BATTLE ROYALE: carnicería adolescente

Hace un tiempo hablamos aquí de Los Juegos del Hambre y de cómo se basaban en esta novela para su pueril argumento. Desde luego, lo que nos encontrábamos allí era una versión edulcorada de este clásico japonés, obra de Koushun Takami. Aún así, tampoco él está exento de “plagio” puesto que Battle Royale está inspirada en la obra El Señor de las Moscas, (y ésta a su vez en La isla de Coral, así que nos encontramos en un círculo vicioso…) de la que ya hablaremos más adelante, cuando se reduzca un poco la marea de sangre y violencia que impregna todas y cada una de las páginas de este libro.

Y es que, para el que no conozca esta obra de culto japonesa, Battle Royale es la historia de un grupo de jóvenes que han sido escogidos para luchar a muerte aislados en una isla. Cada año, el gobierno de la República del Gran Oriente Asiático selecciona 50 clases de distintos institutos que se enfrentan entre sí, compañeros, amigos y parejas, con la única condición de que sólo puede ganar uno. El resto deben morir. Este Programa es el medio último de contención de rebeliones que impone el gobierno totalitario a fin de, supuestamente, que los jóvenes crezcan siguiendo siempre las normas y sujetos a su Gobierno controlador. 

Teniendo en cuenta que ya existen muchos libros y películas sobre el tema (añado por ejemplo La Larga Marcha o El Fugitivo, ambas de Stephen King), resulta notable que la mayor comparación haya resultado ser con la reciente saga de Los Juegos del Hambre. Cierto es que son muy parecidas, y ambas hablan de la supervivencia frente a la otra única opción, la muerte; pero podríamos encontrar su gran diferencia en que mientras Los Juegos del Hambre se centran en la decadente sociedad en la que viven, Battle Royale hace hincapié en la psicología y el dilema moral que supone tener que matar a tus seres queridos para sobrevivir.

En la línea de este pensamiento, una de las críticas en contra que le haría es que se basa demasiado en la muerte de todos y cada uno de los personajes, pero deja demasiado aparte los motivos por los cuales se matan. Todo el libro es la battle royale, pero no se habla de la sociedad y el gobierno y de nada que no ocurra dentro de la isla; cuando en realidad, lo que importa es porqué cada año vuelve a pasar lo mismo.

Por supuesto, Battle Royale, siguiendo la estela del terror japonés, corta mucho las alas de los listillos que creen que pueden sobrevivir  a la manera americana. Vamos, que Los Juegos del Hambre era una pelea entre Barbies en el barro comparada con el “Programa de Simulación Bélica” de Battle Royale. ¿Sabíais que los responsables de cada juego van eliminando zonas “usables” para obligar a los jugadores a moverse?. En efecto, no se puede campear. ¿y por qué no se puede campear? porque si entras o estás en cualquier zona prohibida, quieres escapar de la isla, o no muere nadie en 24 horas, se activa el collar-bomba que han colocado a todos los participantes cuando estaban inconscientes, con los evidentes resultados.

Puede que suene a que no me tomo en serio las trágicas muertes de los inocentes niños, y nada más lejos de la realidad. Realmente, si quisiéramos hacer chanzas de la obra, que de por sí es un dramón de los gordos, mi mente pensaría en Humor Amarillo (Takeshi´s Castle), que sería algo así como una versión “light” en la que, afortunadamente, nadie muere. Por cierto, no os perdáis la película ya que en ella trabaja precisamente Takeshi Kitano, mas conocido por haber aparecido ¡casualidades! en Humor Amarillo.  Como anécdota, también sale el que hace de Light Yagami en las películas de Death Note.

La verdadera naturaleza del ser humano

El libro muestra un ritmo trepidante, marcado en parte por las condiciones del “juego” y en parte por la inmersión que sufre el lector dentro de la historia, en la cual cada vez hay más quinceañeros psicópatas. La crueldad con la que se relatan las muertes haría alucinar a los maestros del género, ¡y no estoy exagerando! Koushun Takami dota de humanidad a todos sus personajes, por breves que puedan ser sus apariciones en escena; y dotarlos de personalidad, pasado, motivaciones, nos lleva a sufrir a la vez que sufren los personajes.

No sólo se trata de un libro de horror; es que la descripción de cómo la desconfianza va impregnando los corazones de todos ellos, unido a la capacidad del autor para relatar tantas muertes diferentes y dejar en paños menores las muestras de decencia y compasión que puedan mostrar los estudiantes en diferentes momentos del libro, me hacen inclinarme por pensar que Battle Royale es el triunfo de lo macabro y lo inhumano. No os engañéis, realmente, pocos quieren matar, pero el miedo acaba hiriendo más que cualquier arma.

Nota: 7 sobre 10