Sobadete ya está este mundo del cine con refritos de “no lo sabía, pero en realidad soy un espía y ahora mi propia gente me quiere matar”. Desde Bourne hasta Misión Imposible, pasando por RED y la reciente Kingsman ahora le toca el turno a American Ultra. Da igual que estuvieras en el ajo, o que tuvieras potencial o que te acaben de activar, el caso es que sabes demasiado, eres un peligro, y hay que eliminarte. Así de simple, y así de estúpido.
Y es que American Ultra, pese a ser divertida, estar llena de humor absurdo y cumplir el objetivo de entretener hace aguas por todos los demás lados. Tenemos a un Mike Howell (Jesse Eisenberg) haciendo lo que mejor se le da: correr por los aparcamientos, y a una Phoebe Larson (Kristen Stewart) también haciendo lo que mejor se le da: poner cara de pena; y entre medias, gente que está muy loca, o es mega mala o sufre un síndrome de “eres mi criatura” al más puro estilo Doctor Frankenstein y su Criatura. Ejemplos del primer tipo (locos) lo tenemos en Walton Goggins, apodado “El Risitas” en la peli (y ya no digo más) y a John Leguizamo, que hace el papel de Rose (no, es un tío, nombre de tía, pero es un tío) que es ni más ni menos que el latino busca broncas tatuado que suministra cosas ilegales. El segundo papel (mega malo) lo encarna Topher Grace, que aquí se llama Adrian Yates y es el capullo de la CIA. Y la tercera (la del síndrome) es Connie Britton, que es otra agente de la CIA llamada Victoria Lasseter y que confirma la teoría que purula por la red de que en la CIA no hay gente normal.
Pues con este elenco de personajes demasiado visto en el cine hay que hacer una película. No sabemos por qué le pusieron el título de American Ultra, tampoco lo sabes cuando llegan los créditos, pero ahí está. Por lo menos podemos echarle la culpa a los americanos, porque cuando trajimos God Bless America le cambiamos el nombre por Armados y cabreados y nos quedamos tan anchos. Aquí por lo menos todo estaba lleno de droga y algo tuvo que caer a los guionistas.
Así que American Ultra se sostiene por la estupenda actuación de Jesse Eisenberg, cuyo papel de hombre enamorado de su novia e intentando declarársele mientras supera sus fobias (quién sabe, igual alguna provocada por tanto crack) resulta muy convincente. La mezcla entre su latente timidez y sus descacharrantes diálogos, combina con esas escenas de asesinato y muertes con cucharas (¿Nadie ha pensado en Robin Hood: príncipe de los ladrones y su “te mataré con una cuchara”?) de una forma surrealista, tan del gusto de las películas de espías de hoy en día. Por ello, se abusa del bullet time en las escenas de acción, se realizan coreografías estupendas a la par que macabras, y se mezcla todo con el efecto de los psicotrópicos en el resto de la trama. Te da la sensación de que el título “Fumados y cabreados” le habría ido mejor.
El caso es que, pese a ese tufillo a Clerks (1994), el guionista Max Landis (sí, el de Chronicle 2012) saca más partido del supermercado de lo que lo hizo Kevin Smith. Quién sabe, igual en Zombieland, Clerks y American Ultra usan el mismo supermercado, demostrando que hay quién sabe aprovechar los decorados. El resultado es una película de acción bastante chorra, con alguna escena algo gore, muchas bromas propias del que no sabe de qué va la vaina, y algunas referencias que harán las delicias de los frikis.
Si en Espías (2015) teníamos a una secretaria convertida en espía, y en Kingsman (2015) tuvimos a un cani convertido en espía…en American Ultra tenemos a un espía convertido en un fumeta. Puede que el cambio de roles sea lo que necesita el 2015 para terminar de una manera satisfactoria. Puede que hayan encontrado la fórmula que buscaban y, si no, siempre podemos esperar a Spectre, que se estrena en nada, y dejar a James Bond, un espía de verdad, el humor y la acción.
(6 / 10) [amazon_link asins=’B019Z4B2DU’ template=’ProductCarousel’ store=’generacionfri-21′ marketplace=’ES’ link_id=’9944d133-bc58-4ce9-a56f-7967141c6291′]
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