EL DÍA DE LA BESTIA: Max Estrella y sus esperpentos.

El 25 de diciembre de 1995 fue la fecha que Alex de la Iglesia escogió para situar su particular Apocalipsis en la que hasta ahora es considerada una de sus mejores obras, El Día de la Bestia. Una película tan amada como controvertida, tanto en el momento en el que se estrenó, como ahora, que la revisiono comprobando lo bien que ha envejecido y lo divertido que sigue siendo su humor negro (tan propio de la obra de Alex de la Iglesia, recordemos La Comunidad, Crimen Ferpecto o cualquiera de sus otras películas). La historia del sacerdote vasco que descubre que el Libro del Apocalipsis esconde un mensaje sobre la venida del Anticristo y su particular cruzada para impedirlo consiguió no sólo reconocimiento a nivel nacional (que tampoco era muy difícil) sino reconocimiento internacional al conseguir una coherencia argumental y visual en una película que, por su premisa, parecía de serie B y que fue del agrado de público y crítica.

A día de hoy, El Día de la Bestia se engloba tanto dentro de la comedia de terror, como en las películas navideñas, así como en el cine surrealista, siendo tres géneros y/o estilos que Alex de la Iglesia aúna con maestría para proporcionarnos más risas que si de una comedia propiamente se tratara, y con los suficientes ingredientes demoníacos como para que nunca perdamos el norte de lo que estamos viendo.

Sin embargo, sus claves no se reducen tanto a chistes y un argumento que funciona tanto como a las interacciones del trío protagonista: Álex Angulo, en su papel de Ángel, el ingenuo cura al que no se le ocurre otra forma de contactar con el Demonio que ir haciendo el mal allá por donde va; el profesor Cavas (Armando De Razza), un presentador de televisión de lo paranormal que persigue la noticia de su carrera, y Santiago Segura como José María, un heavy drogadicto de buen corazón y mejores intenciones que no se lo piensa dos veces a la hora de ayudar al pobre sacerdote.

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Escepticismo es la palabra que mejor podría definir a esta historia cuando te hablan de ella. Quizás son prejuicios, pero tal y como se cuenta parece el comienzo de un chiste malo: un cura, un metalero y un presentador de televisión unen sus fuerzas para detener el Apocalipsis en Madrid. Luego te das cuenta de que es una película sin apenas fisuras: buen ritmo, actuaciones carismáticas, argumento interesante, efectos especiales decentes y un sentido del humor que, si bien sabemos de sobra que no es para todos los públicos, es marca registrada de la casa  y lo que hace que, una y otra vez, volvamos al cine de Alex de la Iglesia en general, y a El Día de la Bestia en particular, cuando queremos algo de humor macabro, de comedia de terror y acción vertiginosa, chistes ácidos y situaciones cómicas surrealistas. Una suerte de Tarantino español truculento, pero efectivo, que no muestra más de lo necesario para hacer avanzar la trama creando las bases que mantienen la atmósfera oscura, ligeramente decadente y tan chocante en la que, sin duda, debería incluirse en mi lista de películas navideñas, ya sean atípicas o no, al lado de Gremlins y L.A Confidencial.

El Apocalipsis YA estaba desatado en la Tierra.

Antes hablaba de atmósfera oscura y decadente y sin duda es algo que impregna la filmografía de Alex de la Iglesia y que encuentra su máximo exponente en El Día de la Bestia. Cual Max Estrella recorriendo las calles de Madrid, el padre Ángel entabla torpemente una cruzada en busca de Satán conociendo a los “esperpentos” de la sociedad, destacando la violencia, la mugre, la incivilización, el caos, el fanatismo y las sectas. La visión de la religión, ligada al tándem catolicismo-satanismo debió de resultar, en la España de finales de siglo, tan escandalosa como refrescante, tan extraña como efectiva. Los personajes secundarios (Terele Pávez, María Grazia Cucinotta, Nathalie Seseña, Jaime Blanch…y algunas apariciones realmente geniales como Ray Pololo, Def con Dos o El Gran Wyoming) resultan tan adecuados para la crítica social que quiere mostrar Alex de la Iglesia como deprimentes, siendo así que a veces esa violencia absurda, esos desnudos incómodos, esas conversaciones surrealistas, harán que nos sintamos tan agradecidos por visionar algo diferente del resto del cine como incómodos por salir de nuestra zona de confort de una manera tan radical.

El Día de la Bestia incluía fanáticos dentro de su historia que ya vivían en su propio infierno, y fuera de ella también encuentra legiones de fanáticos menos peligrosos (espero XD) que esperamos con ansia la próxima obra que, como mínimo, sabemos que será mordaz, esperpéntica, controvertida y que mostrará a la sociedad española como lo que es, una amalgama de sujetos que, inevitablemente, son una muestra de realidad descarnada, dolorosa y por ello casi humillante. Es un patrón que el director repite en sus obras, pero no por ello dejamos de verlas; es más, quizás a causa de ello, porque la crítica está detrás de esa cortina de risas y situaciones rocambolescas.

Mis expectativas con Alex de la Iglesia no son aprender, no son encontrarle un sentido a mi vida después de ver lo que los esperpentos hacen con la suya, no es intentar darle una vuelta a mis miserias. Muchas veces es simplemente ver El Día de la Bestia y pasar un rato entretenido. Triste, porque las grandes obras las visiono para algo más, pero la veo una y otra vez y no me quedo con mal sabor de boca, simplemente pienso, qué macabramente divertido que es todo lo que hace este hombre.

El Día de la Bestia

8.3

NOTA

8.3/10

Destaca en:

  • La banda sonora
  • Su mezcla de humor macabro con historias interesantes.
  • Buena química entre personajes.
  • Buen envejecimiento en general...

Podría mejorar:

  • ...salvo los efectos especiales.

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. Como novelista ha publicado La Ciudad que Olvidamos (2024) y está centrada en la publicación de nuevos títulos. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II.

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