Allá por el 2009 se estrenó una nueva serie policíaca llamada Castle. Este nombre tan poco usual para la que no sabíamos si iba a ser una serie más de asesinatos, policías y protagonistas carismáticos creó aún más confusión (a la vez que regocijo y expectación) cuando vimos el enfoque que presentaba. No por aquello de escritor de misterio, Richard Castle, (Nathan Fillion) siguiendo a la inspectora buenorra de turno Kate Becket (Stana Katic) en la resolución de macabros asesinatos, sino por las grandes dosis de humor y guiños frikis que llenan los capítulos de la serie.
Esto hizo que automáticamente la serie captara mi atención. Podía pasar por alto esos detalles de serie más de turno si el protagonista de Firefly estaba involucrado en Castle. Eso garantizaba demasiados arrebatos de nostalgia que ni siquiera The Big Bang Theory podía proporcionarme, al tratarse Castle de vidas “normales” (quitando los muertos) con situaciones “cotidianas” (vale, también quitemos las persecuciones, intentos de asesinato, etc) en las que zombies, ninjas, vampiros, extraterrestres, fenómenos paranormales, mundos fantásticos, Bigfoots, superhéroes, convenciones como la Comicon, etc, se mezclan con el propio carácter de Richard Castle y Nathan Fillion pues, tanto personaje como actor, son amantes de cualquier hobby y artilugio medianamente friki y chulo (laser tag, helicópteros y tanques a control remoto, cómics, etc…) haciendo, con sus payasadas y gestos infantiles, que todos deseemos estar en su lugar.
Todos estos hechos hacen que decididamente veamos que Castle no es una serie policíaca al uso. La presencia de todos estos elementos nombrados está justificada y su posicionamiento como serie ligeramente macabra pero prácticamente para todos los públicos es hasta de extrañar en la televisión de hoy. Mencionar que hasta la belleza y tacones de la inspectora están justificados en el guión, haciendo que la historia de justicia de esta policía generen compasión y empatía en el espectador.
Quizás, uno de los grandes problemas que he observado en esta serie es lo mucho que se centran en la historia de Castle y Becket dejando de lado a los demás personajes, los cuales, pese a ser protagonistas en algunos capítulos, apenas sufren un desarrollo personal durante las 7 temporadas que lleva la serie. (exceptuando a la familia de Castle: Martha Rodgers interpretada por Susan Sullivan, y Alexis Castle, interpretada por Molly C. Quinn). Lamentablemente, parece que tampoco la 8, recién comenzada, nos dará más situaciones importantes que destaquen y justifiquen la presencia de los dos detectives subordinados de Becket, Javier Esposito (Jon Huertas) y Kevin Ryan (Seamus Dever) así como a la forense Lanie Parish (Tamala Jones), pese a ser personajes ricos en detalles y que mejorarían la trama. Pero no, si la serie se llama “Castle” es porque la historia está totalmente centrada en él y, de rebote, ya sí, en los que le rodean.
Y eso ¿es importante?
Puede serlo. Desde luego el personaje de Richard Castle tiene carisma para llenar la serie él solito, pero hace que una serie de temática policíaca, con tintes de comedia dramática, dependa totalmente de su actuación para llevar la serie. Ello ha influido negativamente en los guiones de la serie, los cuales están cortados por un patrón repetido de forma demasiado exhaustiva. Dicho de otra manera, al ser capítulos autoconclusivos (que no, que hay algunos dobles, pero los cuentas con los dedos de las manos) hay un máximo de sospechosos posibles, un tope de acciones a desarrollar…y obliga a solucionar mediante interrogatorios casi todos los capítulos.
¿Qué ofrece la 8ª temporada?
Os confieso que estaba convencida de que con la séptima temporada se cerraría la serie. No por pensar que no renovaban más, sino porque la serie se cerraba de manera estupenda el pasado junio. Se daban explicación a todas las cosas importantes y habíamos sacado ya todos los temas frikis posibles (seguro) para exasperación de la capitán Victoria Gates (Penny Johnson Jerald) y la alegría de todos los otakus, gamers y frikis.
#Castle, Grandes dosis de humor y guiños frikis se encuentran en cada capítulo Clic para tuitearLa temporada ha empezado fuerte, tensa, trepidante, muy dinámica; y todo esto, que es bueno, es también lo malo. Una de las coas que le achacábamos era la conclusión tan rápida que tenían sus capítulos. Al haber empezado tan fuerte, liando el rizo, no puedes salir de él sin que resulte confuso y sin acabar ofreciendo una salida torpe y poco satisfactoria.
Ya pasaba en los capítulos de la desaparición de Castle, o en el secuestro de Alexis. Y lo volvemos a ver en el doble primer capítulo de Castle de la Octava Temporada. Al final, lo que se supone que es bueno, acaban siendo características malas. Lo que no se puede negar es que la serie ha dado grandes giros con toda la intención de sorprendernos en esta temporada. ¡Y menudas sorpresas! Todavía no estoy segura de que acepte el nuevo estilo de la trama, pero si está ahí Castle para hacerme reír, seguro que seguiré siendo su fan número uno.
(8 / 10)
Aquí os dejo un trailer de la 8ª temporada que, sin duda, os hará entender este posible cambio de registro en la serie:
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