Ya comentamos en el anterior post recopilatorio de los cosplays de la Madrid Otaku 2018 que pretendíamos enfocar el artículo + vídeo en una nueva dirección: la de la reflexión sobre los cosplays en los eventos y lo relacionado con ellos.
Honestamente, no es este el momento de hacer una reflexión sesuda sobre la influencia de los cosplays en la cultura otaku, o la repercusión en el aforo de un evento, sino más bien fijarnos en este evento en concreto: Madrid Otaku, y en esta edición: 2018 y ver qué cosas nos llamaron la atención y cuáles necesitan una mejora y, al final del artículo, que disfrutéis viendo el vídeo.
Posiblemente, lo primero que nos llamó la atención es la escasez de gente que vino cospleada. Realmente, no es algo malo; la gente viene a hacer actividades y no tanto a venir caracterizada y eso, se mire por donde se mire, es una buena cosa. Cierto que la gente cospleada ilumina el Salón, da homogeneidad al evento y ayuda a crear unidad respecto a lo que se está celebrando; pero al final, no deja de ser un detalle más dentro de los salones, cuyo principal cometido es conectar a las personas con intereses similares y, no quiera Dios que perdamos el norte, expandir la cultura japonesa.
Y dicho esto, en la Madrid Otaku 2018 se apreciaba una media de edad más baja que en cualquier otro salón anterior. Esto, a la vez que repercute en el tipo de actividades que se llevan a cabo, sin duda influye en el perfil de los que se cosplean: más chicas que chicos, más visual kai, cosplays más aniñados (en serio, muchos parecen menores y en realidad su edad es mayor de la que aparentan) y, como hemos dicho muchas veces en las introducciones de las Galerías de Cosplay Individual de la web (creo que empecé a decirlo sutilmente con la de Lara Croft) no es lo mismo disfrazarse que cosplearse, e incluso, cuando uno de cosplea, hay niveles diferentes de profesionalidad.
Por supuesto, esto último tiene sentido dentro del ámbito de la competición. No es lo mismo aquellos asistentes que pretenden competir, cuyos cosplays son más profesionales, que aquellos que simplemente quieren expresar una forma de arte que admiran.
Y es que es complicado hasta ponerse de acuerdo. En esta edición, hemos tenido ocasión de ver la dificultad e importancia de los cosplays grupales. Parece que las redes sociales y los grupos de WhatsApp deberían facilitarnos la tarea, pero realmente no, es extremadamente complicado reunir a tanta gente incluso para un evento de tamaño modesto como es la Madrid Otaku.
No obstante, ya mencionamos en ediciones anteriores que parte del encanto de la Madrid Otaku residía en su tamaño. La esencia del evento se mantenía, el contenido de las actividades estaba mejor organizado y el trato a los medios (sí, por fin) era realmente muy agradable. Puntualizo que, entre organización y voluntarios, había más personal disponible para lo que necesitaras que en una tienda de Apple.
Por último, destacar la autenticidad de algunos cosplayers, a los que a continuación encontraréis en el vídeo recopilatorio, en sus caracterizaciones. Me encantaría decir que es mérito nuestro y de nuestra cámara, pero simplemente es que es maravilloso lo que nos hemos encontrado en la Madrid Otaku con los cosplays. La fuerza y sexualidad de Úrsula, la belleza serena de Anastasia, el pendenciero Jack Sparrow, el dinámico Sonic…la caracterización por encima de todo. Sí, es cierto, repetimos que no ha habido mucho cosplay este año, pero lo que ha habido, nos ha encantado.