Supongo que era cuestión de tiempo que se intentara seguir sacando tajada del universo de Harry Potter con una obra de teatro, y una consecuencia lógica de ello es que publicaran un libro con el guión de la obra, aunque se tratara sólo de los guiones de los ensayos. Creo que hasta ahí todo normal.
Harry Potter es un fenómeno mundial que gusta a chicos y grandes y per sé no es una mala idea que haya un octavo libro de la saga, es más, a unos pocos días de que se estrene Animales fantásticos y dónde encontrarlos (primera de 5 películas, ojo) me parece comprensible que si el universo se expande hacia atrás con esta película, también lo haga hacia delante, con este libro.
¿Qué nos vamos a encontrar en este libro?
Harry Potter y el Legado Maldito (si os encontráis que también se llama el Niño Maldito no os preocupéis, es que la obra de teatro se llama así en inglés) se sitúa pues 19 años después de la derrota de Voldemort. Se ha acabado eso de hacerse el héroe y toca enfrentarse a la vida “normal”. Harry es un hombre casado, con tres hijos, un trabajo que le absorbe mucho tiempo y demasiadas responsabilidades. Albus Severus Potter es su hijo menor, un chaval amargado porque ser hijo del gran Harry Potter es complicado y más si el Sombrero Seleccionador decide meterle en Slytherin. Su amistad con Scorpius, hijo de Draco Malfoy, no ayuda tampoco a mejorar ni su fama ni su vida en general, teniendo en cuenta que se sospecha que éste es el hijo secreto de Voldemort.
El poco entendimiento entre padre e hijo, unido a la estupidez adolescente llevan a Albus a querer usar un giratiempo robado para cambiar el pasado. Evidentemente, las cosas no salen como él esperaba.
Y este es el punto de partida de una historia que en principio debería haber funcionado. La premisa era buena, la mezcla de historia cotidiana con fantástica es apropiada y daba para una buena historia. Los acontecimientos son moderadamente trepidantes y los giros en la historia suficientemente sorprendentes. El problema de la misma radica en su falta de ritmo, en el poco interés que despiertan los primeros actos, y en el propio hecho de que se escribiera como una obra de teatro.
¿No funciona sólo porque es una obra de teatro?
Sin duda tiene su mérito que Jack Thorne quisiera transcribir la historia original de J.K. Rowling, él mismo y John Tiffany. Por ese mismo hecho la culpa no la tiene el libro, sino el guion de la obra de teatro, que está relleno de frases insustanciales y escenas sobadas. Posiblemente tanto obra como libro venderán millones porque, ya sabéis, es Harry Potter, pero la sensación que tienes cuando terminas de leer el libro es que hubiera funcionado mucho mejor como novela porque la idea, en general, es buena. Y es curioso opinar eso cuando justamente la propia autora dijo que “cuando lo lean, entenderán porqué hice una obra de teatro” pero creo que todos los amantes de la saga hubieran preferido otra novela que esta obra de teatro. Pero oye, si consigue despertar en los menos interesados el amor por el teatro, bien está.
De cualquier forma, está claro que no funciona como obra de teatro cuando han tenido que dividir la obra en dos partes a visionar en dos días diferentes (una obra de teatro, dos entradas, ¡toma saca cuartos!). Evidentemente el libro te lo lees entero, han tenido esa decencia con nosotros, pero ello no hace que sea menos confuso, los saltos de escena resulten poco apropiados para una obra de teatro y el formato demasiado directo para lo que necesita el público de esta saga: no hay tiempo nunca de entrar en detalles ni de ahondar en las personalidades, ambiciones, preocupaciones de los personajes.
Es cierto que hay quien sostiene que el texto de una obra de teatro es un mero elemento para la construcción de la obra en sí misma, que es un conductor para que el actor en escena sea el que conmueva y convenza, pero yo creo que el libreto tiene que ser bueno per sé, no sólo cuando se representa. A día de hoy leemos muchas obras de teatro que no hemos conseguido ver representadas y para vibrar con ellas no hemos necesitado de un objeto translingüístico para disfrutarla plenamente. Manteniendo con Harry Potter y el Legado Maldito este formato desaprovechamos las relaciones entre personajes, revelándose como superficiales, así como las escenas catárticas, que se precipitan en su final en vez de, armónicamente, irse presentando.
Valores que transmite
A pesar de sus evidentes carencias como libro, el libro mantiene la esencia de toda la saga de Harry Potter: el valor de la amistad y la importancia de la familia, recayendo esta vez sobre Albus el peso de las dos. Pero si bien es cierto que las enemistades (Draco-Harry) se van diluyendo, y las amistades se hacen fuertes (Scorpius-Albus) o se mantienen (Harry-Ron), es en las relaciones familiares donde se hace sentir el peso de la narración.
Es una lástima que el texto sea demasiado insustancial para mostrarlo con todo el peso que se merece, pero la importancia de la unión familiar se hace palpable en dos padres extremadamente preocupados, Draco y Harry, que no logran entender (por otra parte lógico) a dos adolescentes hormonados como son Albus y Scorpius. Se presenta pues en la obra el egoísmo de estos últimos frente al amor incondicional de los padres, así como los errores de los cuatro.
#HarryPotterYElLegadoMaldito es fan fiction una obra inacada que no acaba de enganchar Clic para tuitearEn general es un producto para fans ávidos de más material de Harry Potter pero que fracasa como obra de teatro y como fiel secuela de la saga de los siete primeros libros. Le falta encanto, magia (aunque fuera incongruente), la emoción de las criaturas extraordinarias, y la empatía que sentías con los personajes principales que nos enganchó hace años con ese primer Harry Potter y la Piedra Filosofal. Os gustará leerlo, pero siempre quedará ese “y si lo hubieran hecho despacio y con mimo, o sólo lo hubiera hecho J.K. Rowling, o hubiera sido una novela…”.
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