MADRID OTAKU 2019: efecto dominó

A estas alturas todos sabemos que esta Madrid Otaku no ha sido el friki evento convencional que todos esperábamos. Cierto, podríamos dejarlo estar con la habitual expresión “correr un tupido velo” y a otra cosa, que para eso hay muchos eventos otakus en España, pero aquellos que hemos crecido gestionando, apadrinando y/o cubriendo estos eventos sabemos que todo lo que ocurrió durante esta 4ª edición de la Madrid Otaku fue un cúmulo de desafortunados sucesos que, lamentablemente, podrían acabar con un evento muy querido por nosotros y una de las alternativas de evento friki, gestionada por la Asociación Cultural Nippon, una asociación sin ánimo de lucro, que ya llevábamos tiempo queriendo y necesitando en el país.

¿Qué es lo que ha sucedido?

La mayoría sólo ha sido consciente de que hubo un problema con el ayuntamiento que impidió la apertura a la hora habitual; algunos menos saben que hubo problemas con la seguridad encargada del evento; y sólo unos pocos comprenden el alcance que todo esto supone para el evento que es a día de hoy la Madrid Otaku.

Permitidme que este sea un artículo diferente, quizás algo exento de nuestras habituales bromas y humor ácido, y hablemos de los diferentes frentes que acabo de exponer y del inevitable efecto dominó.

Lo que era sólo mera burocracia

Nadie ignora que se necesitan muchos permisos, amén de otras cosas, para poner un evento en marcha. En concreto, en esta Madrid Otaku faltaba la clásica revisión de un perito que diera el visto bueno al montaje. La empresa que tenía que mandar el certificado envió al perito a trabajar el viernes y, con la demora que traen estas cosas, sumada a la supuesta ignorancia del perito, que desconocía que el evento se celebraba al día siguiente, el certificado no estaba disponible cuando el cuerpo SIES (Servicio de Inspección y Evaluación de Servicios) del Ayuntamiento de Madrid lo solicitó.

Hay que dejar dicho que la inspección policial, aparte de llegar antes de la celebración del evento, no tiene una hora concreta a la que personarse. Lo normal es que la cordura impere y haya margen de maniobra, pero en este caso, sin el certificado que atestiguaba que la Madrid Otaku cumplía los requisitos para abrir al público, no dio el permiso para ello, alegando que las escaleras de los escenarios no estaban sujetas de forma adecuada (y no pudiendo la organización demostrar que sí habían pasado la revisión).

Esto obligó a que la empresa, tras previa reclamación, accediera a mandar nuevamente al perito, el cual, pese a la cadena de mails intercambiados, afirmase que desconocía que el evento se celebraba el sábado por la mañana.

El SIE, tras más de una hora de negociaciones, permite que se abra el evento al público, pero manteniendo los escenarios cerrados. Estos no conseguirán su apertura hasta las 16:00.

Muchos de los asistentes al evento habrán podido comprobar que unas conferencias tuvieron que suspenderse, otras actividades trasladarse y algunas mal celebrarse en el propio suelo o donde se pudo improvisar.

Gente sin entrada vs Gente con entrada

La mitad de la cola se fue. Obviamente, aquellos que no habían comprado su entrada online y esperaban hacerlo al momento. Me gustaría pensar que eran en su mayoría de Madrid y el viaje a sus casas fue breve, pero la experiencia me dice que muchos otakus viajan kilómetros, después de meses preparando sus cosplays, para asistir a estos eventos. Para muchos, la decisión no sería fácil.

A la otra mitad de la cola, bajo el sol inclemente que ya se iba haciendo notar, no les quedó más remedio que esperar a ver qué pasaba.

Mientras, las reclamaciones a la organización iban sumándose, llegando a la veintena.

Afortunadamente, la mayoría de las actividades en las que los asistentes participan (karaokes, concursos de cosplay, etc) no suelen darse a primera hora, por lo que los asistentes pudieron desfilar, cantar, posar, a lo largo del resto del fin de semana. No obstante, quienes más lo sufrieron fueron los invitados, algunos de los cuáles no pudieron dar sus charlas, celebrar sus conciertos o dirigir las actividades.

¿Qué pasó con las fuerzas de seguridad?

El comité de seguridad se reúne con la organización dos días antes del evento para ultimar detalles. Dado el carácter familiar de este evento, las instrucciones sobre lo que se puede meter en el recinto (quitando armas y cristal, prácticamente de todo) fueron muy concretas: había que hacer un registro muy light.

Desgraciadamente, el exceso de celo en las fuerzas de seguridad hizo que el sábado se requisaran termos, latas de refresco y un sinfín de objetos que no entrañaban peligro. Pese a que se habló con ellos para que el registro fuera más laxo, también el domingo el requisamiento fue más duro de lo que la organización deseaba.

Por otro lado, dado que la organización deseaba compensar a stands y visitantes, según declaraciones realizadas por la dirección del evento se acordó con la dirección de las fuerzas de seguridad que el recinto permaneciera abierto una hora más.

No obstante, tampoco este se cumplió, dado que, ignorando el nuevo horario, seguridad comenzó a echar incluso antes de las 20:00 a los asistentes, y antes de las 21:00 a la organización. Hubo gente que estaba fuera mientras esto sucedía y que no pudo volver a entrar a recoger sus cosas, entre ellos los invitados, muchos de los cuales tenían los coches fuera y estaban cargando sus cosas en ellos.

Baste decir que el propio director del evento sufrió lo que no podemos llamar desalojar, puesto que esta palabra implica el cumplimiento de la labor intrínseca a las fuerzas de seguridad, sino echar, dadas las malas formas utilizadas y de la que voluntarios, organización y asistentes manifestaron a este medio de comunicación. Madrid Destino, responsable de la contratación de Securitas Direct, no consiguió llegar a un consenso tras observar el incumplimiento de las nuevas instrucciones. Los trabajadores de la seguridad alegaron que sus instrucciones eran únicamente desalojar.

Consecuencias

Parecen anécdotas. Parecen exageraciones. Parecen accidentes desafortunados, pero no es así. Dejando aparte el tema de que la Asociación Cultural Nippon todavía duda si presentar acciones legales ya que se trata de una asociación sin ánimo de lucro (es decir, todo lo que se gana en taquilla, se reinvierte) y su intención no es mercantil, las consecuencias de estas acciones podrían repercutir en que, si no hay recaudación suficiente con la venta de entradas, el año que viene podría no celebrarse el evento.

Es cierto que muchas cosas (lo popularmente llamado “lo gordo”) estaban pagadas, pero es la recaudación lo que determina si al año siguiente habrá fondo para celebrar otro Madrid Otaku. Hay que tener en cuenta que los buenos resultados del año pasado animaron a la organización a pasar de la planta de arriba, más pequeña y barata, a la planta de abajo, más grande y necesitada de un mayor desembolso económico. Esto ha supuesto que esta apuesta, dado el efecto dominó del que he hablado en el artículo, pueda haber supuesto un error garrafal.

Conclusiones

Sin duda, el apoyo del público, que fue muy comprensivo con la situación, unido al refuerzo de Madrid Destino, que ayudó a gestionar la crisis, fueron decisivos para que el evento saliera adelante. La pregunta que surge ahora es clara; ¿podrá celebrarse la Madrid Otaku el año que viene?

Para aquellos que, como afirmaba al principio, hemos crecido con estos acogedores eventos (término que usé hace años para referirme al recién estrenado evento), la Madrid Otaku ha supuesto una alternativa a un sector privado que comienza a sobresaturarse. Pese a lo orgullosos que nos sentimos de que los eventos frikis, otakus y gamers proliferen por el país, y así lo demostramos con nuestro Calendario de Eventos, se ha venido sintiendo una burbuja que ha destrozado el sector de los eventos y ha arruinado a muchos stands.

La sensación de encarecimiento de las entradas, del precio de los stands, de la pérdida de la esencia con la que se celebraban estos eventos es lo que llevó a que se creara la Madrid Otaku. Una apuesta porque el mercado no se hundiera. Por supuesto que es bueno que existan eventos privados, pero siempre pensando en los asistentes, verdaderos protagonistas de cualquier evento que se celebre.

Es una pena que tuviera una sensación de vacío el domingo. Posiblemente el miedo hizo que la gente no se atreviera a entrar, a pesar de que la preventa fue muy bien, como nos aseguró la organización durante la entrevista que les realizamos, pero no pude por menos de notar que el ambiente estaba un poco desangelado. A veces no basta con esas disculpas que realizó la Madrid Otaku (ver vídeo anexado), otras simplemente el efecto dominó es más fuerte. En cualquier caso, es la respuesta del público la que determinará que la Madrid Otaku realice su 5ª edición el año que viene o tenga que despedirse con la edición de este año.

 

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. Como novelista ha publicado La Ciudad que Olvidamos (2024) y está centrada en la publicación de nuevos títulos. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II.

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