Pocas cosas me han dejado tanta huella a lo largo de mis años como jugón como algunas melodías de mis juegos favoritos. Sobre todo en la época de los 16 y 32 bits, en la que podía pasarme horas tarareando la sintonía de Zelda: A Link to the Past, el tema de apertura de Final Fantasy IX, o el de Terranigma (cosa que aún hago bastante a menudo).
Por desgracia, por aquellos tiempos sólo un puñado de gente éramos conscientes de lo afortunados que éramos al poder disfrutar de algunas de las composiciones más bellas y conmovedoras de los últimos tiempos, pues solo había que mover el canal de la TV para escuchar a las Spice Girls, o a Chayanne, artistas que hoy forman parte de la cultura popular, en contraposición de One Winged Angel, que parecía abocada a caer en el olvido.
Pero de repente y sin saber muy bien cómo, llegó el 2010 y todo lo friki empezó a ponerse de moda: videojuegos, superhéroes, anime… y obras que parecían condenadas a brillar solamente en la memoria de unos pocos, son ahora trending topic. Tanto que la gente es capaz de pagar cantidades disparatadas por una Nes Classic Mini, o recuperar viejas arcades para decorar el salón de su casa.
Todo esto viene a que la música de los videojuegos, incluso de los más antiguos, también ha tenido su empujón en cuanto a popularidad, empezando a verse por aquí y por allá conciertos y giras que nos permiten escuchar algunas de las mejores piezas musicales del medio tocadas por orquestas verdaderamente talentosas, pudiendo disfrutar de giras con la música de Star Wars, Zelda y otras producciones, toda una gozada.
Y a colación de todo esto toca hablar de Final Fantasy Distant Worlds, la gira de la orquesta sinfónica dirigida por Arnie Roth y que después de 10 años dando vueltas por todo el planeta, por fin llegó a España en dos únicos conciertos en el 2017; en Barcelona y Madrid.
La banda sonora de tu juventud
Tuvimos la suerte de poder acudir al concierto de Madrid, en el palacio de Vistalegre, el cual cuando llegamos se encontraba completamente sitiado por hordas de treintañeros luciendo sus galas más frikis, además de amplias sonrisas. De hecho, la cola al palacio daba completamente la vuelta a este y se enroscaba sobre sí misma casi otra vez más, posiblemente hasta completar el aforo del recinto.
La mala noticia es que pese al precio de las entradas y que se trataba de un concierto al fin y al cabo de música orquestal, las entradas no estaban numeradas, así que aquello se convirtió en un sálvese quien pueda para encontrar buenos asientos. Las mejores localidades estaban reservadas para aquellos que se dispusieron a hacer cola hasta 48 horas antes del evento.
En cuanto al concierto en sí, es difícil describir con palabras los sentimientos que una canción puede llegar a despertar en tu interior, y en este aspecto habrá tantas experiencias como personas llenábamos el palacio de Vistalegre, pero personalmente la música de Nobuo Uematsu, dirigida por el maestro Arnie Roth consiguió llevarme a aquella habitación donde, de niño, pasaba horas disfrutando de estos maravillosos juegos.
Quizá la selección de temas no fuese la que yo hubiera escogido, me faltaron algunos temas indispensables, como el Terras theme de FFVI, o el tema de batalla de FFX, y me sobraron otros como Balamb Gardens de FFVIII; quizá también se abusó en exceso de la OST de Final Fantasy VII, pero los temas importantes no faltaron a la cita.
Así pudimos disfrutar de piezas como One Winged Angel, Liberti Fatale, o la reciente pero igualmente maravillosa Apocalypsis Noctis, cantadas por un coro que no desmereció en absoluto a las composiciones originales.
Final Fantasy Distant Worlds fue una experiencia quizá excesivamente multitudinaria para lo que uno espera de un concierto de estas características, pero ello no desmerece en absoluto una velada tan mágica como inolvidable; una oportunidad (posiblemente) única de disfrutar en directo de algunas de las canciones que de una manera u otra ya forman parte de nuestras vidas.