La traducción de Miss Kobayashi’s Dragon Maid (Kobayashi-san Chi no Meido Doragon, 2017) es exactamente lo que parece: La sirvienta dragón de la señorita Kobayashi. Un anime de género seinen que es básicamente un slice of life sobre un grupo de seres que acaban viviendo juntos. Y he dicho seres porque, aunque sí hay seres humanos, la mayoría de los personajes son dragones que, por unos u otros motivos, acaban en la Tierra.
La trama gira en concreto alrededor de Kobayashi, una programadora informática retratada al más puro estilo salary-woman japonés que un día, estresada del trabajo y beoda perdida, salva a una dragona de una muerte segura. La gratitud de la poderosa dragona Tohru es tal que cuando Kobayashi la invita a su casa esta acepta convirtiéndose en su sirvienta personal. La presencia de Tohru en la Tierra acaba atrayendo la atención de otros dragones que acaban viviendo con ella o con sus amigos.
Así que, aunque tanto el manga en el que se basa como el anime se califican como seinen debido a los temas que trata (casi todos relacionados con sentimientos y traumas), Miss Kobayashi’s Dragon Maid está impregnado de humor por su contexto: dragones y humanos conviviendo. Lo curioso es que podríamos calificar este anime de harem porque se trata de un grupo de chicas-dragonas orbitando alrededor de una persona. La diferencia está en que el interés amoroso-afectivo de todas es una mujer, en vez de un hombre, lo que convierte Miss Kobayashi’s Dragon Maid en una suerte de anime LGTBQ+ muy sutil. Tan sutil como que Kobayashi, por su falta de encantos femeninos evidentes, suele vestirse como un hombre y a veces se la confunde como tal.
Y es que como slice of life lo importante no es la trama. Hay arcos argumentales y personajes que evolucionan, pero cada capítulo puede llegar a tener hasta dos tramas que involucran a los diferentes dragones y sus pasiones. Y estas tramas siempre tratan de ser divertidas ya sea usando la hipérbole, lo kawaii, lo ecchi o lo entrañable. Quizás, lo que menos me convence sea precisamente la parte del ecchi. Cada dragona que aparece en escena tiene los pechos más grandes que la anterior y el anime no pierde tiempo en crear situaciones en las que sacar partido de forma humorística al asunto, sobre todo a través de la ex diosa dragón Quetzalcóatl, que siempre está hundiendo los pechos en el joven Shouta en el más clásico fanservice.
Pero también tenemos dragonas como la pequeña Kanna, que acaba viendo a Kobayashi como una figura materna. La poderosa y glotona Elma, siempre compitiendo. La agresiva Ilulu, quien sólo quiere sentirse querida. Y el único dragón del grupo, el elegante Fafnir, que acaba gustándole el mundo gamer y otaku y viviendo con el amable Takiya, el compañero de trabajo de Kobayashi que comparte con ella su gusto por las maid.
Todos ellos, como buenos dragones, poseen magia, pero el anime sólo suele utilizar las habilidades en el día a día de Tohru. Cuando muestra las de los demás es porque alguna ha querido enfrentarse en combate con ella y entonces tienen que irse a un plano paralelo a luchar para no destruir la ciudad. Una lástima porque hay una trama acerca de por qué las facciones de dragones del Caos y de la Armonía acabaron viajando a la Tierra y todos los factores que impulsaron las disputas entre ellos en su mundo se diluye a medida que avanzan los capítulos, dejándonos la resolución a nuestra imaginación y también con cierto sabor agridulce en la boca.
Pese a todo este entramado y a su alto contenido humorístico, Miss Kobayashi’s Dragon Maid no ha conseguido emocionarme. Presiento que es porque el estilo sitcom o la ausencia de un hilo continuista hace que no consiga engancharme a la historia y esto es algo muy personal. El caso es que siempre estoy esperando que “pase algo” y al ser un slice of life lo que pasa es… la vida. La vida y sus pequeños problemas y diatribas. Pero como todo anime de cosas de la vida debe ser contemplado desde la tranquilidad de no esperar grandes giros, ni problemas que nos mantengan en vilo.
Miss Kobayashi’s Dragon Maid es un anime para disfrutar de su hermoso dibujo, de una animación bonita por parte de Kyoto Animation, un fansub muy acertado, de las relaciones entre los personajes que van uniéndose hasta formar una gran familia. Por eso el anime no puede reprimirse y muestra las clásicas escenas de este tipo de serie: la escena en la playa, la escena en un hanami, la escena en un matsuri con sus fuegos artificiales, la escena en los baños termales, la escena en el festival del colegio, la escena en el parque de atracciones… todos los clichés están ahí, pero vistos desde el prisma de dragones que nunca han experimentado nada parecido. Es como si la serie, en el fondo, lo que quisiera decir al espectador es que, si no has vivido todas esas cosas, te estás perdiendo las cosas gratas de la vida.
Ojo que con esto no quiero decir que todo sea diversión. De la misma forma que la serie te dice diviértete, también te hace ver que ser humano tiene sus responsabilidades. Así, Quetzalcóatl tiene que aprender a ser la tutora del pequeño mago Shota; Kanna tiene que aprender a ir al colegio y a lidiar con compañeras como Riko; Ilulu y Elma comienzan a trabajar y a desarrollar nuevas habilidades y Fafnir… en fin, él aprende la resiliencia del mangaka principiante que no consigue dar a conocer su trabajo.
¿Os recomendaría ver Miss Kobayashi’s Dragon Maid? Son dos temporadas, la primera de 13 capítulos + OVA y la segunda de 12 + OVA (*la portada alude concretamente a esta temporada). No es mucho, se ve rápido, las enseñanzas se digieren de forma fácil, los personajes se hacen querer y, en general, transmite una sensación de bienestar. ¿Hace cuánto no encontraba un anime en el que todos los personajes fueran simpáticos y la trama no girara en torno a resolver un único y gigantesco conflicto?
Miss Kobayashi’s Dragon Maid
Destaca en:
- Personajes entrañables y simpáticos.
- Animación bonita y bien hecha.
- Es bastante divertida.
Podría mejorar:
- No aporta mucho al género slice of life.
- La parte ecchi o de fanservice de las dragonas y sus pechos me sobra muchísimo.
- Aunque el género invita a finales abiertos, podrían haberse trabajado mejor el final.