No hace falta complicados argumentos para hacer una gran película. A estas alturas ya lo sabemos todos. No obstante, Ana y el Rey (1999) está considerada una gran superproducción, por la fastuosidad de la puesta en escena, la magnífica fotografía y los intimistas decorados que realmente nos transportan a Siam.
Y aún así, el argumento cuenta una sencilla historia de amor y amistad (sí, se llama Ana y el Rey, no creo que sea un spoiler decir que es una historia de amor) entre Anna Leonowens, profesora inglesa, y el Rey Mongkut. Cuando la maestra, viuda y con un hijo, llega a Siam para educar a los hijos del Rey en las normas civilizadas inglesas propias del s.XIX, dos mundos chocan.
Esta es la tercera versión que se hace de las memorias de Anna Leonowens, aparte de otras películas de temática similar. Una visión más política que la de sus predecesoras. Sin embargo, no voy a entrar a comparar las anteriores versiones con ésta, y menos aún con la que casi todos consideran la mejor, la deliciosa película musical “El Rey y yo“. Yull Brynner y Deborah Kerr bailando “Shall we dance” jamás podrá ser superado, pero cada película tiene su encanto y ciertamente que Ana y el Rey derrocha dulzura y encanto por todos lados, sin por ello ser sensiblera ni excesivamente romántica.
Dicho esto, me gustaría centrar vuestra atención en la gran pareja que hacen Jodie Foster (El silencio de los corderos) y Chow Yun-Fat (Tigre y Dragón) y lo realista de sus caracterizaciones. Ambos se encuentran en su salsa. La intimidad y el detallismo que se palpa cada vez que ambos están en escena corta la respiración. Todo el decorado, la fotografía, el vestuario…todo son añadidos para acompañar mejor la gran historia que es juntar a dos grandes caracteres como son los de la maestra inglesa Anna y el rey siamés Mongkut.
Y es que es realmente complicado mostrar dos culturas tan diferentes y que el resultado sea tan equilibrado. Ninguna es mejor que la otra, ambas pueden convivir en armonía, y ambas merecen respeto. Puede ser que sea por eso que los dos se atraigan. Son diferentes a lo que han conocido, y ambos se admiran. Una combinación, no sólo extraña, sino casi imposible.
Por un lado, no te esperas tanta humildad en un hombre con el poderío del rey de Siam. Sabio, compasivo, pero no humilde. No sólo es que sea un hombre en un mundo en el que las mujeres no cuentan, sino que llega a considerar iguales a las mujeres. Por su parte, está claro que a Anna le pierde la lengua. Como la idea era mostrar el lado político de la situación (Inglaterra manda), nadie le toca un pelo, que si no ya habríamos visto si se mostraba tan deslenguada.
Así pues, creo que se enamoran el uno del otro porque ambos son supervivientes. Cada uno con el deber por encima del placer. Ambos comparten valores universales como son el valor, la piedad, la amistad, el honor, el amor hacia sus seres queridos… ¿por qué no iban a enamorarse? La película va más allá de mostrar el proceso de una parejita de tortolitos, es casi un documental de cómo era Siam, su cultura, su fuerza militar, su sentido del deber, sus ansias de progreso, y por supuesto, ya que son unas memorias, de cómo se debió de sentir Anna allí, en medio de todo ello. Desde Escarlata O´Hara no había visto semejante fuerza en una mujer, y eso es algo digno de admiración.
La armonía de la película y la brillantez e ingenio de los diálogos se ven empañados por esas escenas de conflicto militar poco convincentes. Resultan forzadas, insulsas. Había que meterlas para justificar el argumento pero lo realizan de tal forma que parecen metidas a regañadientes. Más crudeza le habría aportado realismo, y habría justificado el tipo de desenlace que tiene la película; a veces nos limitamos a dejarnos llevar por la belleza de la superficie, olvidándonos de todo lo que hay detrás. Cada uno que vea qué es lo importante para él.
Nota: (8,5 / 10)
pasaros un resumen desos guapos
¡Claro! Esto… ¿a qué te refieres? XD