Si no has leído los tres primeros libros de la saga, puedes empezar con sus reseñas:
El primer libro: La vieja guardia
El segundo libro: Las brigadas fantasma
El tercer libro: La colonia perdida
Llegamos a La historia de Zoë (2008), la cuarta parte de la saga de La Vieja Guardia en el libro que seguramente es el que más polémica suscitaría en su momento ya que narra los mismos hechos acaecidos en La colonia perdida pero desde el punto de vista de la hija adoptiva de John Perry y Jane Sagan, la adolescente Zoë.
¿Por qué es polémica? pues porque escribir otra vez lo mismo de antes parece un intento de sacar pasta de una saga rentable. Pero no. El atractivo de esta nueva entrega se encuentra precisamente en la inclusión de un nuevo punto de vista que, no sólo nos proporciona nuevos datos, sino que nos hace vivir la historia desde el punto de vista de la verdadera protagonista: Zoë.
Y esta Zoë es una chica peculiar. El hecho de ser la hija del gran científico Charles Boutin no sabemos si le ha dado una gran inteligencia, pero sí la ha convertido en un icono, casi un símbolo religioso de toda una raza alienígena que la adora, por lo que fue su padre, y después por lo que es ella misma y su papel en la gran guerra que se avecina y de la que ella es víctima, responsable y salvadora. Quizás demasiada responsabilidad para una adolescente, ¿verdad?
Y ella lo lleva bien. Tal vez el hecho de ser adoptada por nuestro sarcástico John Perry le ha hecho adoptar también su humor burlón e irónico que, a ella le hace sobrellevar mejor las situaciones límite, y a nosotros nos proporciona alegría por todas esas páginas del libro llenas de ese toque humorístico que tanto nos gustó en La vieja guardia (aunque más infantiloide, que para eso es una chica de 17 años), aparte de mantener la narrativa ágil, llena de diálogos y pocas descripciones, que caracteriza a toda la saga.
Otra de las cosas interesantes que nos muestra La historia de Zoë es las preocupaciones de la protagonista. No era lo mismo ver los problemas políticos, sociales o simplemente de supervivencia desde la mente tranquila y madura de John Perry que desde la erupción intermitente que es la cabeza de Zoë. Es una chica llena de vida y John Scalzi nos hace reír, llorar, sufrir, y en general sentir de manera extremadamente fuerte todo lo que vive Zoë.
Quizás veáis más simplicidad en los hechos, más diálogos llenos de coloquialismos; quizás sencillamente os guste este punto de vista tan diferente en una novela de ciencia ficción que prácticamente no se encuentra en ninguna otra novela del género. La saga Fundación tiene personajes ya maduros, la saga de Ender nos presenta a niños, sí, pero superdotados; la saga Dune tiene un adolescente como protagonista (más o menos) pero preparado para su labor. Es Zoë la que no encaja en este mundo de intrigas galácticas, guerras constantes, alienígenas con secretos y amenazas personales que hacen que Zoë tenga que madurar, le guste o no, demostrando que el ser humano es capaz de adaptarse a lo que le echen.
Hacen falta más libros como La colonia perdida y La historia de Zoë. Más de un padre (de los normales, ¿eh?, que no todos tienen que salvar a la humanidad) habría dado gustoso un par de años de vida con tal de poder conocer los pensamientos de sus hijos para saber qué hacer con esa edad del pavo. Claro, si tu hija ES la clave para que Roanoke, la colonia humana donde viven, y medio universo conocido no se den de leches…pues la cosa urge más.
(8 / 10)
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