*Si no has leído los dos primeros libros de la saga, puedes empezar con sus reseñas: el primer libro: La vieja guardia y el segundo libro: Las brigadas fantasma
Llegamos a la tercera parte de la divertida y absorbente saga de La Vieja Guardia, cuyo primer libro se llama igual. Recordamos que Las brigadas fantasma dejaba de lado a John Perry, nuestro mordaz e irónico protagonista, para centrarse en Jared Dirac y recuperando a la teniente Jane Sagan como enlace para el tercer libro.
En La colonia perdida John Perry y su nueva familia son invitados a abandonar el planeta colonial Huckleberry y liderar una nueva colonia, Roanoke (sí, un guiño histórico estupendo). Sin embargo, cuando son abandonados en un planeta diferente para el que se habían preparado, descubren que tanto él como todos los habitantes de la colonia son herramientas políticas para que la Unión Colonial humana se enfrente a una confederación alienígena llamada “El Cónclave”, que pretende frenar la colonización indiscriminada de las razas (y en particular de la humana) delimitando así el crecimiento.
Las claves de su éxito
Este libro mantiene los elementos que trajeron el éxito a los dos anteriores: secretos políticos, intrigas entre razas, guerras abiertas y veladas, supervivencia en un nuevo ámbito y mucho humor inteligente. De hecho, descubriremos que, si en Las brigadas fantasma ahondaron más en la parte científica, en este ahondan en los problemas políticos y sociales.
De hecho, podría decirse que el humor ácido ha aumentado dada la inclusión de nuevos personajes que interactúan con John Perry a su mismo nivel intelectual. Es una delicia leer conversaciones (recordemos que es un libro básicamente de diálogos, con muy pocas descripciones) y posicionarnos a favor de unos y otros en función de su ingenio.
La mayor parte de la gente que ha leído libros de hard sci-fi considera a la saga de La Vieja Guardia como libros muy lights. No se puede negar que John Scalzi podría haber dedicado páginas a ahondar en la tecnología usada , en conceptos como el salto espacial, el espacio intergaláctico, la nanotecnología o la vida extraterrestre; pero como ya he dicho, se centra en la historia por lo que, aunque toca los temas cuando vienen al caso, no son lo importante.
Lo que sí que ha sido siempre importante para Scalzi en todas sus novelas es el problema ético. Como todo, lo toca ligeramente, pero siempre mostrando los diferentes puntos de vista, lo que hace que tanto La colonia perdida como el resto de la saga estén impregnados de una humanidad mucho menos técnica que en otros libros, por ejemplo como La paja en el Ojo de Dios; aunque en parte eso es lo que diferencia una novela de hard sci-fi de una, con perdón de la palabra, más “soft”.
Creo que disfrutaréis mucho con esta tercera parte, sobre todo si os gustaron los anteriores. Hay quién dice que se podrían leer el primero, La vieja guardia y después este, La colonia perdida, pero no os lo recomiendo. Hay que ser vaguete para prescindir de la segunda parte, Las brigadas fantasma, en pro de no separarnos de John Perry.
Y si os habéis quedado con ganas, también podéis leer acerca de la cuarta parte de la saga: La historia de Zoë