Mickey 7 (2022) es una novela de ciencia ficción que está llena de buenas ideas. Y no sólo eso, sino que son ideas diferentes de las que solemos leer en este género y eso, para los amantes del sci-fi, condenados a leer los mismos libros de Asimov, Orson Scott Card y tres autores más porque parece que las editoriales sólo se atreven con eso, es una buenísima noticia. La combinación de una buena historia con un puñado de temas filosóficos, científicos y morales-éticos dan como resultado una novela sobre la que poder hablar después en buena compañía largo y tendido. Y hace mucho que esto no me pasaba.
La premisa.
En un futuro muy lejano una nave colonizadora llega al mundo helado de Niflheim (buen guiño al reino nórdico) trayendo consigo entre sus militares y científicos a Mickey Barnes, un hombre sin talento ninguno que acepta ser el “Prescindible” de la tripulación. Ese rol le lleva a ser clonado cada vez que muere, cosa que ocurre con relativa frecuencia. Cuando por un error Mickey 8 es clonado antes de que Mickey 7 muera, nuestro(s) protagonista(s) se enfrentará(n) a una situación insólita y complicada de manejar.
El libro ya se encarga de explicarte a nivel narrativo las implicaciones sociales e históricas por las que clonar a alguien vivo es una aberración. Eso significa que nosotros sólo tenemos que preocuparnos por las filosóficas y éticas. La novela juega todo el rato con la idea del transhumanismo al más alto nivel. Si Julian Huxley en el s.XX imaginaba una mejora de las capacidades sensitivas gracias a la ciencia, Mickey 7 retuerce esa idea para no sólo mejorar ciertos detalles de la vida humana, sino para llegar a un punto de inmortalidad, gracias a la clonación de los hombres.
También es cierto que, aunque Mickey Barnes puede arriesgarse todo lo que quiera (o le exija su contrato) dado que si muere podrá volver con casi todos sus recuerdos intactos, sí que envejece, por lo que este tipo de transhumanismo no soluciona la barrera de la edad alargando los telómeros.
Los temas.
Así que, si ya partimos de una premisa tan heavy en la que tenemos que hablar de la clonación, el transhumanismo, los límites éticos de la utilización de la tecnología y media docena de temas más, ¿de qué más puede ir la novela? Pues en realidad, Mickey 7 tiene una historia que contarnos: su historia, la de la humanidad hasta el momento y la de los personajes que acompañan a Mickey en su día a día que, afortunadamente para nuestra cabeza, son pocos: su novia, Nasha, su mejor amigo, Berto y su jefe, Marshall. La relación que tiene con cada uno determina en gran medida la opinión que el autor, Edward Ashton, quiere que nos planteemos sobre la clonación en particular y sobre otros temas en general (principalmente, los derivados de las relaciones entre miembros de una tripulación cabeza de puente compuesta de 150 personas condenadas a vivir en un espacio de pocos kilómetros cuadrados en condiciones precarias).
Así, con un ritmo agradable e indexada de forma muy natural en la narrativa, Edward Ashton hace hablar a estos tres personajes para dejar clara la postura de la humanidad acerca de la clonación: los que están a favor, considerando a los Prescindibles humanos en su totalidad; aquellos para los que no tiene ninguna trascendencia que lo sea o no; y aquellos para los que eres una aberración sin alma.
No es poca cosa. De aquí salen temas como la muerte y la resurrección, el propio sentido de la existencia, la soledad, el significado de la vida en general, la paradoja del teletransporte, la inmortalidad, la explotación laboral, la posibilidad del “primer encuentro” con seres sintientes… en fin, que parecen muchos temas para una sola novela hasta el punto que el lector podría preguntarse: ¿tratará con la debida profundidad todos estos temas?
La respuesta es que no, que eso el autor lo deja a nuestra consideración, pero no significa que no haya conversaciones o monólogos en Mickey 7 que nos ayuden a llegar a un momento reflexivo. Y el autor lo impulsa con la teoría del barco de Teseo, que se resume en una frase: ¿qué diferencia hay entre mudar el cuerpo cada 10 años, poco a poco, o ayudarle y hacerlo todo a la vez? De la misma forma que Teseo fue arreglando partes de la nave cada vez que se estropeaban a lo largo de muchos años, el ser humano hace lo mismo con su cuerpo. Nuestras células se regeneran y no somos los mismos a nivel molecular 10 años después. ¿Cómo cambiaría nuestro concepto del barco de Teseo si lo hubiera desmontado y rehecho de cero? ¿sería la misma nave?
Aparte de volarnos la cabeza un poquito en cada capítulo a mí se me plantea la graciosa idea de que, si mueres y renaces, te has reencarnado. Y si lo haces en la misma persona… tú mismo eres lo más bajo a lo que puedes caer en una reencarnación.
Pero, bromas aparte, Mickey 7 no está concebida para dar una respuesta kantiana a la idea de si Mickey 7 y Mickey 8 son la misma persona (a saber, si tú piensas que eres X, el resto también. Todo te lo reafirma, entonces efectivamente lo eres). Pero el caso es que 7 y 8 no son iguales.
Por dónde hace aguas.
7 y 8 tienen conversaciones en las que opinan diferente. Si, por ejemplo, alguien les contara un chiste y se rieran a la vez y de igual manera podríamos considerar que sí son iguales y por tanto aceptar que son la misma persona. Pero entre que hay individualidad (ninguno quiere morir) y que reaccionan diferente… O no se sostiene esta trama, o están postulando la idea de la probabilidad y la estadística. Es decir, si Mickey elige boniato para comer, en el momento en que son dos Mickey las opciones se multiplican y podrían elegir (y de hecho lo hacen) diferentes cosas para comer. Así que… cada vez que resucita, ¿es realmente la misma persona?
No es el único fallo que tiene la novela. Considero que los monólogos sobre materia y antimateria son innecesariamente largos. Se marca un prólogo en el que a veces lees por inercia, pero es denso.
También, y aquí encuentro lo menos atractivo del libro, el final es muy precipitado. Tantas premisas tan buenas y una explotación de ellas que se queda a medias. Lo cierra todo de manera redonda, eso no se puede negar, pero los amantes de la ciencia ficción creo que deseábamos una consecución a la altura de tantas buenas ideas.
En conclusión, Mickey 7 es una novela fresca y original, de lectura ligera y por momentos divertida, con muchos temas sobre los que reflexionar y con personajes muy bien construidos (destacando a Berto: un auténtico capullo, pero con fundamento). No digo que sea una novela maravillosa, pero como decía al inicio del análisis, representa algo diferente de lo habitual. Desde La Vieja Guardia de John Scalzi no se planteaba de una manera tan orgánica temas como los que la novela de Ashton plantea, ni nos dejaba un poso tras la lectura tan claro. Y sólo por eso vale la pena leer la novela. Así que, hacedme un favor, no hagáis caso a esa voz interior vuestra que ahora mismo está diciendo: “Bueno, como ya está en producción la película (para el 2025), pues me espero a ver la adaptación de Bong Joon-ho, que tendrá que molar si salen Robert Pattinson, Steven Yeun, Toni collette y Mark Ruffalo”. Si os quedáis con mono de Edward Ashton la secuela de Mickey 7, llamada Antimatter Blues (2023), casi que acaba de salir.
Mickey 7
Destaca en:
- La profundidad de los temas que plantea.
- La originalidad con la que se plantean los temas.
- Pocos personajes y bien construidos.
- La fluidez de la narrativa.
- La facilidad para entender los términos de ciencia ficción.
Podría mejorar:
- Su final precipitado.
- Algunos monólogos se hacen muy largos.