MUSHOKU TENSEI (T2): el isekai se convierte en slice of life.

He esperado como agua de mayo esta segunda temporada de Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (Mushoku Tensei: Jobless Reencarnation). Tuve mucho que opinar y reflexionar acerca de la primera temporada de este magnífico isekai, pero como el anime cambia tanto el tercio entre temporadas no creo que repita muchas de las cosas que analicé en su momento. Por ello, os animo a que, antes de seguir leyendo este análisis, leáis el que hice de la T1 (recordad que la T1 en España llegó dividida en dos partes, así que a veces se considera 2 temporadas).

¿Ya? Pues volvamos con Rudeus Greyrat, ya convertido en un post-adolescente.

¿Qué de qué estoy hablando? En serio, vale la pena leer primero el análisis que hice.

¿No quieres? Vale.

Érase una vez un hikkikomori al que echan de su casa tras 20 años de encierro. Vagando por la calle acaba salvando a unos estudiantes de morir atropellados, tras lo cual se reencarna en un bebé en un mundo de fantasía y magia, pero conservando todos sus recuerdos. Decide darse una segunda oportunidad para vivir la vida al máximo.

Y aunque así es, Rudeus sigue siendo un humano y, como tal, comete errores y se enfrenta a los retos inesperados que le brinda la vida. Si la primera temporada mostraba en su primera parte la infancia y los avances en la magia; en la segunda era un road trip en el que sobrevivir y reencontrarse con los seres queridos. La segunda temporada de Mushoku Tensei cambia por completo esta visión: Rudeus va a la universidad.

Es una forma tan buena como cualquier otra de hacerle avanzar un poco en el tiempo tanto en madurez como en físico, pero también la universidad es el centro geográfico a través del cual se van reuniendo antiguos y nuevos compañeros de aventuras de Rudeus.

Pero no penséis que por entrar en la Universidad Mágica de Ranoa la serie se va a reducir a chico-yendo-a-clase o chico-defendiéndose-de-abusones-y-haciendo-amigos-después. Esto no es Harry Potter. Rudeus tiene un grave problema fruto de un profundo trauma no superado. Una vez más, Mushoku Tensei me sorprende (no en vano en un seinen, pero nunca se sabe) al tratar al espectador como adulto y resolver cada conflicto que se presenta encarándolo. Sí, hay elementos propios del anime, e incluso no pierde el toque ecchi cuando la ocasión lo requiere, pero siempre tiene por objetivo que los personajes deben evolucionar y avanzar.

Así, Mushoku Tensei T2 presenta una ampliación del círculo social de Rudeus, relaciones más complejas en las que se explora temas como la traición, la pérdida, la amistad y el amor y se verán los resultados que las acciones políticas o bélicas tienen en los personajes.

El personaje de Rudeus, en particular, cada vez va siendo más consciente de que sus actos conllevan consecuencias (en contrapunto con la primera temporada, donde su yo del pasado era más manipulador para obtener en el nuevo mundo lo que quería) y esto abre un abanico de posibilidades de reflexión sobre temas morales y filosóficos, mejorando en definitiva al personaje.

Aunque puede parecer baladí, si recordamos cómo era la vida anterior de Rudeus, su conocimiento práctico se detuvo en la adolescencia. Aunque muere con 34 años, 20 de los cuáles se dedicó a obtener todo el conocimiento útil e inútil de internet, se aisló siendo un chaval de unos 14 años. Así que le falta todo el conocimiento práctico en muchas materias… y teniendo en cuenta que en su mundo ya es un adulto, todo lo que tiene que ver con chicas le sigue causando quebrantos.

Lo curioso del caso es que en el análisis anterior me quejé de que, en pro de las quests, olvidaban la historia principal. La segunda temporada me ha gustado tanto que, aunque era consciente de este hecho, no me ha importado tanto. No obstante, aquellos que estén deseando saber de una vez por qué ocurrió “el incidente” o sólo quieren ver peleas contra villanos, se sentirán decepcionados. Aunque hay luchas al más puro estilo Dragones y Mazmorras (atención especial a la última, muy muy buena), este anime cada vez se siente más como un slice of life. Con fantasía, costumbres peculiares y hechizos, pero un slice of life, al fin y al cabo.

De cualquier manera, os animo a que sigáis visionando Mushoku Tensei. Una animación fluida y de alta calidad, con gran atención al detalle en los fondos y personajes. Escenas de acción dinámicas. Personajes que siguen evolucionando. Humor bien traído y un guion que sigue trabajándose trayendo continuas sorpresas con sus tramas. ¿Qué más podemos pedir, aparte de que confirmen ya la tercera temporada?