EL SÉPTIMO HIJO: una aventura que pasa sin pena ni gloria.

Tengo que reconocer, que últimamente me sentía algo nostálgica. Tan nostálgica que, hace unas semanas, vi (por sexta vez, sí, lo llevo controlado), una de las películas de mi infancia preferidas y que, personalmente creo, es una de las obras del cine de los ochenta más maravillosa, tierna y fantástica que he visto. Hablo de la encantadora Willow, que seguramente más de alguno de vosotros la habrá visto. Tras acabar de verla, me puse a buscar alguna película de fantasía épica del mismo estilo pero actual, con la esperanza de que con un poco de suerte encontrara alguna que me sorprendiera gratamente. En mi búsqueda desesperada, me topé con El Séptimo Hijo (2015). Y la verdad es que no leí críticas, ni reseñas, ni opiniones, vamos, que me lancé directamente a la piscina y me dejé tentar por un reparto más que notable.

El séptimo hijo, está dirigida por Sergei Bodrov, y está basada en la novela El aprendiz de Espectro del escritor Joseph Delaney. Yo no me he leído el libro, pero he investigado un poco, y las opiniones son muy dispares. Algunos lectores piensan que es una historia insípida y típica, que no presenta nada nuevo en cuanto a las demás obras literarias épicas y fantásticas que hay en el mercado. Pero hay otro sector de lectores que piensan totalmente lo contrario, diciendo que es una novela digna de leer. Por mi parte, sólo hablaré de la película como mera espectadora, y confío en que no sea impedimento, dada la caña que le voy a meter, para que los amantes de la palabra escrita decidan darle una oportunidad al libro.

En una época medieval donde los brujos, hechiceros, héroes y criaturas fantásticas, están a la orden del día, un maestro de una antigua orden (Jeff Bridges), se dedica a recorrer los parajes del mundo en busca de un poderosísimo héroe. Un joven que, según dicta la profecía, es llamado el Séptimo Hijo. El maestro Gregory, algo desesperado por haber perdido a Billy (Kit Harington), su último aprendiz , no tiene ningún convencimiento de encontrar a alguien que sea capaz de plantar cara a los malvados planes de Malkin (Julianne Moore), la Reina de las Brujas. Tom (Ben Barnes, a quién recordamos de Stardust o Las crónicas de Narnia), el muchacho elegido por el maestro, es apartado de sus hermanos, de su madre, y de la vida en el campo, para emprender una de las aventuras más mágicas, fantásticas y peligrosas de su vida, donde también entregará su noble corazón a Alice (Alicia Vikander), una bruja con dudosas intenciones hacia él.

Tras acabar de ver la película, me quedé bastante fría. El tráiler (abajo lo podéis ver) no es que fuera una maravilla, así que no esperaba una obra de arte épica y fantástica, pero sí que hiciera adentrarme en una aventura mágica más o menos entretenida. No es que la película sea mala, pero para mí, pasó sin pena ni gloria. La estética, apariencia y ambientación de la cinta, tampoco es que llame muchísimo la atención. Cuenta con el vestuario típico de las películas medievales y de aventuras, pero no hay nada que destacar en ese apartado. Ni siquiera el maquillaje y los trajes de Julianne Moore son dignos de ser mencionados más de una vez. Esperaba que, al menos, al ser una película épica, fantástica y actual, los efectos especiales fuesen notables, pero en ese punto, El séptimo hijo tampoco se lleva más que un aprobado por los pelos. Muchos dragones, eso sí.

Con respecto al argumento, no he logrado ver nada diferente, ni novedoso, que no haya visto ya en otros films de su mismo estilo. Un poderoso héroe, que vivirá un amor imposible, con objetivos de salvar el mundo, pasando para ello por un montón de obstáculos, peligros y batallas. Además, tengo que decir, que algunos planos y escenas de la película, me ha recordado demasiado a El Señor de los Anillos, e incluso en ocasiones, a Harry Potter como para no pensar que han hecho algo más que inspirarse. Evidentemente, en una versión bastante inferior a las citadas en todos los aspectos.

En cuanto al reparto, que fue lo que en general llama la atención, no destaca ningún actor, y mira que los elegidos son bastante famosos, y han hecho buenos trabajos a lo largo de su carrera, pero en El séptimo hijo, no brillan demasiado. La maravillosa Julianne Moore, queda reducida a una interpretación casi adolescente, caprichosa, poco creíble, y para nada carismática, qué caminará de puntillas y se sumergirá en el olvido de bastantes espectadores. El ganador del Óscar, Jeff Bridges, tampoco es que destaque por encima de sus compañeros de trabajo, cierto es, no obstante, que es capaz de sacarte una ligera sonrisa con algunas escenas.

Lejos queda también la entretenida interpretación de Ben Barnes como Caspian en Crónicas de Narnia; en El Séptimo hijo, no transmite prácticamente nada, por no hablar de que no presenta nada nuevo al personaje de los típicos héroes. Es más, le falta el pelo de una gamba para convertirse en un perfecto Mary Sue (que se ve que últimamente abundan). Y por último, tampoco Alicia Vikander, ha conseguido sorprenderme. Un papel, mucho más que soso, y que en varias ocasiones notaba que, sin intención de ser demasiado dura (o sí), sobraba.

No digo que El séptimo hijo, no se pueda ver y que vaya a aburrir a los espectadores, ni mucho menos, sino que simplemente, no tiene nada nuevo que aportar al ya más que explotado género épico y fantástico. Además, mentiría si dijese que no esperaba algo más de un lujoso reparto de actores y ha sido un palo encontrar decepción tras decepción en este campo. Una película, que se queda a años luz de la fantasía y epicidad de los años ochenta, pero que tampoco supone un mayor esfuerzo dedicarle un rato de nuestro tiempo para verla.

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