Te recomendamos que empieces por el principio. Accede a la primera parte del artículo de Alan Moore y los superhéroes.
Pasa el tiempo, los lectores crecen, pero los héroes están dedicados a un target que sigue justificándose dados los turbulentos años 50 y, 60: América se está recuperando de los gastos de la guerra y empiezan a temerse que tengan vecinos comunistas, que los negros reclamen sus derechos civiles, que la corrupción avance… viven con miedo. Así, fuera de los cómics de Superhéroes, aparece el género Pulp (que es que está impreso en papel de pulpa, muy barato), para ofrecer una alternativa. Estos cómics son más adultos, su temática más oscura, llegando a ser género de terror.
Con esto llegamos a los 70 y aparece el Comic Code, que se convierte en un sello que han de llevar aquellos cómics que quieren publicar, y que están sometidos a unas condiciones, principalmente no herir la sensibilidad de los niños (por aquel entonces las tiendas de cómics especializadas eran muy pocas y su distribución daba igual).
Las respuestas, y ver que posiblemente el cómic había tocado techo, (ya que muchos no pudieron cumplir las exigencias gubernamentales), hizo que muchos dibujantes y guionistas decidieran pasar del Gobierno, fundando los primeros cómics Underground (término acuñado gracias a la portada de la revista satírica Mad). Estos cómics son principalmente antisistema, de tirada generalmente pequeña y barata, e intentan llevar las riendas del nuevo cómic: romper moldes, nuevos guiones, nuevos estilos…
Su caldo en la sociedad fue pequeño pero significativo, y como siempre el cómic mainstream triunfaba. En la década de los 80 – 90 llega la auténtica maduración del cómic internacional. Estamos hablando de los auténticos varapalos mediáticos; los héroes no son los mismos, los soldados que fueron a Vietnam fueron como soldados y gracias a los medios de comunicación volvieron como criminales; y ahora con los 80, durante la Guerra del Golfo, se suman los mismos factores y se es consciente de la influencia de los medios gracias al circo mediático de la CNN. Y como el cómic bebe de la realidad, los superhéroes intentaron mantener su integridad intacta o cambiaron y nacieron nuevos héroes o antihéroes.
Así pues, después de esta parrafada (que para aligerar hemos dividido en dos artículos) no pensemos que al señor Moore se le ha ido la cabeza (que nunca se sabe), ni es una excusa para sacar las horcas y las antorchas contra un insulto tan felizmente pronunciado en un mass media. Veamos su respuesta desde otro punto de vista: Los cómics de superhéroes llevan más de 30 años serializando contenidos más propios de culebrón que de un medio de expresión tan rico como es el cómic. Lo que esconde el comentario de Alan Moore es su desprecio por esta banalización. Está la serie regular, y luego los pequeños one shots (series o tomos únicos), donde se ofrece otro punto de vista y se intenta experimentar y con un poco de suerte cuaja; qué pasa, que esto a mucha gente no le gusta, no le gusta innovar, se ve que les quema los ojos. Que es un estilo que por mucho que se halla escrito para un público juvenil, podría destacar en más cosas, e ir algo más allá de las dimensiones paralelas y guerras internas o civiles ( que desde los años 80 no mejora la cosa).
Para mí, efectivamente, los héroes son para un marco de edad, pero sobre todo han de ser un ejemplo, como los de la Mitología Clásica, que son iconos, ejemplos y parodias de nuestro comportamiento, esperanzas de fines, metas. No pido superhombres/ supermujeres, sino algo que empuje hacia delante, ideales, algo que toque las conciencias de los lectores más allá de: “Oh, como mola, a ver si hacen una peli”.
¿Qué os ha parecido? ¿Vosotros que pensáis de los héroes ahora? No os cortéis que dejar comentarios es gratis, igual que meterse con los superhéroes.