieren embarcarse en algo que tú les digas que una niña de 12 años puede tocar perfectamente con un poquito de práctica a la salida del colegio.

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Por lo menos, nos ofrece algunas cosillas que el manga no habría podido hacer. Esos leves momentos de ruptura de cuarta pared, las referencias a animes clásicos… Pero está claro que, si el material inicial con el que contaban no era muy bueno, pues tampoco podían hacer demasiado con el anime. Digo esto porque cuando vi Sora Yorimo Toi Basho flipé con cómo habían podido reflejar en un anime de características semejantes: chicas de instituto se juntan con un objetivo común, lo que era la verdadera pasión por la vida y el verdadero sentido de la amistad. En Bocchi the Rock! parece que están continuamente diciéndote que sí, que son amigas y hasta la muerte, pero no convencen con sus escenas de demostración de afecto. Ya digo, a ello tampoco ayuda lo estereotipados que están todos los personajes.

Tengo la sensación, por tanto, de que esto ya lo hemos visto, y muchas veces. Me viene a la cabeza K-On!, que va literalmente de eso, 4 chicas adolescentes formando una banda; pero también podemos sin problemas pensar en la temporada 3 de Aggretsuko y tener una visión diferente y fresca de lo que es ser novatos en un grupo de música. O la relevancia que cobró en La Melancolía de Haruhi Suzumiya que la protagonista decidiera formar una banda de rock… simplemente porque se aburría. Y a día de hoy todos recordamos a Haruhi en esa imagen icónica vestida de conejita y tocando la guitarra. ¡Y el anime ni siquiera iba de eso!

Bocchi the Rock! es un anime pasable y sólo lo es porque la timidez de Hitori permite crear situaciones cómicas que, a mi parecer, son contraproducentes si querían hacer que la serie resaltara como tema principal la superación de un trastorno social. No digo que ver 12 capítulos vaya a requerir muchas horas (ni siquiera ver la película que prepara ahora CloverWorks del anime, en vez de una segunda temporada), pero como se suele decir, con la cantidad de material que tenemos a día de hoy disponible, pensemos mucho en qué queremos invertir nuestro tiempo.

Bocchi the Rock!

4.7

NOTA GLOBAL

4.7/10

Destaca en:

  • Animación decente.
  • Tiene algunos momentos muy graciosos.
  • Por lo menos, la música que tocan es rock.

Podría mejorar:

  • No aporta nada.
  • Personajes arquetípicos.
  • No consigue posicionarse ni siquiera como slice of life.
  • No sabe tratar el tema de la ansiedad social.

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. Como novelista ha publicado La Ciudad que Olvidamos (2024) y está centrada en la publicación de nuevos títulos. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II.

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