Cada vez que en una peli sale una nave espacial o algún tipo de invento futurista la gente la mete directamente dentro del género de la ciencia ficción sin pensárselo dos veces, de esta manera han acabado siendo parte de éste películas completamente fantásticas (y que por consiguiente deberían de enmarcarse en el género de la fantasía) como “El destino de Júpiter” , o “Transcendence“, por poner sólo dos ejemplos, lo que acaba por mermar la percepción que tenemos de uno de los géneros del cine que, en sus mejores momentos, ha intentado estar entre el film de entretenimiento, el documental y la filosofía, como por ejemplo en “Marte“, o en “Hijos de los hombres“.
Y así es en “Ex Machina” (2015), una película que se preocupa más de mostrarnos una hipótesis y una serie de ideas que de convencernos con una historia dramática, aunque también la tenga.
Para poneros en situación y resumiendo mucho, la trama trata sobre, Caleb (Domhnall Gleeson) un programador que gana un concurso de su empresa para poder visitar al presidente de esta, Natham (Oscar Isaac) en su retirado centro de investigación y así ser partícipe de uno de los mayores descubrimientos de la humanidad; una inteligencia artificial real y completa; AVA (Alicia Vikander) que necesita de un experto para realizar el “Test de Turing” el cual, de ser superado, constataría que las diferencias entre máquina y humano son inapreciables y convertirían a AVA en el primer ser artificial dotado de inteligencia y raciocinio.
Como os podéis imaginar, hay mucho más detrás de el argumento de “Ex Machina“, pero donde la película destaca realmente es en las hipótesis que nos plantea y en la manera de hacerlo; ¿puede una máquina ser inteligente? y si es así ¿puede llegar a desarrollar sentimientos, anhelos, esperanzas, miedos?.
“Ex Machina” en sus diminutas dimensiones (tiene un reparto de 9 personas y, por cierto, dos de ellas salen en “Star Wars: el despertar de la Fuerza” como el General Hux y como el piloto Poe Dameron) consigue desarrollar estas ideas de manera notable, haciéndonos participes de ellas y sabiendo transmitir la constante sensación de inquietud y de “todo esto es una muy mala idea” que ya transmitieron en 2014 los expertos de la comunidad científica a las desarrolladoras de software.
Un gran guión para unas grandes actuaciones
Y aunque “Ex Machina” es una película de ciencia ficción sobre inteligencias artificiales y su repercusión en nuestra vida, no deja de estar más cerca del costumbrismo de lo que podríamos imaginar, ya que carece de secuencias de acción y toda la película se desarrolla dentro de un laboratorio, siendo el magnífico guión el epicentro del film y las actuaciones el pilar central sobre el que se desarrolla la película.
Sin embargo los errores están ahí, y la previsibilidad del argumento queda patente al poco de empezar la película, y aunque tenemos dos o tres giros interesantes la cosa termina acabando más o menos como es de esperar; y es que si Natham, el genio detrás de la IA, hubiera leído un poquito más a Isaac Asimov se podría haber ahorrado un par de disgustos.
En definitiva, “Ex Machina” es una película llena de grandes ideas y muy buenas actuaciones, sabe transmitir convincentemente todo lo que se propone, pero no destaca demasiado como película por lo minimalista de su desarrollo y por algunos fallos en su recta final. Sin embargo como largometraje de ciencia ficción lo borda, vaticinando un futuro más que probable y dándonos algo en lo que pensar sobre lo que nos espera en él, sin necesidad de naves espaciales, hombres-máquina del futuro, ni grandes artificios.
(6,5 / 10)
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