Ahora mismo siento mucha pena. Si estoy escribiendo esta tercera parte, llamada Apocalipsis Z: la ira de los justos, significa que ya no me queda más que leer de la saga de Apocalipsis Z.
Algo siniestro ocurre en el Golfo de México. Todo el mundo actúa como si el Apocalipsis no se hubiera abatido traicioneramente sobre la Tierra. Nuestros protagonistas han sido rescatados por un barco y llevados a la fuerza a Gulfport, una ciudad estadounidense donde, como vimos en Apocalipsis Z: los días oscuros, los zombies no son nuestro peor enemigo, y un misterioso predicador se eleva como dictador supremo, decidiendo quién puede vivir, y quién debe morir.
Lo más notable de esta tercera parte, es que se invierten las tornas con respecto a los otros libros. Sigue siendo una obra maestra, pero durante buena parte del libro los zombies quedan relegados a un segundo plano (os dejaré juzgar si eso es bueno o malo), en pro de entender a una humanidad que precisamente está perdiendo lo que la hacía humana. Nos hayamos inmersos en una sociedad nuevamente decadente, aunque por distintos motivos.
Manel Loureiro pues, ha centrado Apocalipsis Z: la ira de los justos, en una crítica brutal a la corrompida sociedad que ha surgido tras la contención de la plaga. Por un lado, esto aporta un nuevo enfoque, fresco y necesario (¡no vas a hacer tres libros de “voy matando zombies por el globo terráqueo”!) a la vez que permite renovar lenguaje. No habría sido buena idea que nos hubiera dejado de asustar/angustiar sus descripciones de muertes sólo porque no paraba de hablar de ello, ¿verdad?
Respecto a los personajes, señalaría dos aspectos. Por un lado, aunque es cierto que sí debería existir algún tipo de evolución (vamos, que levante el dedo el que crea que después de todo lo que han pasado uno permanece inmune e inalterable), algunos personajes parece que cambian en aspectos de su personalidad en los que no era necesario. Por otro lado, indicar que se repite la aparición de varios personajes (algunos nuevos y otros antiguos) para contar la historia. Así, no sólo tenemos la resolución de la saga, (mis felicitaciones por cómo se resuelve todo el tema de los zombies), sino que también nos enteraremos de qué ha pasado con el resto del mundo. Por supuesto, esto hace que nos sea más difícil identificarnos con los personajes, ya que los “tratamos menos”.
He leído que hay gente que criticaba lo inverosímil de las acciones que se plantean en esta tercera parte. A ellos me gustaría dirigir esta pregunta ¿no deberíamos entonces eliminar esa parte en la que los muertos mueren y resucitan para engullir carne humana? Precisamente esta saga me recuerda mucho a todo lo que hemos leído sobre el Holocausto judío, y por lo tanto, no debemos creer que nada es irreal. Pocas escenas habré leído en lo que llevo de vida que me angustien tanto y me produzcan tanta claustrofobia como la escena del vagón de tren.
En definitiva, noto que aquellas cosas que más me gustan a mí, como pueden ser los cambios de registro, el hecho de que no estén todo el rato huyendo de zombies, el dejar de lado un poco la angustia de morir devorado para dar lugar a otro tipo de angustia, la inclusión de estamentos militares, segregación racial, algo de romance, poderes políticos en auge y en declive, etcétera… son lo que a la gente no le está gustando de Apocalipsis Z: la ira de los justos, e incluso de Apocalipsis Z: los días oscuros. Yo creo que la grandeza de esta saga está precisamente en no centrarse sólo en unos personajes carismáticos huyendo frenéticamente de los No Muertos, sino en saber que hay más cosas que rodean al fin del mundo.
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