ZETMAN: la verdadera esencia de un superhéroe

Hablar de Masakazu Katsura es sinónimo de hablar de calidad. Rara vez una obra suya deja indiferente. Su soberbio dibujo, la profundidad psicológica de sus personajes y sus perfectamente elaboradas tramas, hacen que cada manga de Katsura sea una obra maestra. Parte de esta maestría parte de la variedad de géneros y temáticas que plantea en sus obras y que trata con igual genialidad; Present from Lemon no tiene nada que ver con Shadow Lady (1992), y esta poco que ver con Video Girl Ai (1989) o DNA (1993).

Zetman (2002) no está considerada su mejor obra (si eso, I´´s o Video Girl Ai) pero sí presenta una madurez y una complejidad que nos hacen reconocer que con esta sí, sin duda, está en la cumbre de su carrera.

12 años y 20 tomos después en España tenemos completa esta obra (recordar que existe una obra corta de un tomo publicada en 1994 con el mismo nombre). Por supuesto, este artículo es una crítica sobre Zetman, pero también en parte es una exposición de las razones por las que ningún amante del manga debería dejar de leer esta obra, tan completa como subyugante.

Jin Kanzaki es el ZET, un ser perfecto creado por la corrupta y archipoderosa Corporación Amagi con el fin de destruir a unos seres también creados por ellos, defectuosos y peligrosos llamados “players”. Uno de sus creadores, el doctor Gorou Kanzaki, huye con el bebé y lo cría como suyo en sus ansias de que tenga una vida normal como humano. Sus grandes reflejos y su fuerza sobrehumana acaban por darse a conocer y su destino como ZET parece inevitable. Diversas luchas se suceden en torno a su existencia, tanto dentro de la Corporación Amagi como entre los players, como a su alrededor. Su destino, que le debería llevar a querer convertirse en el mutante que lo arregle todo, no está tan claro cuando tus seres queridos están en peligro y cuando tanto buenos como malos se mueven en franjas tan grises de comportamiento.

Posiblemente, Katsura, un amante de la figura de Batman, dotó a su Zetman de una mente atormentada parecida a la de su superhéroe favorito. Las similitudes entre el caballero oscuro y Zetman – su lucha por la verdad y la justicia, su búsqueda del Bien, su necesidad de dejar apartados a aquellos que puedan sufrir por su causa, su vida en las sombras… – son tan claras que podríamos pensar ese “esto ya lo he visto” y, sin embargo, Jin Kanzaki como humano es adorado por su buen corazón y sus obras caritativas (que no estamos hablando de un millonario, sino todo lo contrario) y como ZET es despreciado en el mejor de los casos, y perseguido para acabar con él en el peor de ellos.

En Zetman el concepto de justicia no podría presentársenos de manera más ambigua

La dicotomía entre el deber y el placer es una constante en Zetman. Todos los personajes, empezando por Kouga Amagi, (hijo mayor del presidente Amagi) son presas de las mentiras, del egoísmo, o de la posesión de un sentido de la justicia erróneo. Las buenas personas tampoco se libran de ello, haciendo que la lectura de este manga sea un continuo poner nuestras ideas en orden a fin de no hacer juicios erróneos y no posicionarnos de antemano.

Zetman es un manga que habla de la corrupción en las altas esferas del poder, de la manipulación de los medios de información, de las motivaciones que nos impulsan a actuar, de política, de la amistad, el amor y la desesperación y, por supuesto, de la soledad.

Este tema de la soledad no es como el resto de temas que se proponen en el manga. No es que un seinen no pueda tratar el resto de los temas, es que creo que todo lector que lea estas líneas entenderá si le digo que Zetman va de amistad, amor, peleas, y mucha violencia y sexo (ojo, que no es para todos los públicos), pero el tema de la soledad es más complicado de entender, pese a que es algo inherente a muchos superhéroes. Me gustaría bromear sobre el tema, como hacía Cálico Electrónico, nuestro regordete y salado antihéroe, pero Zetman es un manga que se toma en serio a sí mismo y trata temas como la estupidez del ser humano o la soledad de tal forma que, aunque es una obra de ciencia ficción, podemos extrapolarla a nuestra vida real.

Esta soledad también se ve reflejada en uno de los aspectos que más marcan a la sociedad mundial en general, y a la nipona en concreto, debido a su rígido sistema social, como es el cambio de la niñez a la madurez. El paso, no la infancia, sino de la inocencia a la fría realidad puede ser muy dura. Si tus circunstancias son diferentes, aún más. En general, tanto protagonistas como secundarios no tienen la vida fácil. Katsura no hace distinciones entre ricos o pobres, los problemas son jodidos y a veces la fuerza de voluntad (ni el poder, ni el dinero) no bastan para sobrellevarlos.

Katsura abusa un poco de discursitos sobre la maldad, la muerte, la Justicia, y los motivos para vivir, pero teniendo en cuenta lo bien incluidos que están en la trama, y que realmente nos está hablando a nosotros, lectores, sobre los diferentes puntos de vista que podemos adoptar hacia la vida, se lo podemos perdonar. Eso sí, olvidaros de todas estas motivaciones si estáis pensando pasar del manga y ver el anime, porque es bastante más simplón. Pero de eso ya hablaremos en otro momento.

En el mundo de los superhéroes, como bien veíamos, por ejemplo en Capitán América Civil War, hay demasiados implicados, ignorantes de la situación, que sufren las consecuencias de los vaivenes de los poderosos o, claramente, las consecuencias de que los mutantes o superhumanos (o los dioses) peleen entre sí. Zetman también explora los daños colaterales resultantes de estas peleas y se plantea gravemente el sentido de todo ello. ¿Se puede convivir con el enemigo? ¿Se puede hacer oídos sordos a las situaciones injustas? ¿Hasta dónde vale la pena luchar por el bien común?

Reflexiones que vendrán una y otra vez a nuestra cabeza mientras disfrutamos de un dibujo adulto, oscuro, muy atractivo, con grandes influencias del estilo cinematográfico imperante en el cine de acción y superhéroes y un ritmo narrativo que mezcla el suspense con la acción en una combinación perfecta que nos harán fusionarnos con las emociones de los personajes. Al final, si buscas entretenimiento, lo vas a encontrar, pero si eres de los que quieres ir más allá, Zetman tiene mucho para que escarbes.

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