Todos los que vivimos más o menos intensamente los 80 y 90 somos una generación con una nostalgia cultural desmesurada, quizá sea porque fueron grandes años para el cine, los videojuegos y la música, o sencillamente sea porque hoy con el reggaetón, la telebasura, y los free to play resulta excesivamente fácil echar de menos tiempos que ya no volverán.
Sea como fuere la nostalgia vende y casos de éxito los hay a montones, ahí tenemos sin ir más lejos la Nes y la Snes classic de Nintendo, o la vuelta al cine de Jurassic Park (entre otros clásicos de los 90).
Pero si hay algo que pensé que se había quedado enterrado en aquella turbulenta época de tazos, chistes de Chiquito, y canciones de las Spice Girls eran aquellos libros de tapa roja, en los que en su portada rezaba, en un vistoso bocadillo amarillo con letras blancas, la frase “elige tu propia aventura”.
Recuerdo mi primer libro de estas características; se llamaba Superordenador, y en su portada salía un PC con patas y una suerte de casco de astronauta amenazando a un chiquillo como de mi edad (de mi edad de entonces, claro). Yo, que crecí en una época de cambio, en el ocaso de los juguetes clásicos y el amanecer de la época digital, un libro “interactivo” sobre un ordenador asesino en el que yo mismo pudiese tomar mis propias decisiones sonaba, cuanto menos, prometedor.
Después de todos estos años, parece que no fui el único al que los videojuegos de la época y los libros de “elige tu propia aventura” le marcaron para siempre, pues ahora es Netflix quien, bajo el sello de Black Mirror produce Bandersnatch; un largometraje interactivo que homenajea en forma y contenido a aquellos libros con los que algunos crecimos.
Bandersnatch nos sitúa en los años 80, durante la fiebre de los videojuegos y justo antes del crack que casi da al traste con la industria en el 83. Su protagonista, Stefan Bulter (Fionn Whitehead), un joven adolescente, se propone crear un videojuego homenaje a uno de los libros de su difunta madre, un libro de “elige tu propia aventura” sobre el que además giraba una turbulenta historia de asesinatos por parte del autor.
Nosotros, como ente abstracto y omnisciente, podremos, en determinadas ocasiones, tomar control sobre las decisiones de Stefan, comenzando por algo tan simple como elegir los cereales del desayuno hasta alcanzar decisiones que implicarán cambiar todos los acontecimientos de la película, hasta desvelar alguno de sus múltiples finales.
Estas decisiones aparecen sin previo aviso y tienen un tiempo máximo en el que podemos reaccionar antes de que el programa tome una decisión por nosotros, por lo que es muy recomendable que veáis la película con vuestro mando/ teclado/ pad al alcance.
Algo más que un capítulo de Black Mirror, algo menos que una película.
Pese a que Bandersnatch pertenece a Black Mirror, no es exactamente un capítulo de esta, sino más bien un spin off que se encuentra a caballo entre el largometraje y el capítulo convencional. De hecho, si vemos Bandersnatch de principio a fin tomando nuestras decisiones solamente una vez, la experiencia puede variar entre los 30 minutos y una hora y cuarto, sin embargo esta duración se multiplica, obviamente, si decidimos explorar un poco más el contenido de la cinta en busca de otros finales alternativos, por lo que estamos hablando de una de las primeras cintas, que al igual que los videojuegos, tienen la capacidad de sorprendernos en un segundo, o tercer pase.
Sin embargo a nivel de producción Bandersnatch se encuentra al mismo nivel que la mayoría de los capítulos de Black Mirror: una producción más que correcta que pese a que lo hace más o menos todo bien a nivel técnico, no consigue destacar, más por elevadísimo nivel de la competencia que por fallo propio.
Pensándolo bien, Bandersnatch no se encuentra con su propuesta demasiado lejos de videojuegos como Detroit: Become Human y viceversa, demostrándonos que estos dos tipos de entretenimiento, tan diferentes en sus raíces, pueden llegar a abrazarse en perfecta simbiosis conforme la tecnología empiece a estar lista para ello.
Más allá del acercamiento a película interactiva que hace Bandersnatch, en términos de guion, interpretación y trama no es de lo mejor que nos ha dado Black Mirror, situándose eso sí en un puesto tirando a alto con respecto a la media de calidad de la serie, que de por sí suele ser bastante alta.
La conclusión de todo esto es que Bandersnatch como experimento resulta un éxito que fácilmente podría crear un nuevo género de cine si más productoras se animasen a explorar una idea que sin duda puede dar mucho juego.
Finalmente Bandersnatch supone una grata experiencia, que ya sea por lo fresco de su propuesta, o por su más que correcta manera de hacer llamada a la nostalgia, resulta un entretenimiento más que recomendable y una cinta ideal para disfrutar en compañía debatiendo sobre los diferentes finales y las complejas decisiones que la cinta nos propone. Un retorno al pasado que a su vez nos asoma a cómo podría ser, en parte, el cine del futuro.
Black Mirror Bandersnatch
Destaca en:
- Su planteamiento como película interactiva
- Los múltiples finales animan a repasar la cinta varias veces
- Una historia interesante que además resulta un guiño excelente a las raíces de la idea
Podría mejorar:
- Como capítulo de Black Mirror no es de los mejores, aunque tampoco de los peores
- Sólo dos elecciones cada vez resultan pocas