DEL REVÉS 2: el problema de dejar que las emociones nos lideren.

En el 2015 es estrenó una novedosa película de Pixar llamada Inside Out (en España Del Revés, en Latinoamérica Intensa Mente) que no sólo volvió a posicionar a la compañía en lo más alto de la animación, sino que volvió a demostrar que podían hacerse películas entretenidas y didácticas para los más pequeños de la casa, a la vez que conectaban con los adultos. El medio para este fin fue una trama inteligente acerca de cómo los humanos pensamos que pensamos. La personificación de las emociones, la visión del cerebro como un centro de mando donde cinco emociones básicas (Alegría, Tristeza, Ira, Asco y Miedo) guían las decisiones de su dueña permitía, de forma ingeniosa, divertida y accesible llegar al público y que este conectase con el adulto que somos a día de hoy.

Y si la primera película de Del Revés reivindicaba la Tristeza como una emoción necesaria en nuestro desarrollo, Del Revés 2 se centra en la difícil época de la pubertad o edad del pavo. Nuestra querida Riley Andersen y sus dos amigas Bree y Grace son invitadas a un encuentro de hockey que puede determinar si entrarán en el equipo Firehawks cuando al año que viene empiecen el instituto. Los nervios por demostrar su valía, así como la noticia de que sus dos amigas no irán con ella al mismo instituto crea tal confusión y angustia en Riley que en su cerebro saltan las alarmas. En concreto, el botón de la pubertad. Y con la llegada de la adolescencia lo hacen también emociones más complejas que vienen a sustituir a las perplejas emociones básicas que parecen no encajar con el nuevo entorno. Ellas son Envidia, Vergüenza, Aburrimiento y la líder, Ansiedad.

Este cambio ya se anticipaba cuando al comenzar a visionar la película veíamos que las 5 emociones primarias habían inventado una sección llamada Sentido de Identidad. En teoría, debía contener todas las experiencias, recuerdos y sentimientos de Riley; es decir, su personalidad, pero Alegría, con su visión limitada del mundo, sólo la llena de los recuerdos positivos, evitando que Riley se enfrente a recuerdos negativos que podrían derivar en traumas o cambios de su personalidad.

 

Esta es una alegoría de cómo los adultos protegemos la niñez de nuestros hijos, y de cómo los propios niños conciben el mundo. Se trata de un mundo donde ellos son felices y se sienten protegidos, así que la Alegría es la que reina y las otras 4 son emociones puntuales que sirven más para que los adultos sean conscientes de cómo se sienten los niños que de vehículo para forjar su personalidad.

Pero las hormonas cambian. El niño crece. Y su mundo lo hace con él. Así que sus intereses pueden también ampliarse según cómo el niño haya construido su carácter y sus padres lo hayan educado. En el caso de Riley choca su deseo de pasárselo bien en el campamento de hockey con su ambición de entrar en el equipo. Una niña educada en un sobreproteccionismo que no la ha permitido experimentar la frustración y aprender de ello acaba sacando a relucir la emoción de la Ansiedad más de lo debido.

Y esto, lejos de ser un recurso narrativo eficaz, lo que provoca es la frivolización de una emoción (no hay más que ver el horroroso diseño del personaje) que causa muchos trastornos en el mundo de hoy. Lamento afirmar que todos a día de hoy conocemos a alguien tan sometido a estrés, tan angustiado, reprimido o incapaz de enfrentarse a los problemas que ha acabado cayendo en depresión.

Del Revés 2 reduce a tres días de campamento deportivo los duros años de pubertad. La lógica impide contar la historia de gestión y aceptación de las emociones con introducción, nudo y desenlace y hacerla durar años, pero en general es un buen trabajo que, de forma hermosa y visual nos adentra en la complejidad de la creación de identidades de los adolescentes.

Filosofía de la mente, cuestiones ontológicas y la qualia.

El mayor problema que le veo a esta idea es el reduccionismo con el que se trata la mente humana. Los guionistas de Pixar se han centrado sobre todo en la Filosofía de la Mente y en los qualia (propiedades subjetivas de la experiencia) para crear las tramas. Y el caso es que los seres humanos no sólo somos emociones y Del Revés (tanto la primera como la secuela) hacen creer que el cerebro no es racional, sino que allí “viven” y gobiernan de forma déspota nuestras emociones. Me he planteado seriamente hasta qué punto la película es consciente de la percepción que los espectadores tendrán sobre esta idea. La ausencia de valores, de una ética, de un componente racional que guíe sus acciones convierte a Riley (y, por extensión, al resto de humanos) en seres guiados únicamente por nuestras emociones. Seres sentientes, pero no racionales. Como si la parte de la Ciencia Cognitiva no existiese porque (quizás) no encajase con su película.

Por supuesto, la cinta no tiene por qué querer centrarse en todos los aspectos del ser humano. Al igual que la primera ahondaba en el subconsciente del niño, ahora lo hace con el del adolescente y puede querer pasar por alto el resto de aspectos, espirituales, racionales… que conforman la personalidad y el carácter de un ser humano. Igual yo estoy sobreanalizando Del Revés 2 y sólo es una película divertida y sin pretensiones sobre la pubertad.

 

Por otro lado, también encuentro que las emociones de Ansiedad y Envidia tienen roles muy similares en la película siendo la segunda una reafirmación de la primera en cuanto a toma de decisiones y ejecución de planes. Por decirlo de otra manera, el personaje de Envidia no está bien construido. También el papel de Aburrimiento es tan escaso que se podría calificar su presencia de anecdótica.

Quitando estas cuestiones que creo interesantes para poder tomar efectivamente Inside Out 2 como película de referencia para que niños y adultos entiendan los procesos mentales que suceden en las mentes de los chavales en edad del pavo, no se puede negar que es una película divertida, con ritmo, visualmente atractiva y con una mezcla de estilos de animación (más realista, más cartoon y en 2D) que evita el aburrimiento a ojos de los más inquietos.

Es una lástima que para ofrecer algo Pixar haya tenido que recurrir al farragoso mundo de las secuelas que tanta pereza nos da; pero por lo menos, al presentar una nueva etapa de la vida de Riley parece que tiene algo que aportar. Y es de lo poco que en realidad aporta. Si nos fijamos en el argumento, ambas películas tratan de cómo Riley afronta un momento crucial en su vida. La diferencia estriba en que las hormonas han hecho su aparición y, con ellas, nuevas emociones que parecen dominarla.