Generación Friki
Nos encontramos con una atípica película dentro de lo que nuestras adormecidas y poco concienciadas mentes estamos acostumbrados a visionar. God Bless America (2011), traducida en España con el horroroso y poco acertado título de Armados y cabreados (no me extraña que no tuviera éxito aquí), es una comedia de humor negro, una sátira a la sociedad americana (y, ¿por qué no? a la occidental en general), incidiendo por un lado en la falta de valores de la misma y por otro en la poca exigencia de buenos contenidos en la televisión. Algo así como “si me río, me vale”.
Frank Murdoch (Joel Murray) ha dejado de creer en la gente. Su vida es un asco y todos los de su alrededor parecen recordarle que el sueño americano fue precisamente eso, sólo un sueño. Una enfermedad terminal y un despido laboral le hace explotar, al más puro estilo de aquella Yo, yo mismo e Irene y la emprende a tiros con todos aquellos que considera malas personas. Para esta noble misión, cuenta con la ayuda de Roxy, una adolescente harta del mundo y con quejas sobre el 90% de las cosas que le rodean (Tara Lynne Barr). Juntos disfrutarán de los pequeños placeres de la vida y darán plomo a los malos y lecciones de moral a los supervivientes.
A todos seguro que se nos ha pasado por la cabeza alguna vez que este mundo sería mejor sin la presencia de unas cuantas personas. Hemos deseado tener en nuestras manos una Death Note y limpiar el mundo de indeseables. La novedad en God Bless America es que rara vez habíamos escuchado diálogos tan acertados (y salvajes, y divertidos, y agudos). Como espectador, uno siente que es complicado condenar que estas dos personas estén matando gente cuando ves la podredumbre que les rodea.
civilización, si no queremos ser civilizados?”
Bowling for Columbine trataba también este tema, quizás más como documental que como película (lo que la hacía más cruda), pero ambos comparten la polémica del uso de armas. God Bless America copia también el estilo de Thelma y Louise, incluso en sus giros argumentales, pero no por ello resulta menos acertado. Joel Murray es la voz de la conciencia en una sociedad que se está tirando por el retrete cada día que pasa, y no sólo no se da cuenta, sino que tira de la cadena con mucho gusto.
Tiene buenas actuaciones, efectos adecuados y un desarrollo dinámico; pero, sin ninguna duda, lo importante de God Bless America es la moraleja que trae consigo. Es cierto que los propios protagonistas, al creerse moralmente superiores que los demás cometen sus propios pecados, pero hay que tener la mente abierta y verles (en este contexto) como un remedio a esta sociedad de la desinformación en la que sólo nos importa poder twittear la payasada o el escándalo de turno.
Resumiendo, una película al más puro estilo Tarantino, con diálogos apasionantes y ácidos, escenas macabras, pero acertadas y profundidad de argumento. Quizás le habría excluido ese tono de mártires de que hacen gala los protagonistas para que no se quedara en “peli simpática sobre cómo mejorar el mundo”; me habría gustado mucho más haberme quedado pegada al asiento, reflexionando sobre el panorama actual y pensando “Dios mío, este mundo está jodido”.
(8 / 10)
