Aunque no te hayas leído los libros o visto la serie a día de hoy todos estamos de acuerdo en que G.R.R Martin ha revolucionado con su saga Canción de Hielo y Fuego la forma de tratar a los personajes con ese gran detonante que fue la muerte de uno de los personajes más queridos y que, a todas luces, iba a resultar el gran protagonista de la serie.
Fue no sólo un bombazo, un golpe de efecto, sino que supuso un shock para las mentes adormecidas acostumbradas a aquellos personajes intocables sin los cuales una obra no tiene sentido.
Este golpe de efecto con Juego de Tronos se ha vivido también con el anime Shingeki no Kyojin, aun teniendo en cuenta que los japoneses no sienten demasiado apego a que los personajes conserven la vida más allá de lo necesario y ver muertes de personajes importantes es más habitual. En el caso de este anime japonés el impacto no se provoca con la muerte de la familia o de un ser querido (a eso se le llama el despertar del héroe) sino concretamente con la muerte de un personaje que apenas habíamos tenido tiempo de conocer, al que no dimos demasiada importancia en su momento y que después resultó ser la pareja de otro que permaneció vivo…dado que no voy a hacer spoiler espero que sepáis con estas pistas a quién me refiero.
Por supuesto, el gran bombazo en Juego de Tronos se da considerablemente antes que en Shingeki no Kyojin y aun así ambas series iban ya encaminadas. En la primera, quizás por su corte americano directamente no esperabas ver caer al héroe, pero los acostumbrados a la animación japonesa creo que simplemente pensamos al empezar la serie: aquí va a morir hasta el apuntador. Y nos preparamos para no encariñarnos con nadie.
Y dio igual. El shock para nosotros fue igualmente grande y trágico debido a la forma de la muerte y cómo lo sobrellevan las dos personas más implicadas. Y es que una de las grandes maestrías del anime está en cómo cuenta sus historias y aquí no se le puede negar que el golpe de efecto fue efectivamente maestro debido a la manera en que se narró.
Sin embargo, ya no sólo quiero llamar vuestra atención sobre el tipo de personajes que mueren o cuándo mueren. ¿Quién no está acostumbrado a que casi en el final de la peli muera el mejor amigo del prota en actitud trágica mientras le sujetan la cabeza? No, no es ese sentido en el que quiero llamar vuestra atención, sino en la poca importancia que se le da a las muertes en el momento en el que suceden, la poca trascendencia (desde un punto de vista épico) que se le dan y el poco gimoteo que te permiten dado que, como se suele decir, la vida sigue.
Muertes poco épicas
¿Habríamos querido poder llorar con calma a ese personaje fallecido o, por lo menos, prepararnos para su muerte? ¿Anula una muerte repentina el valor de ese fallecimiento? ¿Acaso no podemos tener ambas cosas? La pregunta definitiva sería pues, ¿resta eficacia al guion, estropea la escena, el hecho de que un personaje muera con la “pompa y boato” adecuado?
En este Juego de Tronos vs Shingeki no Kyojin encontramos que las similitudes son mayores que las diferencias en este sentido y, sin embargo, parece que encajamos los golpes de manera diferente occidentales que orientales.
Y el caso es que ya deberíamos estar acostumbrados porque no es una cosa exclusiva de Attack of Titans ni es precisamente actual. En el pasado ya tuvimos muertes inesperadas en animes como Death Note, Tengen Toppa Gurren Lagann o Code Geass, y son series con más de 10 años de antigüedad.
La diferencia es que estas series, al contrario de lo que luego veríamos en Juego de Tronos o Shingeki no Kyojin, existía una serie de indicaciones que, por lo menos, te hacían plantearte que no era descabellado que un personaje principal muriera o, cuando iba a hacerlo, te preparaba para ello; esas escenas a cámara lenta, esa música trágica…sabías que iba a morir y, aunque te cueste creerlo, la dirección de la serie te está preparando para ello.
Ahora con Juego de Tronos nos estamos acostumbrando e incluso lo hemos convertido en quiniela semanal, pero era habitual que un occidental viera un anime en el que el personaje directamente muriera sin unos preámbulos excesivos y aquello le provocara un dolor de cabeza tremendo. En las mentes occidentales era causar un golpe de efecto tremendo por la falta de costumbre así muchas quejas a posteriori de los espectadores, como si reclamásemos esa anticipación que nos prepare para el golpe.
Una nueva forma de contar historias
Y el caso es que más nos vale que nos acostumbremos porque parece que es el nuevo enfoque, a nivel de narrativa, que nos espera. Una nueva (y maravillosa, voy a posicionarme) forma de contar historias que obliga al espectador a reamueblar su mente.
Siempre habrá películas y sagas a las que les costará matar personajes (véase Los Vengadores, ejem, que han pasado 10 años hasta que se han decidido a deshacerse de alguien) pero siempre tendremos ahí el ejemplo de Shakespeare, que con sus atemporales obras nos recordará que él ya estuvo antes por ahí, haciendo que mueran sus personajes sin ningún problema, ¿hemos olvidado Romeo y Julieta o Hamlet?
¿A dónde nos llevará esta nueva forma de narrativa? Sin duda a algo bueno; que no te encariñes con ningún personaje porque no sabes cuándo van a prescindir de él hace las series más interesantes, nos hace evolucionar como guionistas y como espectadores y oye, en esta época de reboots, remakes, spinoffs y demás le da una oportunidad al héroe de descansar en paz, que ya les vale.