Parece ya una de las citas obligadas del año en España para todos los otakus que quieren disfrutar de su ocio con sus semejantes. La pasada edición de la Japan Weekend de Madrid, en su edición de septiembre (¡sí, una vez al año parece no ser suficiente, en febrero tenemos otra!) nos ha dejado con la sensación de que las cosas marchaban bien y sin contratiempos…pero que no íbamos a encontrar nada nuevo.
Me explico, obviamente había alguna actividad nueva, había mejoras en los servicios ofrecidos (un ole por ese taller de arreglo de cosplays) y problemas en los de siempre (en serio, que todos necesitamos comer, ¿qué pasa con la escasa restauración, siempre saturada?) pero esta vez paseaba por los pabellones 12 y 14 con la sensación de que era complicado que algo me sorprendiese.
Cierto, entre visitante y trabajadora he asistido a, quizás, demasiados eventos de este tipo y acaba siendo complicado sorprenderse (excepto por la ausencia de sala de prensa, que siempre me seguirá sorprendiendo que la Japan Weekend carezca de ella) pero yo siempre asisto a estos eventos frikis con idea de aprender algo nuevo, llevarme alguna experiencia grata y, en la medida en que voy allí a trabajar, divertirme.
Quizás todo esto sea la razón por la que estos últimos años me dedico, ya no tanto a hacer crónicas de los eventos porque, sí, parece que está todo dicho, sino a centrarme en uno de los aspectos de la cultura friki como es el cosplay. Aquellos que me conocen saben que de toda la vida me han encantado los disfraces y que, pese a que mi etapa como cosplayer ha pasado (una cuestión de escasez de tiempo, no penséis que hay otra razón) sigo apoyando este noble arte que mezcla arte y confección con imaginación y frikismo.
Así pues, aunque veáis que la galería de imágenes que acompaña a este post se centra en enseñar los diferentes stands y actividades que ocupaban los pabellones del Ifema y pese a que considero mi deber intentar mejorar estos eventos con mis críticas, mi corazón se encuentra en el post que lancé hace dos días con las galerías de imágenes de los cosplayers. Las redes sociales hervían estos días de Likes por la calidad y gracia de los mismos y, aunque a la hora de dar los premios no todo el mundo puede salir elegido, cuando alguna vez que he colaborado como juez veo que alguno se va sin premio y su traje es espectacular, no puedo por menos que sentirme como la madre que debería dar premios por igual a todos sus hijos (lo cual tampoco sería justo XD).
Y un poco de crítica
Ciertamente no todo es de color de rosas. En esta edición he sido muy consciente de que parece que todo vale y no es así. La Japan Weekend, como su nombre indica, es un evento sobre cultura japonesa, asiática en general si no queremos ser quisquillosos, y considero que se debería hacer una criba de aquellos trajes o puestas en escena que no aportan nada a este evento. Si hemos tenido talleres de kusamono, exposiciones sobre el kimono y un fantástico purikura, ¿por qué mezclamos la cultura pop como si se tratase del Expocómic o la Games Week?
Entiendo que hay tantos hobbies como estrellas y no todos tenemos por qué estar interesados en el anime, el manga y los videojuegos orientales, pero no debemos olvidar que hay muchos eventos en los que la temática friki en general está más aceptada que en este y su aparición en ellos está más justificada que en este. Sí, hemos aceptado Disney, DC, Marvel, el medievo y determinados elementos del cine o la televisión como frikis y por tanto dignos de entrar en la Japan Weekend, pero si no queremos hacer que este evento pierda su esencia y, por la parte que toca a los cosplayers, una puesta en escena de Trinity Blood o de The Legend of Zelda, por ejemplo, pierda (hipotéticamente) ante una puesta en escena de la película Chicago, deberíamos poner unos límites a los concursos. Su trabajo sigue siendo muy digno, pero no creo que tenga cabida en un evento cuyo título ostenta la palabra Japón.
Finalmente, espero que sigamos apoyando a cosplayers y cosmakers dado que su trabajo es simplemente asombroso. Es posible que muchos de ellos no quieran llegar a hacer carrera de ello, que los hay, pero el tiempo y dinero invertidos, hablando sin tapujos, sigue siendo muy grande y, muchas veces, poco agradecido. Es por ello que no quiero terminar este artículo sin dejar de pedir a la organización que mejore las infraestructuras para que todos podamos disfrutar de la puesta en escena de los cosplayers cuando muestran su trabajo; muchas veces no podemos controlar el aforo, pero sí acondicionar los espacios para que el audio, la visibilidad y el espacio donde reclinar nuestras posaderas sea lo mejor posible. Nuestros participantes a los concursos no se merecen menos.
- Y aunque este artículo haya tratado de los cosplays, nunca me olvido de mi sección favorita: los stands de los ilustradores, artistas y emprendedores. ¡Siempre conseguís sorprenderme!