Probablemente, una de los aspectos más complicados de los animes y mangas de tipo spokon es reflejar los movimientos que hacen los deportistas. Cuando visioné Yuri!!! on ice uno de los debates que tenía con mis amigos era que a ellos todos los movimientos que realizaban los patinadores eran tan similares que no había forma de distinguir calidad, ni nada. Supongo que aquella época en la que veíamos Capitán Tsubasa y flipábamos con el campo de fútbol kilométrico han pasado y nos hemos vuelto más exigentes. Lejos de juzgar si esto es bueno o malo, que posiblemente tendrá un poco de ambos, llegamos al anime que hoy nos ocupa, Welcome to the Ballroom (Ballroom e Yōkoso, 2017 anime, 2011 el manga, aún abierto), que genera las mismas dudas, y algunas nuevas.
El argumento es similar en manga y anime; Tatara Fujita es un estudiante de secundaria que no tiene ninguna pasión, hobby ni expectativas de futuro. No es que sea un nini, es que no sabe qué hacer con su vida. Esto cambia cuando, de forma accidental, acaba en un salón de baile, descubriendo de esta forma algo que supera el término hobby, casi una forma de vida, los bailes de competición.
Chaval, ¿qué quieres hacer con tu vida?
Welcome to the Ballroom no revoluciona el mundo del anime, no aporta en términos técnicos o argumentales nada que no hayan planteado tantos animes antes que él: la belleza del trabajo bien hecho, el valor del esfuerzo, la búsqueda de esa fuerza de voluntad que suponemos dentro de nosotros y, quizás para hacernos sentir bien, el convencimiento de que todos somos especiales, cada uno a nuestra manera, pero que todos tenemos algo que nos hace únicos.
Mi parte cínica se rebela bastante contra esta última idea, dado que si fuera así y encima fuésemos conscientes de ello muchos de los problemas de personalidad no existirían y los psicólogos tendrían mucho menos trabajo; mi parte ingenua, que cree que existe el bien en todos los que nos rodean, piensa que, ¿por qué no? Tatara podía ser un diamante en bruto, como tanta gente en este planeta, al que no se le había dado la oportunidad de encontrar sus dones, de florecer como persona, de sacar ese diamante en bruto de su interior. O quizás responde a la situación de la juventud actual, a la que le cuesta saber qué hacer con su vida.
Por supuesto, dado que he empezado diciendo que Welcome to the Ballroom no ha inventado la rueda, no creo que este anime llegue a este tipo de reflexiones sesudas, pero sí que transmite color, alegría, vida y pasión con cada escena, cada sonrisa, ya sea de felicidad o sufrimiento, del protagonista y sus compañeros, mientras bailan, y eso se transmite a los espectadores, que es lo que hace de este anime una elección muy entretenida y de visionado muy fácil. También ayuda a ello su única temporada de 24 capítulos con la que se comienza y se da carpetazo a la serie. Es cierto que podría haber dado para más, pero es reconfortante también que identifiquen esta fase de la vida de Tatara Fujita como parte del camino, no un fin. Ayuda a hacer de Welcome to the Ballroom algo tangible, algo que podría pasarte a ti o a mí, no a identificar las cosas que nos pasan como lo único que hay en la vida, como esas películas ñoñas que terminan en la boda, como si después no hubiese nada más.
¿Amor por el baile?
Imagino a la gente yendo a apuntarse a clases de tenis después de ver Prince of Tenis, o a voleibol después de engancharse a Haikyuu! o a ciclismo después de tragarse Over Drive. Supongo que es más realista que ver un shonen de peleas y creer que naciste o has desarrollado un poder y ahora puedes luchar contra el mal sobrenatural porque estás en igualdad de condiciones.
Posiblemente con los shonen de tipo de spokon es más fácil dado que, en general, todos hemos chutado un balón, cogido una raqueta o montado en bici. Ya ni digo movernos en una discoteca o hacer el tonto en casa al ritmo de nuestra música favorita. Sí, podemos terminar Welcome to the Ballroom con ganas de bailar y experimentar ese subidón que sólo proporciona la buena música cuando se ejecuta perfectamente.
Quizás la anomalía se encuentre en que en Japón suelen realizar animes de tipo grupal. Sí, el ciclismo se realiza montando tú solito en tu bici, pero el anime no va de eso. Cuando ves Yuri!!! on Ice o Welcome to the Ballrom la sensación que tienes es de que el protagonista está solo, que será raro que mejore como no sea por él mismo. Quizás se estilan menos por esa condición que explicaba al principio del artículo de que los japoneses son educados para valorar el esfuerzo y el trabajo en grupo. No obstante, el logro de Welcome to the Ballroom no es sólo que opte por el deporte individual, sino que lo haga con algo tan minoritario como el baile de competición.
Disciplina deportiva
Los personajes elegidos para ello no son por tanto clichés con patas sino gente muy variopinta con sus diferentes historias que te dan a entender perfectamente cómo acaba uno en el mundo del baile competitivo. En ese sentido, sin duda aprenderemos mucho sobre el baile a través de las explicaciones que nos van dando. Cierto, tiene un poco de fantasía la cosa, necesaria por otra parte, pero siempre dentro del marco de que el espectador entienda que esto no es hacer el chorra en una boda con cuatro copas de más (a ver, que no es lo mismo un cantante de ópera que tú cantando en la ducha, por mucho que te suenes genial).
Es por esto que he puesto el subtítulo de esta parte llamándolo disciplina y deportiva. Los esfuerzos que hay que realizar para el buen hacer de tu baile requieren de ambas y encima, para más inri, requieres de buen porte, de sentido de la elegancia y la belleza y una coordinación fuera de toda duda con tu pareja de baile.
Ah, las parejas de baile. La parte que más me sorprendió de este anime realmente tiene que ver con las mujeres dentro del baile de salón. El hombre lleva, la mujer acompaña. y parece que no hay más. Sin embargo, es sorprendente las rígidas reglas que existen al respecto cuando se quiere competir en categorías superiores (hombre+mujer) y la flexibilidad que se permite en las categorías juniors, donde mujeres pueden bailar en competiciones entre ellas (porque hay más mujeres que hombres interesados en el baile, las cosas como son). Pese a que Welcome to the Ballroom sabe sacar partido de esta situación para crear unos arcos argumentales muy interesantes, el debate del hecho en sí queda algo pobre y sin duda podría haber dado para más.
Un matiz negativo para un anime que, en su sencillez, cautiva, engancha, y que os hará devorar sus 24 capítulos como palomitas. Al fin y al cabo, hablamos de música, movimiento, sensaciones, unión con nuestra pareja, ¿a quién no le va a apetecer bailar?
Welcome to the Ballroom
Destaca en:
- Un spokon de bailes de competición es una premisa interesante.
- Consiguen transmitirte la pasión por el baile.
- Rápido, ameno, tanto guion como ejecución
Podría mejorar:
- Daba para bastante más.
- Saber más sobre las historias de los secundarios.
- La problemática en el anime de saber qué pasos están dando.