Minetaro Mochizuki se propuso en 1994 un reto bastante insólito en el mundo del manga. Crear un cómic de género seinen con temática de terror que ahonda en la lucha interna y externa de dos supervivientes a un descarrilamiento de un tren que quedan atrapados bajo tierra y descubren que el mundo que conocían ya no existe.
Con este sencillo argumento Minetaro afronta una temática que, aunque no es nueva en Japón, país por otro lado experto en crear terror, estaba más reservado al mundo del cine. Por ello, la dificultad de generar miedo y angustia en el lector suma un punto. Pero no en balde Dragon Head ha ganado muchos premios (entre ellos un codiciado segundo puesto en los prestigiosos “Premios Culturales Osamu Tezuka” en el 2000), y ha sido alabado por la crítica; este manga tan atípico, como ya iré desgranando, revela muchas sorpresas.
Dragon Head es una “road movie” llevada al manga (y ya se sabe que lo importante en ellas es el camino) en la que Teru Aoki y Ako Seto sobreviven a un accidente de tren por un aparente terremoto. No saben qué pasa fuera del tunel, las emisiones de radio son confusas y dan pie a pensar que algo está destruyendo Japón, pero ignoran el alcance de la hecatombe y la suerte de sus compatriotas y seres queridos. En su camino por volver a casa y obtener noticias veraces de lo que ocurre van encontrándose con diferentes personajes que harán oscilar la balanza de la cordura tanto en uno como en otro sentido.
Temas como la unidad, el orden en tiempos de caos, la civilización, el respeto por leyes que quizás en estos momentos no sean tan importantes (¿o sí? ¿quién sabe cómo cambian las prioridades en un “estado de emergencia”? y los valores de la lealtad y la amistad que tanto tocan los japoneses en su mangas; son temas recurrentes en Dragon Head, mezclándose con la evidente situación de la simple supervivencia. Durante todo el manga la necesidad de saber, el ansia de conocimiento que tanto caracteriza a los seres humanos nos lleva a ponernos en situaciones límites y a ser conscientes de qué es lo realmente importante en la vida.
Como ya tocamos en otras obras anteriores como La Isla de Coral, Battle Royale o El señor de las moscas, este manga toca el tema de en qué nos convertiríamos si la sociedad se rompiese, cómo se manifestaría la naturaleza del ser humano, y qué implicaría para la moral de cada uno. Por supuesto, “Dragon Head” ha influido en obras posteriores como el famoso videojuego The Last of Us, en las que los instintos más primitivos del hombre afloran a medida que sus miedos (algunos reales, otros inventados) crecen sin cesar. Y es que no saber quién es tu enemigo puede dar verdadero terror, y el autor juega con la claustrofobia y el gore impregnando cada página de crueles escenas de muerte o incertidumbre. A ello también ayuda un dibujo atípico en el que edificios destrozados y una constante oscuridad son los paisajes más habituales, y que visualizaremos con una evidente incomodidad. Si estáis esperando ver los habituales dibujos comerciales os habéis equivocado de manga. Trazos sencillos, renuncia a la exageración, realismo crudo, personajes feos como culo de mono y mucha sensación de estar sucios, como si el polvo, la ceniza, el sudor y la sangre de cada viñeta nos impregnaran también a nosotros.
En mi opinión la trama avanza demasiado despacio durante el primer tomo, e incluso prescindiría de una viñeta en cada página por repetitiva, pero tenemos otros nueve tomos para descubrir que Dragon Head está lleno de personajes interesantes, ayudados por unos protagonistas peculiarmente carismáticos. Por ello, merece la pena leer este manga a pesar de ser tan crudo; quizás precisamente por eso valga la pena. es diferente a lo que solemos leer; para entender el manga en general, saber que los clichés que conocemos son sólo eso, clichés, pero que hay otras obras, como esta, que desafían a los shonen y shojos con temáticas sobadas en exceso y nos hacen dudar del mismísimo sentido de la vida. Aquí tenemos un auténtico desafío para aquellos que se atrevan. Narrativa diferente, evolución de la trama diferente, reflexiones para después diferentes.