Todo aquel que hemos crecido con Star Wars hemos tenido muy claro que, cuando tuviésemos hijos, les transmitiríamos nuestro amor por las historias de los jedis. Imaginábamos charlas hablando sobre el Imperio y los rebeldes, sobre la importancia de la Fuerza, explicábamos el fallo de la Estrella de la Muerte y dedicábamos tiempo a pensar cuál era la mejor forma de explicar a los tiernos infantes por qué el mayor fetiche sexual de ese momento era la princesa Leia con su traje de esclava de Jabba el Hutt.
Pero a veces pensamos, ¿y si me sale rana el niño? ¿y si no le gusta Star Wars? Y ahí fue cuando decidí que mi ahijada, una adorable niña con complejo de princesita, tenía que crecer conociendo La Guerra de las Galaxias y todo su universo, antes de que la cultura pop del momento la arrastre.
Darth Vader y su princesita (2013) es uno de los tomos que componen la colección de cómics humorísticos realizados por Jeffrey Brown (pertenecientes a la saga de, por ahora, 4 cómics, Darth Vader and Son…) en los que descubrimos que el símbolo del Mal en la cultura popular, el poderoso Lord Vader, Señor de los Sith, Supremo comandante de la Flota Imperial, Líder de la legión 501, Ejecutor Militar (sí, compitiendo en títulos con la Duquesa de Alba y con la Khaleesi) es también un amoroso padre sujeto a los caprichos de una Leia de 4 años que tiene mucho que decir a su corta edad, hasta llegar a una princesa adolescente…pues con todos los problemas que trae la edad del pavo.
Así pues, Darth Vader y su princesita, secuela del exitoso Darth Vader e hijo, es un breve cómic con el que reírse de las situaciones paternales que, sin duda, todos los padres han vivido en algún momento de su vida, pero aderezados con el universo de Star Wars, que siempre es un punto a favor.
Sin más pretensión que arrancarnos una sonrisa (sí, una de esas nostálgicas, bobaliconas, entrañables) las bonitas ilustraciones que nos presenta Darth Vader y su princesita casan a la perfección con el chascarrillo que les acompaña, ese chiste sencillo que detalla tan bien momentos concretos de la relación padre-hijo.
Y, aun así, no son libros para niños
No nos engañemos. Mi pequeña sobrina de 4 años disfrutó mucho con los dibujos, pero no entendía los chistes, no sabe leer y ni ha pasado por las situaciones que hacen que a los adultos no haga tanta gracia la historieta, ni ha tenido tiempo de empaparse del universo Star Wars. Son cómics para jóvenes y adultos, pero excluyendo por tanto del adolescente hasta el niño. Suena pedante, pero en sus oídos resonaría constantemente aquel “tú no lo entenderías”.
No es la única pega que le he encontrado a Darth Vader y su princesita, puesto que, para su alto precio, es excesivamente breve. Entiendo el formato de libro infantil con poco texto, grandes dibujos y pocas páginas (72 páginas), pero al estar dirigido a un público adulto tardas en leértelo 10 minutos, resultando algo mala la relación cantidad-precio.
No obstante, resulta un regalo barato (10€) y casi necesario cuando queremos aumentar nuestra biblioteca friki con algo tan divertido como nostálgico, al ser ante todo situaciones muy creíbles. Si tras ver cómo se las apaña Darth Vader no estamos preparados…no sé quién podría enseñarnos a criar a una rebelde.