El anime Los Diarios de la Boticaria (Kusuriya no Hitorigoto o The Apothecary Diaries, 2023) se estrenó en octubre en Crunchyroll y desde entonces he ido siguiendo semana a semana las aventuras de la boticaria MaoMao (Aoi Yuki), secuestrada y vendida al harén del Emperador, donde no tarda en llamar la atención del responsable del Palacio Interior, el eunuco Jinshi (Takeo Otsuka), por sus dotes detectivescas, quien la asciende a asistente de una de las concubinas reales.
24 capítulos de sorprendente contenido, ritmo y profundidad en una serie de la que esperaba poco más que salseo y romance. Me ha vuelto a pasar lo mismo que con Ooku Los aposentos privados. Que el tema de las concubinas, los eunucos y los chismes de palacio dan para mucho más de lo que nos creemos.
Bastante más que un anime de intrigas palaciegas.
También el formato del anime ha resultado ser una sorpresa. Los diarios de la Boticaria parecía un sheinen de capítulos autoconclusivos en los que se planteaba un problema (un robo, una muerte, un suicidio, vamos, cosas importantes) y MaoMao acababa interviniendo, dando un resultado y a otra cosa. Pero cada capítulo ha resultado ser una parte de un todo más grande, un auténtico thriller policíaco con su particular Miss Marple desentrañando asesinatos e hilando casos anteriores con hechos posteriores de la misma forma que el popular personaje de Agatha Christie hubiera hecho.
MaoMao, ya fuera por estar involucrada con anterioridad, como que fuera requerida para investigar acaba dándonos lecciones de botánica, medicina y aún le sobra tiempo para filosofar acerca de las motivaciones humanas. Su carácter analítico, su curiosidad científica, buen corazón e inteligencia son las señas de identidad de una protagonista carismática a la que seguimos de buen grado en sus aventuras. El tándem que hace con su superior Jinshi resulta muy acertado. Una relación equilibrada marcada por el respeto mutuo y con continuos toques chibis que la hacen muy divertida.
El aprendizaje como motivación.
Esta mezcla de ternura y diversión está presente en toda esta primera temporada de Los Diarios de la Boticaria. Es cierto que la trama principal podría sostenerse con un tono dramático, pero la serie opta por la sencillez en vez de por la grandilocuencia y el resultado le sienta mucho mejor. A esto ayuda que la protagonista no es el arquetípico personaje al que el anime nos tiene acostumbrados. Es cínica, algo bruta, alejada de los convencionalismos y con una visión muy realista de la vida, al haberse criado a medio camino entre un burdel y un dispensario médico.
Aunque se siente, sin duda, diferente del estilo educativo de Dr. Stone, es un anime con una intencionalidad educativa realizada de forma sutil, orgánica, que hace que adoremos aún más a MaoMao, una mujer cuyo único objetivo es aprender, educarse y con ello mejorar la vida de los demás. Precisamente por eso, los casos a resolver no son tan fantasiosos como otras series (¡de imagen real!) nos quieren hacer pasar por auténticos, resultando tan mundanos que nuestra empatía se dispara.
La ambientación, fotografía y animación por parte de OLM y TOHO Animation también son muy disfrutables. Con honestidad, ignoro la exactitud o fidelidad histórica respecto a la vida, usos y costumbres de los harenes de la China feudal, pero aparte de parecerme casi imposible tanta libertad de movimientos en las mujeres, la trama no tiene la intención de demorarse en esos detalles. Únicamente te deja claro que MaoMao es muy consciente de dónde está su lugar y actúa (casi) siempre en consecuencia.
El resultado es una fluidez en la historia que la hace envolvente, y unos personajes, tanto protagonistas como secundarios, carismáticos, con personalidades bien definidas que pueden sacar a relucir de forma orgánica, dado que es una serie esencialmente de diálogos. Esto es importante porque a menudo da la sensación de que en la serie sólo existen MaoMao y Jinshi y los secundarios, aunque pocos, aportan y mucho. Gaoshun (Katsuyuki Konishi), el asistente de Jinshi, las cuatro consortes del Emperador, sus sirvientas y cierto oficial de alto rango que acabará sorprendiéndonos en cada una de sus intervenciones.
Los Diarios de la Boticaria tiene todos los elementos para gustar a cualquier público y ciertamente lo consigue. Ha pasado por muchos formatos (novela ligera, novela, manga y, finalmente, anime) a un ritmo vertiginoso y, aunque cada uno aporta algo diferente a la experiencia inmersiva en los harenes de esa ficticia región de China, no es mala cosa empezar con el anime dada la gran adaptación que el director Norihiro Naganuma ha conseguido realizar. Además, gracias a eso podréis disfrutar de la excelente banda sonora compuesta por Satoru Kosaki (La melancolía de Haruhi Suzumiya, Lucky Star, Beastars), Kevin Penkin (Made in Abyss) y Alisa Okehazama (Jujutsu Kaisen). Si sois más de leer, os recomiendo esperar al manga que traerá ECC Ediciones, más fiel a las novelas ligeras y con un dibujo sobresaliente.
Sin embargo, no estoy segura de que precisamente el anime necesitara una segunda temporada (confirmada para el 2025). ¿Cuál es el objetivo de MaoMao? ¿Pagar su deuda y abandonar palacio? ¿Ser libre y volver con su padre adoptivo Luomen a seguir tratando las dolencias de los habitantes del barrio rojo en el que vive? La historia principal queda bastante cerrada y hay demasiadas incógnitas que, por lo menos nosotros los espectadores, ya conocemos. Alargar un poco la temporada con algunos capítulos aclaratorios podría haber sido una buena solución, aunque… ¿quién no quiere bastante más de Los Diarios de la Boticaria?
Los Diarios de la Boticaria
Destaca en:
- Una buena historia con tramas que se entrelazan.
- Protagonista no arquetípica y carismática.
- Realista dentro de su ficción.
- Funciona como thriller policíaco.
Podría mejorar:
- En el formato anime se pierde la riqueza de detalles que ofrecen las novelas o el manga y que en un género como el de misterio y crimen son indispensables.