Neil Gaiman no necesita presentación y menos en esta web. Su desbordante imaginación nos ha dejado auténticas obras de arte en cómics, novelas gráficas, cuentos, películas, series y novelas. Pero es posible que cuando pensamos en él nos venga a la mente The Sandman, American Gods o Good Omens, aunque sólo sea por sus adaptaciones en forma de serie. O si sois lectores como yo conoceréis Neverwhere o Stardust. La novela El Libro del Cementerio (The graveyard book, 2008) no es de las más conocidas que tiene a pesar de tener en su haber un Locus y un Hugo y esto quizás se deba al carácter intimista de la historia.
El Libro del Cementerio está concebido como una tierna historia de fantasía con toques de misterio y terror que comienza con un bebé, todavía ignorante de que sus gateos nocturnos le han salvado de ser el único miembro de su familia en no ser asesinado por El Hombre Jack, siendo recogido por los fantasmas del cementerio vecino. El recién huérfano es adoptado por los señores Owens y apadrinado por el cuidador Silas. La historia se hace más entrañable a medida que vemos cómo el pequeño, ahora Nadie Owens, crece y mezcla su curiosidad de ser humano con las peculiaridades de tener La Libertad del Cementerio.
Esta protección sobrenatural es la que le permite más de una vez escapar del Hombre Jack, que año tras año sigue emperrado en acabar con él para que este no acabe con la organización Jacks of All Trades, tal y como dice una vieja profecía.
No es ningún secreto que Neil Gaiman quedó muy impactado por El Libro de la selva e incluyó la idea de la orfandad del bebé tras una trágica muerte de sus padres y cómo es cuidado por seres de otra naturaleza diferente a la suya. La diferencia con el libro de Rudyard Kipling es que en el suyo cuidan a Mowgli animales y aquí fantasmas, vampiros, hombres lobos, ifrits, momias y otras criaturas mitológicas o fantásticas. Se mire por donde se mire, es un plus. También incluyó analogías entre capítulos de la obra El Libro de la Selva y los suyos; por ejemplo, La Caza de Kaa versus Los Perros de Dios.
La belleza del horror.
De cualquier forma, la presencia de seres sobrenaturales no otorga a El Libro del Cementerio una clasificación para mayores (como sí puede suceder con muchas otras obras del autor). Ya comenté que la novela tiene un carácter intimista y tierno, siendo adecuada su lectura por jóvenes; algo muy complicado cuando se trata de una novela sobre el asesinato de una familia y, por tanto, más meritorio. Tampoco la trama es complicada de seguir, a pesar de que Neil Gaiman intenta constantemente mantener un halo de misterio y peligro contenido alrededor tanto de la historia que rodea la muerte de la familia de Nad, como de cada personaje mitológico.
La estructura del libro también es algo peculiar. Consta de 8 capítulos y cada uno sucede dos años después del capítulo anterior. Es una decisión bastante acertada porque vamos viendo la evolución de pensamiento de Nad y su percepción de la vida a distintas edades. El distinto conocimiento que los no-muertos le aportan al niño (y de paso a los lectores) es una de las partes más disfrutables de la novela. Es complicado hacerle entender a un infante que vive solo, sin la compañía de más niños de su edad, la importancia del saber. Su vida dentro del cementerio le proporciona otro concepto de la vida y la muerte, del paso del tiempo. También le proporciona una insensatez extraña, mezcla de estar protegido del mundo, pero a la vez aislado de él en cuanto a las cosas buenas.
Memento Mori.
Las alegorías y metáforas pueblan El Libro del Cementerio. Me gusta especialmente el capítulo dedicado a la danza folclórica Danse Macabre (especialmente hermoso en la edición de audiolibro narrada por Carles Llado). Llamada también Danza de la Muerte es una celebración de la inevitabilidad de la muerte y, quizás por ello, es la escena más representativa de todo lo que sucede y quiere contarnos la novela. Muertos y vivos se preparan para festejar la fragilidad de sus vidas; el muro simbólico que separa ambos mundos se diluye mientras se baila La Danza Macabra. Poco sutil, pero efectiva, es la presencia de un personaje que apenas veremos durante la novela y que en este capítulo no puede faltar llamado la Dama de Gris, montada en ese caballo en el que, en sus propias palabras, todo el mundo acaba montando con Ella.
Por el contrario, la parte del capítulo que narra su primer encuentro con la criatura Sleer me parece confuso y con una prosa enrevesada que hace más complicado algo que no debería serlo. Me reafirmo en ello tras aseguraros que el resto de espectros de camposanto, a pesar de pertenecer a épocas diferentes, con sus formas de hablar diversas, no causan confusión durante la lectura del libro. Tampoco ayuda el exceso de dramatización que se incluye aquí y que no aparece en el resto de la novela.
En general, es una hermosa historia, diferente de lo que solemos leer y que disfrutarán tanto niños como adultos. Es amena, por momentos muy divertida, con una prosa que consigue mezclar el encanto de la fantasía con la naturalidad del costumbrismo. Al estar escrito en un estilo pasivo consigue también reducir el impacto que algunas escenas especialmente cruentas puede causar en los lectores, a la vez que atrapa a otros que, como yo, pueden estar más curtidos en las historias de crimen y misterio. Destacar también el buen desarrollo de personajes, humanizando a los muertos y desnaturalizando a los vivos. Sin duda, te quedas con ganas de saber más de ellos y de su universo, pero Neil Gaiman opta por un final redondo y cerrado y, aunque nos dé pena que se termine, es muy satisfactorio.
El Libro del Cementerio
Destaca en:
- El ambiente preciosista y macabro que impregna la novela.
- Apto y disfrutable para todos los públicos.
- La hermosa conexión del mundo de los vivos y muertos.
- Ofrece la posibilidad de que sientas el mundo de una manera diferente a cómo solemos verlo.
- Buen desarrollo de personajes.
Podría mejorar:
- Un poco confuso el capítulo de la criatura Sleer.
- Hay gente que lo sentirá un poco infantil.