EXPOSICIÓN EL JARDÍN DE LAS DELICIAS: nuevas visiones de la caída y la salvación.

Hay algunas obras de arte que, por encima de toda consideración, son audaces. La Capilla Sixtina (1508-1512) de Miguel Ángel, Las meninas (1656) de Velázquez o Las señoritas de Avignon (1907) de Picasso pertenecen a este selecto grupo. El jardín de las delicias (1500-1505) de El Bosco es igualmente audaz.

Jheronimus van Aken (Bolduque, Países Bajos, 1450-1516) fue un pintor figurativo de portentosa imaginación alimentada con conceptos y criaturas del folclore medieval. Los temas de su obra son, podría decirse, universales: el pecado, la futilidad y la locura.

El Bosco es también una rara avis dentro de la historia del arte y de los primitivos flamencos (una escuela pictórica de los Países Bajos que se desarrolló entre los siglos XV y XVI, en paralelo y por oposición a las escuelas italianas). Aunque El Bosco compartía con sus contemporáneos algunos intereses temáticos, como el paisaje y la perspectiva caballera, lo cierto es que la iconografía de este genial artista lo acerca, de algún modo, a los surrealistas del siglo XX.

En el Museo del Prado podemos encontrar algunos ejemplos magníficos del trabajo de El Bosco: La adoración de los magos (1485-1500), Mesa de los pecados capitales (1500), El carro de heno (1500-1502) y La extracción de la piedra de la locura (1494). En estas obras, el pintor guía el ojo del espectador con el objetivo de transmitir un mensaje, en una suerte de proto-cómic tardo-medieval. El Bosco perfeccionó su técnica narrativa en El jardín de las delicias.

Este tríptico plasma la caída de la humanidad en el pecado y el fuego del infierno. Y también la redención de una humanidad que vuelve al abrigo de Dios después de conocer el pecado. Porque El jardín de las delicias, como el proto-cómic que es, cambia su significado si se lee de izquierda a derecha o de derecha a izquierda. De hecho, el tríptico sólo se comprende en plenitud si se observa el cosmos plasmado en sus láminas cerradas: un cosmos sin vida consciente, previo a la creación.

En el Matadero de Madrid, en la Nave 16, desde el 7 de octubre de 2021 al 27 de febrero de 2022, podemos encontrarnos con la exposición El jardín de las delicias: un recorrido a través de las obras de la Colección SOLO, la entrada es gratuita (bajo reserva de entrada) y en horario de Martes a Jueves de 17-21 y Viernes, Sábados, Domingos y Festivos de 12-21, Lunes cerrado.

La exposición se compone de obras extraídas de la Colección SOLO, un proyecto internacional de apoyo a la creación contemporánea. Oscar Hormigos (desde la Colección SOLO) y Rosa Ferré (desde el Matadero de Madrid) comisarian la exposición, mientras que el estudio Herreros se encarga del diseño y la arquitectura de la muestra.

La exposición pretende recontextualizar a El Bosco.

En conjunto, las obras de la exposición pretenden recontextualizar El jardín de las delicias en nuestra contemporaneidad, sustituyendo los terrores medievales por terrores contemporáneos, igualmente metafísicos. En ese sentido, las obras del colectivo neerlandés SMACK son las más destacadas.

Por un lado, SPECULUM satiriza nuestro presente mediante una animación 3D de veintiún metros de longitud. La experiencia del espectador frente al tríptico es sobrecogedora y abrumadora, y no solo por el tamaño de la obra. Tal y como puede leerse en la hoja de sala: “En Edén, los famosos crecen como si fueran plantas enraizadas en un césped artificial; Paraíso es un lugar habitado por personajes solitarios obsesionados con su propia imagen, mientras que Infierno es un horripilante escenario de torturas personalizadas”.

Por otro lado, en SPECULUM: 10 personajes el colectivo extrae diez figuras de SPECULUM y construye un mundo perturbador para cada uno de ellos. Mundos que remiten a El Bosco tanto como a Moebius o Beksiński, con hombres atrapados en potros de tortura con forma de hashtags (#), robots fríos como la muerte y criaturas obesas construidas con envoltorios de hamburguesas.

La muestra crea la necesidad de contemplar más obras de SMACK, Gromilovic y Pan.

Davor Gromilovic (Serbia, 1985) y Mu Pan (Taiwan, 1976) comparten el esfuerzo de repoblar El jardín de las delicias con nuevas criaturas y monstruos. Gromilovic apuesta por los dinosaurios y sustituye el Infierno por una discoteca.

La propuesta de Pan es inclasificable, aunque la hoja de sala intenta desesperadamente definirla: “Sus obras presentan múltiples capas narrativas, reflexiones personales sobre el comportamiento humano donde habitualmente el humor y la violencia se dan cita. […] Recoge la historia del Génesis y la reinterpreta como una frenética batalla donde un ejército invasor de monos de colores lucha por el control del Paraíso. […] Une la imaginería cristiana del libro del Apocalipsis según San Juan con relatos budistas y referencias a la cultura contemporánea”.

Lo mejor, y a la vez lo peor, que puede decirse de la presencia de SMACK, Gromilovic y Pan en la colección es que se hace perentoria la necesidad de contemplar otras obras de estos artistas, lejos de la imaginería, los conceptos y la alargada sombra de El Bosco.

Las obras de otros artistas presentes en la muestra (Homo-?, de Philip Custic; El rey de la vida, de COOL 3D WORLD; El jardín de las delicias, Lusesita; El jardín de los detalles efímeros, de Mario Klingemann) no resultan tan sugerentes ni originales como las reelaboraciones comentadas más arriba. En muchos casos, no superan la mera reinterpretación superficial de la visión de El Bosco.

Sea como sea, la exposición El jardín de las delicias: un recorrido a través de las obras de la Colección SOLO cumple su cometido: evidenciar la universalidad de los temas, las preocupaciones y las visiones de un genio de la magnitud de El Bosco.