47 RONIN: cine oriental según Hollywood.

Aunque seguramente quede claro por la imagen de la portada, este es un análisis de 47 Ronin la película de 2013 en la que, seguramente como reclamo publicitario, aparece un Keanu Reeves que se han sacado de la manga, pero sin conexión real con los hechos reales en los que pretende basarse la película.

Empezando por aquí, y siguiendo por todo lo que detallaré en el post, matizo que nos alejaremos bastante de la famosa leyenda de los leales 47 ronin, cuya historia marcó la era Genroku de manera brutal (1688-1707, enmarcado en el periodo Edo), así como del film Los leales 47 Ronin (Genroku Chushingura, 1941) que sí recrea a lo largo de sus 4 horas de filmación del también llamado El Incidente de Ako y que espero analizar en otra ocasión. No, 47 Ronin es lo que viene siendo de toda la vida uno de esos intentos americanos de hacer una película épica de una cultura que desconocen.

10 años antes, Hollywood ya había intentado, y con bastante buen éxito, para qué negarlo, acercar la cultura nipona clásica a los foráneos, con El último samurái, interpretada también por otro exitoso actor americano de nombre Tom Cruise.

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No creo que ni en aquella ocasión ni en esta Hollywood pretendiera burlarse de la cultura japonesa, pero su gran distanciamiento tanto de los valores que el país del sol naciente promulga, como de la historia de su pueblo en general, le llevan a crear obras como la presente película que adolecen de demasiados fallos como para que una persona como yo (o como vosotros, queridos lectores, que os considero frikis, amantes de Japón y respetuosos de su cultura) no se eche las manos a la cabeza.

47 Ronin no es una película per sé mala; cumple su objetivo, que es contar la historia que todo el mundo conoce, pero a su manera: hacia el 1701 un grupo de samuráis se convirtieron en ronin (samurái sin señor) cuando Asano Naganori (Min Tanaka), su señor feudal (daimyo) es obligado a cometer seppuku (suicidio ritual) según el código ético de los samuráis o Bushido, para recuperar su honor, tras haber agredido a un alto cargo del gobierno llamado Kira Yoshihisa. Con idea de vengarlo, los 47 vasallos, con Kai (Keanu Reeves) y Oishi (Hiroyuki Sanada) a la cabeza, idean un plan para matar a Kira (interpretado por Tadanobu Asano) y entregarse más adelante al Shogun (Cary-Hiroyuki Tagawa), en la esperanza de que también los deje cometer seppuku.

Esto que, para nosotros, occidentales, no tiene mucho sentido, para los japoneses fue un ejemplo de lealtad, honor y sacrificio que a día de hoy se sigue valorando.

Y hasta aquí mi traducción de los términos más básicos para entender de qué va toda esta historia ya que no pretendo emular a la película narrando cada cosa que hacen convirtiendo al film más en un documental que en otra cosa.

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Esto es así porque uno de los grandes fallos que comete 47 Ronin es de guion. Sus diálogos son insustanciales, carentes de energía y, en la mayoría de los casos, metidos con calzador para explicar al público norteamericano el significado de lo que está ocurriendo en pantalla, sintiéndose de una manera tan forzada y pueril que, aparte de vergüenza ajena, sientes que se está cortando el ritmo de la escena en cuestión y generando una sensación constante de aburrimiento.

Es una pena, porque la película, aunque se siente de serie B, tiene muchas escenas de acción e interacciones que bien valían nuestra atención y se ven empañadas por guion, diálogos y ritmo. Es cierto que la trama no pretende ser sutil y va al grano con lo que presenta, pero no habría estado de más que intentara elevarse de film de aventuras clásico con buenos y malos e intentara reflejar un poco más la historia en la que pretendía basarse.

No digo que tenga que emular el estilo pausado y contemplativo del director Kenji Mizoguchi, pero está claro que un director de comerciales como Carl Rinsch (que, por cierto, 47 Ronin ha sido su única incursión en el cine, ¿por qué será?) no iba a captar la esencia de las enseñanzas que algo más tarde se plasmaron en el Hagakure y mucho menos a informarse debidamente de aquello por lo que pasaron los 47 ex samuráis para vengar a su señor.

El resultado de tan chapucero trabajo es una obra predecible, de ritmo irregular, diálogos de parvulitos y con toques de fantasía para solucionar lo que el guion no arregla. No obstante, la inmersión que podemos realizar en la película se hace a través de una excelente fotografía, una recreación de los escenarios más probables del mundo nipón en la Era Edo y una muestra de varias escenas plasmadas con mimo retratando el seppuku o harakiri.

Una obra mainstream que aquellos sin muchas pretensiones disfrutarán de cualquier manera. Por mi parte, en el 2013, esperaba que el mundo globalizado (e internet) hubieran acercado Japón a occidente, pero ahí tengo películas del 2019 como Los Japón para reafirmarme en la idea de que nos queda mucho, mucho, mucho, para que en el cine se trate con verdadero respeto a las culturas no-occidentales.

47 Ronin

5.6

NOTA

5.6/10

Destaca en:

  • Fotografía, escenarios, vestuario: decentes y respetuosos.
  • Aunque no exacta, intenta acercar a la cultura occidental un hecho importante de la cultura oriental.
  • Incluye elementos del folklore japonés que resultan gratos de ver o escuchar.

Podría mejorar:

  • Dirección, guion: mediocres tirando a malos.
  • Ritmo irregular
  • Diálogos insustanciales
  • Interpretaciones: sale Keanu Reeves, que le queremos mucho, pero es lo que es.

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. Como novelista ha publicado La Ciudad que Olvidamos (2024) y está centrada en la publicación de nuevos títulos. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II.

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