Con “Ender en el exilio” tenemos a un muy consternado Ender por los hechos acaecidos en “El juego de Ender” purulando por el espacio camino de su nuevo hogar: la colonia Shakespeare, en compañía de su hermana Valentine, quién ha dejado a su manipulador hermano Peter que solucione los problemas de la Tierra él solito.
Cronológicamente “Ender en el exilio” es el libro inmediatamente posterior a “El juego de Ender“, pero puesto que no se publicó hasta el 2008 la mayoría de los que hemos crecido con estos libros hemos leído primero “El juego de Ender“, después “La voz de los muertos” y seguramente después “La sombra de Ender” (y luego todos los demás…). Existe una especie de spin off llamado “Guerra de Regalos” (2007) que, si somos puristas, es el inmediatamente posterior a “El juego de Ender”.
Si acabáis de engancharos al gran universo de Orson Scott Card os recomiendo que leáis este libro DESPUÉS de leer “La sombra de Ender“. No es así como dicen que tiene que hacerse, pero sí es mi recomendación. El motivo es que como el autor conoce todos los hechos, muchas cosas que suceden en esta novela pasan de puntillas y nos dejan con cara de “¿En serio? ¿No vas a contar más?” y es mejor estar algo más enterados, leyendo antes “La sombra de Ender“.
Y es que la sensación de que el universo de los humanos, colonias, insectores, ansibles y viajes en estasis (una especie de criogenización temporal) se va ampliando más y más aumentando en nosotros también las ganas de conocerlo. Me temo que Orson Scott Card ha encontrado su gran filón en la historia de Ender, y que cuando no pueda sacar más de él, de Bean y de todos los demás, aún nos sorprenderá sacándose algo más de la manga.
La gran aportación de “Ender en el exilio“, aparte de responder y ahondar en todas las preguntas que nos surgieran en las últimas 15 páginas de “El juego de Ender“, es la inclusión de la gran culpa que invade a Ender. Si en “Ender el Xenocida” todo el mundo pensaba como él, aquí es más complicado puesto que todo el mundo le trata como un héroe, y él no se siente así.
Ya hablamos en “La voz de los muertos” de los grandes dilemas morales y filosóficos que se plantean. “Ender en el exilio” no sigue los mismos derroteros. Cierto es que se vuelven a cuestionar las acciones tanto de poderosos como de humildes, pero este es un libro que abarca sobre todo temas políticos y estratégicos. De cómo las acciones minúsculas o supuestamente intrascendentales pueden cambiar el curso de los acontecimientos.
Pero no sólo se atan cabos, sino que se abren muchos frentes, explicando qué demonios hace Ender flotando de planeta en planeta durante siglos. Probablemente lo peor que tenga el libro es precisamente la apertura de tantos frentes. Para aquellos que no hayan leído nada posterior, este libro no supone más que montones de historias inconclusas que rodean el mundo de Ender; muchas divertidas, otras intrigantes, alguna intrascendental (aparentemente) pero que podrían ser capítulos anexos del “libro principal”; pero para los que sí siguen esta saga de ciencia ficción da demasiados tumbos sin centrarse excesivamente en Ender. Desde luego, todo está muy bien hilado con el estilo al que nos tiene acostumbrado el autor, pero u Orson piensa que ya hemos tenido suficiente de las comeduras de tarro de Ender, que ya no es necesario más datos, o que es innecesario escribir demasiadas páginas penando por sentimientos que ya conocemos de un adolescente que ya no tiene muy claro ni cómo llamarse así mismo, mientras el resto del mundo no para de ponerle epítetos, no todos ellos agradables. O quizás es que sigue siendo una saga donde lo importante son los hechos y se resta importancia al cómo de las cosas.
Y sin embargo, es en el “cómo” donde está la genialidad que hace de “Ender en el exilio” una obra indispensable. NO es relleno. Las acciones se resuelven de manera original y con una fluidez y naturalidad que sólo vimos en obras de ciencia ficción como “Fundación”. Aquí, es la inteligencia e ingenio del coronel GRaff, de Peter, de Valentine, de Ender, de los padres de los tres, de Kolmogorov, de Sel Menach, y de tantos otros personajes, quienes nos sumergen una vez más en el descubrimiento de la verdad, en la lucha por la supervivencia, en las intrigas coloniales y en la búsqueda de respuestas que tendrán que traspasar el tiempo y el espacio, en busca del momento y lugar oportuno.
Y a veces maquinan, otras veces se alían, pero siempre buscando lo mejor para la humanidad, que sigue siendo tan torpe que ignora lo que le conviene y sigue autodestruyéndose. Es muy interesante el ensayo final que propone la lectura (si a uno le apetece buscar un significado más profundo) por el cual, como en “Watchmen”, o tantas veces en la Historia, cuando el ser humano tiene un objetivo común, dejan de luchar entre sí, pero cuando ese enemigo es derrotado…todos vuelven a enfrentarse entre ellos. Probablemente es la enseñanza última que Orson Scott Card nos da con su saga de Ender.
(7,5 / 10)
Aquí podéis leer el primer libro que se escribió de esta saga: “El juego de Ender”
Y aquí la que tradicionalmente es la segunda parte: “La voz de los muertos” (aunque ahora ya sepáis que es el cuarto desde “El juego de Ender“)
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