ALÉXANDROS: una trilogía entre la ficción y la realidad.

Valerio Massimo Manfredi no para de sacar libros. Reconozco que en su momento me enganché totalmente a su estilo grandilocuente y su narrativa rozando lo fantástico. La verdad es que extraña que así sea, sabiendo como sabemos que Valerio es arqueólogo y profesor, pero me imagino que dar el toque de fantasía a sus novelas le permite vender más, y así es como llegamos a profanar la vida de uno de los más grandes hombres que ha parido la Historia de la humanidad: la de Alejandro Magno.

Me he leído la trilogía de Aléxandros muchas veces. Me encantan las biografías, sobre todo las de Alejandro Magno, y probablemente son una de las mayores fans de un tío muerto que haya sobre la faz de la Tierra. El hecho de que esté muerto me impide preguntarle ¿qué opinas de cómo te ha pintado Valerio?, pero seguramente se reiría un poco con esa concepción tan ampulosa que de él ha concebido el autor; de la misma manera que se reía (y también se indignaba un poco) cuando Calístenes, uno de sus biógrafos, hablaba de tonterías como que por sus venas corría licor celestial.

Normalmente no dedico un artículo a hablar de tres libros, pero Aléxandros es un único libro dividido para mayor comodidad en tres tomos (así que no seáis ratas a la hora de regalarlos, o todos o ninguno) y aún así podemos encontrar una lógica dentro de la división a la que están sometidos, según la etapa histórica a la que se refieren.

Así, Aléxandros: El hijo de un sueño, abarca nacimiento, infancia y ascenso al trono de Alejandro Magno. El segundo, Aléxandros: Las arenas de Amón, empieza con su invasión a Asia, abarca las principales batallas y su peregrinaje al santuario de Siwa. El tercero, Aléxandros: El confín del mundo incluye la derrota de Darío III, rey de los persas, y la conquista y consolidación de todos los territorios asiáticos hasta llegar a la India, así como la muerte de Alejandro y la división de su Imperio.

Desde Plutarco hasta Arriano, de Curcio Rufo a Demóstenes, hasta los famosísimos Aristóteles o Tolomeo, se pueden encontrar fuentes de todo tipo para documentarse sobre la vida y obras de Alejandro Magno. Se ha estudiado todo lo que se podía, pese a que muchas veces las fuentes originales se perdieran. No quiero decir que Valerio se haya inventado todo. La esencia de su vida está ahí, incluidos muchos pasajes que en cualquier novela histórica escrita por nuestros contemporáneos podremos encontrar, y ahondando a lo bestia en toda la parte mística, religiosa y divina que rodea la leyenda de Alejandro Magno. Tenemos cientos de ejemplos (imposible dedicar este breve artículo a hablaros de todos, queridos lectores) y si bien aquel que conozca su historia sabrá diferenciar la ficción de la realidad, lo que le reprocho a Valerio no es que mezcle ambas, sino lo afectado y superlativo que resulta el relato en general.

Así que tenemos narrativa facilona e historias sobre la vida de Alejandro que había que incluir aunque fuera con colador. Ello lleva también, inevitablemente, a que en “Aléxandros”, en general, se ahonda más en personajes que la Historia mantiene como inciertos tanto en su propia existencia como, sobre todo, en la importancia de su vida con respecto a la de Alejandro. Así, cobran protagonismo Eumenes, secretario general; Barsine, la mujer del mercenario griego Memnón de Rodas; la conjura de asesinato de Filipo y su posterior investigación a manos del profesor de Alejandro, Aristóteles (a quién siempre mola verle aunque sea en la biografía de otro); Roxana, una de las mujeres de Alejandro; o Aristandro, el principal adivino del ejército de Alejandro. Ya se sabe que una de las razones por las que las biografías echan para atrás a los potenciales lectores es porque se centran en demasía en el protagonista en cuestión. “Aléxandros” aprende de este error y facilita datos de Alejandro a través de otras personas.

Dado que la mayoría de los escritos sobre Alejandro Magno, personaje que vivió en el s.IV a.C son tratados, infórmenes, y aburridas biografías, no deja de ser notable el trabajo de Valerio en su afán de mostrar al mundo una de las más grandes personalidades de todos los tiempos; estratega, conquistador, modelo a imitar; Alejandro era un hombre cuya apasionada personalidad no dejaba indiferente a nadie. Pese a que yo no recomendaría este libro como primera opción para acercarse a la vida de Alejandro, sí que es una buena elección si preferís instruiros con la lectura más facilita.

(6 / 10)