Llegó el 2010 y el Estudio Ghibli volvió a sorprendernos con su capacidad para hacer grandes películas sin necesidad de enrevesados argumentos o acciones trepidantes. Manteniendo la dulzura de obras como Mi vecino Totoro o Ponyo en el Acantilado, Arrietty y el mundo de los diminutos cuenta la bella historia de una familia de pequeños seres que viven debajo del suelo de una casa de campo. Pese a su norma de jamás dejarse ver por los humanos, Arriety, la más joven de la familia, establece una relación de amistad con el enfermizo niño que veranea en la mansión.
Al igual que en otras películas del estudio (Nicky, la aprendiza de bruja, Cuentos de Terramar, El castillo ambulante…) Arrietty y el mundo de los diminutos es una adaptación de una obra llamada Los incursores de Mary Norton (The borrowers). Al contrario que otras adaptaciones, más libres, ésta es bastante fiel al libro original, desde el nombre de la protagonista hasta la evolución del argumento.
Mundo Naturaleza vs Mundo Humano
Por supuesto, no nos es desconocido el mundo de los diminutos, pero no es por ello que la relación naturaleza-seres “mágicos” está tan patente en la película. De todos es sabido que, de la misma forma que Miyazaki adora los aviones y los personajes femeninos, el Estudio Ghibli en general adora incluir la Naturaleza en sus obras. Probablemente el hecho de que Hiromasa Yonebayashi (director también de El recuerdo de Marnie y Mary y la flor de la Bruja) dirigiera la película ha ayudado.
Hay un tema recurrente, precisamente ahondando en el dilema Mundo Naturaleza vs Mundo humano, por el que transcurre Arrietty y el mundo de los diminutos, al igual que en La princesa Mononoke y otras películas de Ghibli. A veces me da por pensar que hay un intento secreto, un ansia por mostrar que es posible una convivencia pacífica y tolerante entre ambos mundos. Siempre hay un personaje que intenta la conciliación, pese a los normalmente nulos resultados. No obstante, y dejando de lado la evidente moraleja, alguien ha cambiado algo en su interior.
Sin embargo, no quiero comparar Mononoke con Arrietty puesto que esta segunda película no es tan seria ni tan profunda. La calidad técnica sigue siendo impresionante, y la fotografía extraordinaria, pero el mundo no es tan mágico como nos tiene acostumbrados en obras como El viaje de Chihiro, Mi vecino Totoro o Porco Rosso. Es hermosa, pero le falta la imaginación desbordante que aleja estas películas de animación de las producciones americanas, como fue Los diminutos.
Los personajes, ¿están bien creados?
También los personajes son menos grises. Supongo que a ello ayuda que la historia es más “humana”, más costumbrista. Haru, la asistenta, es la mala (¿no os recuerda a la clásica abuela de Miyazaki?), el melancólico Shô es bueno…y los diminutos son esencialmente humanos en miniatura que sufren, padecen, ríen y lloran. No obstante, sus personalidades son creadas así por la necesidad de crear conflicto. Esta vez, no son las fuerzas de la Naturaleza las que lo crearán, tienen que ser los propios humanos. Aún así, no te caen mal.
Posiblemente la relación que más me llama la atención es la de Shô y Arrietty porque ambos están en el contrapunto de sus vidas. Él puede morir, mientras ella está llena de vida. La madurez con la que ambos se enfrentan a cada cosa es uno de los puntos fuertes de la película. Sus conversaciones, algunas llenas de derrotismo, otras llenas de amor, algunas demasiado crudas incluso para ser una película para todos los públicos, nunca dejan indiferente.
En general, y no siendo de las mejores películas de Ghibli, es una película que sorprende por su dinamismo, la pasión que desprenden los personajes mezclada con la ternura que derrochan las escenas, y la frescura del tratamiento del argumento. Creo que mayores y pequeños disfrutarán con Arrietty y el mundo de los diminutos como apuesta segura dentro del campo de la animación.
Hay segunda película de los diminutos