EL HOBBIT: LA DESOLACIÓN DE SMAUG: y la de todos sus fans

Casi me había resignado a la idea de que en El Hobbit: la desolación de Smaug me iba a volver a encontrar al orco albino, y que iban a justificar su aparición por el tema del nigromante (qué se le va a hacer, yo también me quedé con la idea de que el nigromante era Sauron cuando leía El Hobbit, así que tampoco está mal que le den respuesta); pero para lo que no estaba preparada era para ese despliegue de fantasía (de la mala, de esa que incluye mamarrachadas) absurda y metida con calzador.

Jackson vuelve a caer en lo que le achacamos los fans la última vez y que comenté en la otra ocasión…y se ve que le ha dado igual. Tenía que dar a esta película el tono turbio, oscuro y épico de El Señor de los Anillos y no hay más que hablar. ¡Y no sólo eso! sino que ha decidido que ¿para qué innovar si lo otro resultó bien? vamos a copiar aquellas cosas que funcionaron a la perfección en ESDLA y a correr. Así, nos encontramos una historia de amor absurda (y ficticia) entre una elfa y un enano, copia de la de Arwen y Aragorn; una herida de un extraño de otra raza curada por una elfo, imitando a cuando Arwen cura a Frodo, que ya de por sí es un timo; y por supuesto, la escena de Gandalf en el puente. Sólo le faltó gritar ¡NO PUEDES PASAR!

Peter Jackson está riéndose porque sabe que pagaré por ver la tercera parte. Y mientras, se quedará muy satisfecho pensando que nos ha complacido la lluvia dorada del dragón o la inclusión de esos filtros de luz cuando el enano ve a la elfa; por no hablar de los mediocres efectos especiales (¡por Dios, que el oro se ve renderizado!)…estoy pensando que no quiero ni hablar de la paja y relleno que se ve en todas y cada una de las escenas. 

Aciertos:

• Bilbo, sigue siendo lo mejor de la obra. Es tal y como te esperas ver a nuestro hobbit. Con sus dudas, flaquezas, arranques de valor, muriéndose de miedo pero sacando fuerzas de donde puede. Afable, tierno, con ese toque casi inglés que sólo Martin Freeman podría darle. No pude dejar de pensar en las similitudes entre el batín de La guía del autoestopista galáctico y el que lleva cuando sale del pueblo del lago camino de la montaña. Sin olvidar el batín de El Hobbit: un viaje inesperado. Freeman parece hecho para llevar bata.

•  Cambiapieles: escena rápida y yendo al grano, y aún así muestra en poco tiempo la fuerza de otra raza y la belleza que encierra su particular mundo.
• Arañas: es lo que te esperabas que fuera esa escena. Es angustiosa, oscura, ligeramente asquerosa, incluye sustos, y con un Bilbo algo patoso pero efectivo en su resolución de ayudar a sus compañeros; y la escena no se alarga innecesariamente.
• Música: Howard Shore vuelve a hacer un trabajo impecable. Tenemos suerte de poder seguir contando con él.

Pero por lo demás….siguen siendo demasiados sacrificios a la esencia del cuento. Creo que ahora cuando me pregunten cómo era Tolkien, sólo podré remitirles al libro puesto que si ven la película se encontrarán sencillamente con una historia de aventuras en la Tierra Media porque, por lo demás, esta película es tan fiel al libro como una meretriz a sus clientes.

Me gustaría resumir esta grave ofensa al libro con sólo una frase: si yo fuera la película, y mi padre fuera el libro, éste estaría muy enfadado con mi madre porque yo no me parecería en nada a él.

(6,5 / 10)

 

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