No nos engañemos. Es temporada de bodas y siempre acaba cayendo algo. Y si no cae, ya se encarga la televisión de ponernos algo clásico estilo La princesa prometida, La boda de Muriel, La boda del monzón o la incombustible El padre de la novia para recordárnoslo. De hecho, después de ver El gurú de las bodas (con poca confianza, la verdad, que fue “La fiesta del Cine” lo que me convenció) en casa puse la tele y echaban dos, no una, sino dos pelis seguidas sobre novias y bodas. Pero ese es otro tema.
El gurú de las bodas (The wedding ringer 2015) narra la terrible situación (que no atípica) de Doug Harris (Josh Gad) que, a dos semanas de casarse con Gretchen (Kaley Cuoco), no ha encontrado un padrino de boda. Acaba contratando a Jimmy Callahan (Kevin Hart), empresario especialista en suministrar padrinos y testigos para bodas.
Sí, con este argumento lo que te encuentras es un pastiche entre El día de la boda (2004) con Dermot Mulroney como gigoló contratado para una boda (sí, el tío de La boda de mi mejor amigo), Hitch, donde Will Smith es un casamentero, y De boda en boda con el maravilloso dúo Vince Vaughn y Owen Wilson, haciendo lo que todos habremos querido hacer en algún momento de nuestras vidas.
La gracia de El gurú de las bodas no está pues en su argumento (que quitando dos o tres detalles es previsible), sino en dos o tres datos que hacen que merezca la pena ver la película. No intentéis reíros a carcajadas, ni buscar grandes moralejas, sólo pasar un rato entretenido y buscar ese puntillo, a veces sí, en el que os identificáis, en el que esta peli es diferente.
Y ya que tiene chistes típicos, juergas típicas, reparto típico divertido (por ejemplo, Jorge García o Alan Ritchson) y dúo de cómicos aprendiendo si son compatibles en la gran pantalla en el “bromance”; yo me fijé en la parte cotidiana de la película.
Los grandes temas de la película
Puede parecer que Doug es un pringado, pero realmente en la sociedad en la que estamos tenemos muchos chavales desarraigados, demasiadas familias rotas, excesivas horas de trabajo, y todo ello lleva a un problema en el que casi nadie piensa: ¿dónde están los amigos? no hablamos de ese compañero de trabajo o el colega de cervezas, sino el amigo íntimo al que, lógicamente, otorgarás un puesto de honor en los momentos importantes de tu vida. Una situación que también vivimos en la peli Te quiero, tío (2009) que va casi de lo mismo (novio que necesita padrino/amigos), y se siente socialmente incapacitado para encontrarlo por sí mismo.
Es cierto que a día de hoy es complicado encontrar un equilibrio, pero localizar un amigo que realmente esté ahí, algo diferente a tu familia, a tu pareja, a los conocidos, es una de las cosas más importantes que pueden existir. Doug no se da ni cuenta de que realmente eso es lo que está buscando cuando contrata un padrino, ni Jimmy se da cuenta de que es lo que estaba faltando en su vida.
#ElGurúDeLasBodas toca temas muy importantes a día de hoy pero a través de la comedia facilona Clic para tuitearEl otro gran tema que toca la película es la banalización de lo importante de las bodas, unido a lo superfluo que se ha vuelto todo alrededor de ellas. A veces no hay exactamente magia en las parejas, sólo esa complicidad que hace que sepas que esa persona es especial y perfecta para tí. El gurú de las bodas incide en el negocio de las himeneos (negocio con mayúsculas) y en las ideas con las que crecemos que nos hacen pensar en demasiados cuentos de princesitas.
Veamos un poco más allá de la comedia facilona llena de juergas y clichés para ver uno de los grandes problemas de la sociedad moderna: el aislamiento, la individualidad y la superficialidad de las relaciones sociales, y busquemos formas de solucionarlo. El primer paso puede ser ver esta película.
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