ANDROIDES SEXUALES (parte II): un encontronazo directo con la ética

**El artículo es independiente, pero recomendamos leer la primera parte.

Que los robots e IAs cada vez se encuentran más dentro de nuestras vidas cotidianas no es tan fácil de ver. Asumimos que la tecnología belicista tiene que estar en nuestras vidas para proteger nuestros países y las Reuniones Informales de Expertos de las Naciones Unidas sobre Sistemas de Armas Letales Autónomas así lo demuestran, pero aparte de SIRI no solemos ver que inteligencias artificiales puedan llegar a integrarse en la cotidianidad y mucho menos que sustituyan a los seres humanos en algo tan delicado como es la sexualidad.

De la misma manera que los diplomáticos se reúnen en Ginebra para tratar la cuestión de los robots asesinos, ha llegado el momento de que los expertos se postulen sobre las muñecas sexuales robóticas y las consecuencias de su uso a gran escala, dejando aparte las cuestiones económicas y su impacto en la industria, por mucho que siempre sea un aliciente para dar el visto bueno a algo.

Dado que, según los estudios, este futuro lleno de sirvientas y prostitutas robóticas está muy cerca, es hora de preguntarse las bondades y perjuicios de querer sustituir a los seres humanos por máquinas para el acto sexual.

Mangas como el famosísimo Ghost in the Shell en el que los humanos modificaban su cuerpo para mejorarlo, también intentaban mostrar un mundo en el que los androides convivían con los humanos, muchas veces en forma de sirvientes o meretrices, siendo muchas veces realmente difícil distinguir a una IA de un humano.

Los impulsores de los robots sexuales aseguran que las ventajas inherentes a la salud física están ahí: reducción de enfermedades de transmisión sexual, fin de embarazos no deseados… Realmente cosas que ya hacían las muñecas hinchables de toda la vida, sólo que en esta ocasión su parecido con los seres humanos (tamaño real, peso real, piel sintética similar a la humana y, lo más interesante, una personalidad propia que la asemeja más a los seres humanos que a un simple consolador) hace que las ventajas sean más psicológicas que físicas.

Estos pros y contras psicológicos son ahora estudio de debate por los expertos ya que cuestiones como que estos robots sexuales supondrán el fin de los sentimientos de culpabilidad por infidelidades o que presumirán el fin de la pedofilia parecen suponer demasiado para un simple juguete sexual.

No obstante, temas cruciales como los sentimientos amorosos y las relaciones humano-robot también serían puestas en duda. Vemos en las noticias constantemente que los seres humanos, incapaces de relacionarse con otros por razones diversas, apuestan por mantener relaciones amorosas con objetos inanimados. ¿Podrían los androides sexuales, carentes de libertad para elegir, ser buenas parejas de seres humanos?

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Como comentábamos más extensamente en el anterior artículo, mangas (y también el mundo del cine y los videojuegos) como Chobits, Koi Koi Seven o Ghost in the Shell nos mostraban robots al servicio de humanos capaces de sentir y sufrir y si en el mundo real llegásemos a ese punto, ¿no se consideraría esclavitud tener una IA a nuestro servicio? ¿Dónde estarían los límites?

¿Seríamos capaces de cerrar los ojos a esta posible realidad en pro de lo que considerásemos un bien mayor? Porque, ¿hasta qué punto, quizás por dejar de denigrar a otros seres humanos, acabas denigrándote tú mismo?

Está claro que el momento de la “singularidad” en el que una máquina sea tan parecida a un ser humano, que no se pudiera distinguir uno de otro, tardará en llegar, pero científicos de renombre de todo el planeta la auguran para antes de lo que pensamos (y la Exposición del Entretenimiento Adulto – ANV – nos muestra año tras año que efectivamente vamos camino de ello) por lo que plantear el debate de lo ético que resulta la llegada de muñecas sexuales con inteligencias artificiales es sin duda necesario.

No es que sea malo o poco ético o perjudicial para la salud hacer uso de los juguetes sexuales que propone el mercado (o tu misma imaginación) pero como cualquier otra cosa, todo exceso es malo y se nos puede olvidar cuál es el objetivo de estos juguetes que en ningún momento fue sustituir definitivamente a los seres humanos, a las relaciones entre parejas o a los compañeros sentimentales.

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. Como novelista ha publicado La Ciudad que Olvidamos (2024) y está centrada en la publicación de nuevos títulos. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II.

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