ASESINATO EN EL ORIENT EXPRESS: y se acabó la sutilidad

¿Cuál es, en esencia el problema de Asesinato en el Orient Express? Porque, oh, sí, es indudable que, después de visionarla, cualquiera es capaz de entrever que esta película no acaba de encajar todas sus piezas de forma armónica.

Indudablemente, las comparaciones son odiosas (pero aquí hay que hacerlas porque se trata de un remake) y no se puede ir al cine en el 2017 esperando ver otra vez el clásico de 1974 (en el que nos vamos a basar para comparar, dado que ambas son películas) o las adaptaciones televisivas de 2001 o 2010 porque para eso…pues te ves las antiguas o te lees el libro, pero es indudable que aquellos que disfrutamos tantísimo con ese personaje creado con tanto mimo por Agatha Christie esperábamos una adaptación decente que respetara por lo menos la esencia del personaje y la magia de una de sus obras más famosas.

¿Cuál es, pues, el problema de Asesinato en el Orient Express? Pues no es uno, sino muchos.

El guion y la dirección

La idea era buena, su ejecución en los diferentes formatos siempre había salido bien y ahora sólo quedaba darle un toque diferente con un guion que, conociendo a su director Kenneth Branagh, sería más grandilocuente, pecaría de demasiada narrativa (en el sentido de explicaciones innecesarias, poco ágil, poca confianza en el poder de la imagen…) y sería poco sutil y haría más cambios con respecto a la idea original; pero, pese a ello, daría buenos resultados.Asesinato-en-el-Orient-Express-2017-Generacion-Friki-Texto-1

No obstante, el guionista Michael Green, conocido por sus trabajos (algunos excelentes, otros decentes) en la serie American Gods, o en las películas Logan, Blade Runner 2049 y Linterna Verde (2011), se sale de su zona de fantasía y ciencia ficción para reescribir el relato de un asesinato y olvidándose de que, por mucho que te centres en el libro (con lo mucho que sabéis que eso me gusta), hay que adaptarla al cine.

Sin duda, es difícil encontrar un equilibrio entre las escenas y el diálogo en las adaptaciones de Agatha Christie. Recordemos en la serie Poirot, interpretada brillantemente por David Suchet, que especulabas desde el comienzo con quién sería el asesino, a falta de información sobre el tema. Es posible que con esta versión, dada la experiencia previa con los aproximadamente 70 capítulos o mini-films que conformaban la serie Poirot, quisieran hacer los argumentos menos liosos, dando un exceso de información para que la gente no se perdiera, aunque de ello se derivara una exceso de narrativa. 

#AsesinatoEnElOrientExpress de 2017: analizando si hay equilibrio entre escenas y diálogo Clic para tuitear

Si en su día nos enamoraron las adaptaciones de Kenneth Branagh de Hamlet, Otelo o Mucho ruido y pocas nueces es posible que fuera porque es básicamente un pecado lingüístico cambiar los versos de Shakespeare (era complicado equivocarse si tu guion lo ha escrito Shakespeare, vamos). Agatha Christie sí que permite esos cambios (ya lo hemos visto en sus otras adaptaciones) pero provocan lo que luego en el film del 2017 han sido ridículos diálogos, escenas insulsas, personajes poco carismáticos y pobremente trabajados y un serio problema de ritmo.

Un desaprovechado elenco de actores

Actores consagrados como Willem Dafoe, Johnny Depp o Michelle Pfeiffer. Actores que empiezan a escalar la cumbre como Josh Gad (La Bella y la Bestia, Pixels, El Gurú de las Bodas, Los Becarios…), Daisy Ridley (Star Wars el despertar de la Fuerza) o Penélope Cruz. Actores recurrentes en las películas de Kenneth Branagh como Derek Jacobi y unos cuantos actores más con buen cine en sus filmografías.

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Todos ellos desaprovechados y obligados a recitar insulsas frases que no hacen justicia a su calidad como actores y, lo más terrible de todo, como si sus apariciones fueran independientes del resto de personajes de la película, existiendo por lo tanto nula química entre ellos. Por supuesto, sí que puedo sacar de esta lista a Judi Dench, muy convincente en su papel de la Princesa Dragomiroff y llenando con su presencia cada escena.

El maltratado personaje de Hercules Poirot

¿Por qué no hacer un personaje nuevo, más adaptado al siglo XXI y a los gustos actuales? Puede que esta pregunta fuera el pensamiento del productor/director/guionista, etcétera, y es respetable; pero el problema es que cuando le cambias matices tan importantes a Hercules Poirot como los que han cambiado en esta versión, el personaje cambia totalmente.

Y la película se encarga de decirnos con monólogos innecesarios estos cambios, ignorando los recursos cinematográficos que poseemos y en los cuales el lenguaje corporal, el buen uso de los silencios y el, ¡qué coño!, menos es más de toda la vida, nos podrían haber sumergido más en la película y en las motivaciones de los personajes.

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Es cine, no es un libro, no hay necesidad de describir punto por punto lo que se hace, como se siente determinado personaje, ni nada parecido (a menos que sea relevante para la trama y la única forma de hacerlo saber, obviamente). ¿Por qué el guion se ha empeñado en destrozarnos una película que, recordemos, va de un asesinato? ¿Dónde encontraremos entonces la catarsis?

El protagonista en la película de 1974, (interpretado por el 5 veces nominado a los Oscars y controvertido pero brillante actor Albert Finney), no era Hercules Poirot, sino todo el resto del reparto. Dada la naturaleza de la obra, no nos encontramos ante un protagonista, sino una docena de ellos.

Era hermoso ver cómo un personaje narcisista, ególatra y demasiado pagado de sí mismo como es Hercules Poirot se convertía únicamente en el vehículo para narrar la historia y no en el centro de la historia en sí misma. Qué sí, que en esta versión que hoy nos ocupa el detective belga está interpretado por Kenneth Branagh, y él mismo es narcisista y todo lo demás, pero representar a un personaje hecho a la medida de tu personalidad no debería significar que sea necesario convertirte en el centro de la historia.

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Y en una película donde una docena de personas encerradas en un tren son sospechosas de asesinato es obvio que va a haber muchas conversaciones (a menos que la película sea Alien) y el mayor esfuerzo debe centrarse en presentar a los personajes: todos como sospechosos y ninguno a la vez. Debes poder amarlos y odiarlos, conocerlos, desconfiar, acusar y, en definitiva, comerte el tarro pensando quién puede ser el asesino.

El problema en este caso es que han recreado una película ambientada en 1934 con personajes del 2017 y, claro, no funciona. Nadie está metido en su papel, nadie resulta creíble. Son gente moderna atrapada en una función en la que no acaban de sentirse cómodos.

¿Por qué una moraleja?

Volvemos al tema de la sutilidad. Con las obras anteriores a esta versión de Asesinato en el Orient Express pensábamos, nos posicionábamos y decidíamos (porque la película así nos lo permitía) si las venganzas eran justas, si el ojo por ojo tiene justificación y si no debemos tener en cuenta que las cosas pueden no ser blancas o negras.

El detective Poirot, ascendido a la categoría de Jesucristo con sus 12 discípulos sospechosos de asesinato, empieza en la versión de 1974 su exposición final de los hechos con un argumento con el que no se posiciona: “un vil asesino ha sido vilmente asesinado”. Esta declaración nos muestra la opinión que tiene Poirot acerca de los malos actos, sean quienes sean los ejecutores y pese a los motivos que tengan y, no obstante, choca totalmente con la disyuntiva que se le presenta cuando tiene que señalar al culpable y ver si es capaz de condenarle o no.

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La sutilidad con que se soluciona este problema en la versión de 1974 choca frontalmente con el absurdo monólogo con el que decide Kenneth Branagh solucionar la papeleta, resultando de ello una pregunta, ¿era necesaria una moraleja? Y una respuesta: no.

¿Qué aportará a aquellos que no conocen Agatha Christie?

Sin duda, lo mejor que puede aportar Asesinato en el Orient Express de 2017 es su puesta al día para todos aquellos espectadores a los que no les gusten las cosas con tufo a viejo. Los primeros 10-15 minutos son la presentación de Hercules Poirot como una persona venerada, necesaria y solucionadora de conflictos. Una presentación excesivamente larga y poco sutil (nuevamente) pero sin duda eficaz.

No obstante, creo que una de las maravillas que nos puede ofrecer el séptimo arte es la capacidad de mostrarnos las cosas y dejar que nosotros reflexionemos sobre ellas. Simplemente, creo que no necesitaba que me dieran todo masticado en esta versión.

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Asesinato en el Orient Express

5

NOTA

5.0/10

Destaca en:

  • Bello apartado técnico: ambientación, vestuario, fotografía.
  • Para quien no conozca la obra original, la película le parecerá entretenida

Podría mejorar:

  • Las escenas de acción son innecesarias y restan eficacia a los diálogos
  • Excesivamente larga, hasta llegar a ser aburrida
  • Guion y dirección mediocre
  • Actores desaprovechados

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. Como novelista ha publicado La Ciudad que Olvidamos (2024) y está centrada en la publicación de nuevos títulos. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II.

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