Hace un par de días analicé el anime Vinland Saga. Aparte de lo fantástica que resulta la obra, su concepto de la esclavitud me ha venido rondando la cabeza estos días y ha tenido su conclusión en que he querido releerme Frankenstein. La obra original de Mary Shelley habla mucho de la dualidad esclavo-dueño y ataca temas sobre la ética y la condición humana que la acabaron convirtiendo en la obra atemporal que es ahora, similitudes que comparte con Vinland Saga. Como ya analicé Frankenstein en su momento, me he decantado por hablaros de todos estos temas y algunos más (debido a su formato visual) a través de la versión en formato manga de Frankenstein (2020, Clásicos Manga, 2022 Norma Editorial).
Ante todo, Frankenstein adaptada por M. Chandler y dibujada por Linus Liu es una de las mejores y más potentes adaptaciones que he leído de esta colección (que no de las versiones de Frankenstein ilustradas, deberíais de ver la que hizo Junji Ito) junto con Edgar Allan Poe y Orgullo y Prejuicio. No sólo la fidelidad al texto (al original, el de 1818) hace que los profanos sigan la historia y los conocedores de la obra la identifiquemos, sino que consigue mantener los diferentes aspectos de la obra original: el body horror, el género epistolar, la ambientación gótica, el sentimiento poético; mientras que solventa los principales problemas que la obra original tiene a día de hoy: su estilo literario desfasado y la densidad de las descripciones de los personajes sobre sus miserias. No en vano, mal que nos pese, mucha gente ha sustituido la lectura de obras originales de primer orden por sus homólogas en manga o cómic (ya no digo en película).
Pero este manga de Frankenstein suma, no resta. El problema de la metanarrativa, esa epístola dentro de otra epístola y, en definitiva, la sublime, pero compleja forma de escribir la historia que concibió Mary Shelley, se ven muy bien reflejada en los dibujos, viñetas y cajas de narración. Estos nos indican qué personaje está hablando en cada momento y en qué momento del flash back nos encontramos.
El resultado es satisfactorio y no corta el ritmo de la narración. No obstante, no puedo por menos que percibir que, a menos que te encuentres cómodo con este tipo de narrativa (que te guste mucho el cómic, vaya), es posible que no sea la lectura con la que debas iniciarte en el medio. La dificultad para seguir el hilo es media o media-baja.
El Frankenstein japonés.
Los Clásicos Manga son una colección que intenta que sus ilustraciones no sean un mero acompañamiento del texto. El Yeti, Drácula, Hombre Lobo o la Momia son monstruos clásicos que tienen representaciones visuales muy concretas en nuestra mente. Podemos describirles con pocas variaciones entre quien lo haga. Por el contrario, Frankenstein varía según quién lo dibuje.
En este caso, Linus Liu recibió por parte de M. Chandler todos los extractos de la novela original en los que se describía la creación de Víctor y actuó en consecuencia. Lo cierto es que el romanticismo de esta Colección de mangas que oscila entre el shojo y el seinen constantemente, unido al momento histórico en el que estaba escrito (una época gótica y fatalista que impregna la prosa) desembocan en una decisión: el monstruo tiene que ser todo lo terrorífico que los lápices puedan plasmar, pero debe ser capaz de gesticular y expresar emociones como un humano. La dualidad de la historia, de las acciones de los personajes, simplemente lo requieren.
Esto provoca que, si en la novela original podíamos imaginarnos el horror, la angustia y la desesperación tanto de Víctor como de su criatura, aquí directamente los tenemos servidos en bandeja. El esfuerzo imaginativo se ve sustituido por una colección de imágenes que nos hacen entender a la perfección (en mi opinión, mejor que en la novela) la desesperación de Víctor por el drama moral que supone cada decisión que toma desde que crea a su monstruo. De alguna manera, al leer este cómic japonés tuve la sensación de que entendía mejor las razones y el arrepentimiento del joven inventor ante los resultados de sus estudios de filosofía natural.
No voy a cambiar de opinión acerca de la necesidad de conocer la obra original de Mary Shelley, pero sin duda Frankenstein versión manga es un acercamiento al personaje de muy buena calidad. Obvia un poco las diatribas que nos llevaban a reflexionar sobre el galvanismo, el progreso, el uso de la tecnología descontrolada y las consecuencias legales de los actos, pero sigue manteniendo la frescura con la que la autora nos quiso mostrar que todo acto tiene sus consecuencias.
En esta ocasión, usa un engendro con apariencia demoníaca, un ser al que se refiere sin preámbulos como “Horrendo Huésped” para indicar al lector directamente lo poco bienvenida que la fealdad es en la vida de las personas y cómo la falta de cariño y empatía pueden desembocar en una sed de venganza sin iguales. pero si seguimos reflexionando un poco más y/o acudimos a la hipótesis en robótica llamada Valle Inquietante, es posible que determinemos que nunca encontraremos un punto con el que estemos satisfechos del todo. Al final, el hombre es un lobo para el hombre. Vamos, que somos nuestro peor enemigo.
Frankenstein
Destaca en:
- Un dibujo que refleja a la perfección el sentir de los personajes.
- Un texto bien adaptado.
- Como otras colecciones, incluye al final páginas de bocetos y comentarios de los autores.
Podría mejorar:
- La dificultad para seguir los flash backs puede echar para atrás a más de uno.
- La necesidad de hacer expresarse a la Criatura le humaniza en exceso, restándole ferocidad al dibujo.