Hace 40 años desde que Mazinger Z llegó a las pantallas de televisión españolas. Incluso para quienes no lo vivimos en primera persona resulta fácil imaginar el impacto que supuso en aquel momento la llegada de unos dibujos animados que mostraban robots controlados por humanos lanzando misiles para luchar contra el mal. Eran tiempos en los que todavía se estaba saliendo del blanco y negro, y Mazinger Z suponía una explosión de color y fuerza muy acorde con el impulso de las nuevas generaciones.
Mazinger Z está en el recuerdo de todo el mundo, hasta de quienes ni siquiera han visto un capítulo de la serie en la vida. Tebeos, películas, muñecos… la influencia del robot más famoso del anime japonés llega hasta a los pasteles de boda. El universo Mazinger está tan cargado de historia como de infinitas anécdotas.
La historia del anime empieza su andadura a principios del siglo XX, pero es gracias a series como Mazinger Z, a principios de los años 70, cuando su popularidad traspasa fronteras y se convierte en un fenómeno global. En los años 50 y 60, en plena carrera espacial, es cuando se empieza a tratar el tema de los robots y el futurismo, con series tan populares como Astroboy. Para Gō Nagai, el creador de Mazinger Z, sus influencias reconocidas son Ultraman y, sobre todo, Tetsujin 28-gō, también conocido como Iron Man 28 o Gigantor y anterior al Ironman de Marvel. Estos personajes son auténticas instituciones en Japón, tanto que cuentan con sus propias estatuas gigantes (como no podía ser de otra forma).
Hay que decir que, aunque Mazinger Z también es muy popular en Japón, una muestra de la importancia que tuvo en España es el parque temático que se le dedicó en Tarragona, aunque hoy en día sólo queda una estatua.
Una de las cosas que diferencia a Mazinger Z de otras series de robots gigantes es su protagonista: Koji Kabuto. Mientras que en Astroboy se trataba de un robot hecho a la imagen y semejanza del hijo del Dr. Tenma y que en Iron Man 28 el protagonista era un robot dirigido por control remoto, los robots de Mazinger Z eran construcciones de un grupo de científicos que se metían dentro del robot para controlarlo. Estas máquinas contaban con diversos tipos de armas incorporadas además de su propia fuerza; eran auténticas obras de ingeniería.
Kabuto y su publicación en la revista Shōnen Jump hacen que Mazinger Z se encuadre en el género “Shōnen”. Ya sabéis, que se llama así a un tipo de anime protagonizado y consumido principalmente por chicos, mientras que el que se dirige al público femenino es el “Shōjo”. En los años 70 esto estaba muy estereotipado y de hecho uno de los grupos punk japoneses más longevos, cuyos componentes son mujeres y del que los integrantes de Nirvana eran grandes fans, aparecieron a finales de esa década con un nombre que hacía referencia a romper con esos estereotipos: Shōnen Knife, algo así como “cuchillo del shōnen”.
Pero Mazinger Z era más que shōnen. Se puede encuadrar también dentro del “tokusatsu”, que es un género en el que hay mucha acción, y fue precursor del “mecha”, diminutivo de “mechanical”, que se refiere a vehículos con brazos y/o piernas que son pilotados o controlados de algún modo por humanos. Técnicamente, Mazinger Z no es un robot sino un mecha.
Mazinger Z empezó a emitirse en España en marzo de 1978, aunque en principio se ofreció una versión descafeinada. De los 92 episodios que forman la serie, solamente se emitieron 32, ya que se consideraba demasiado violenta. Y eso que la canción de la ‘intro’ estaba interpretada por Raphael, un personaje muy entrañable para el público de la época. Aquí la tienes en versión karaoke, por si te animas.
Se consideró poco apropiada para los “pequeños de la casa”, y es que hay que tener en cuenta que entonces no existía la idea de que los dibujos animados pudieran ser para un público adulto, ni siquiera juvenil. Luego vendrían las cadenas privadas y las autonómicas, ya a principios de los 90, y emitirían la serie al completo.
El hecho de ver solo parte de la serie hizo que algunos personajes no se llegaran siquiera a conocer. Es el caso de Diana A, una versión mejorada de uno de los robots más populares: Afrodita A.
La ayudante de Kōji Kabuto merecería un capítulo aparte. Hay un montón de historias frikis sobre pechos, desde el hombre que se los puso por 100.000$ hasta las leyendas urbanas sobre prótesis que explotan en los aviones, pero para leyenda urbana la de Afrodita y eso que decía de “pechos fuera”. Sí que Mazinger decía “puños fuera” para lanzar sus puños como proyectiles, pero parece ser que Afrodita nunca dijo nada similar para desprenderse de sus misiles mamarios. Bueno, eso dicen, porque aquí no lo tenemos del todo claro…
La influencia de Mazinger Z en toda una generación de españoles es tanta, que hasta recordamos cosas que no existieron. El regreso de este carismático personaje, que llegó a las carteleras en enero, incluye de hecho guiños al público español. Su paso por el recorrido cinematográfico no ha sido demasiado exitoso, aunque puede que esto se deba a que parece que lo que más nos gusta de Mazinger es el recuerdo.