Ahora que han colgado en Netflix Godzilla Minus One (2023) la he vuelto a visualizar… porque algo hay que hacer mientras planchas toneladas de ropa. La cosa es que en el cine la vi en versión doblada y la espectacularidad de la gran pantalla, unida a los efectos especiales eclipsó mi juicio. Ahora que la pequeña pantalla y la versión original me ofrecen otra visión, me retracto bastante de mi primera opinión. Sin ser una mala película de acción, ni tampoco una mala película de Godzilla, no me parece en absoluto la repera.
Y es que Godzilla tiene muchas (muchísimas) películas sobre sí mismo. Tantas como para que se le pudiera subir el pavo y aceptara cualquier cosa que se emitiera sobre él como oro. Pero llega un momento en el que hay que ofrecer algo más que entretenimiento y aunque Takashi Yamazaki parece consciente de ello (que estamos hablando del tipo que dirigió Space Battleship Yamato, ojo), lo hace con tanta torpeza que el guion parece escrito por becarios en su primera semana de prácticas.
La historia empieza bien. Japón, 1945, lidiando con el desastroso final de la Segunda Guerra Mundial, tienen que tratar con la aparición de Godzilla, que amenaza su milagrosa recuperación.
La enjundia viene cuando te meten una historia intimista en medio de la catástrofe que es lidiar con una bestia gigantesca que escupe llamaradas por la boca y que sólo busca la destrucción. El Mal por el Mal, vaya. Somos conscientes una vez más que ninguna película ha aumentado el lore de este kaiju y Godzilla Minus One ni siquiera se para a contarte que Godzilla es el resultado de una mutación y blablablá. A ver Godzilla se viene aprendido.
Pero tenemos un protagonista. Koichi Shikishima (Ryunosuke Kamichi) es un piloto kamikaze que, acobardado, huye de su suicida misión. Esta decisión acabará provocando, indirectamente, que Godzilla acabe con toda la guarnición de la isla Odo. Increpado por el mecánico Sosaku Tachibana (Munetaka Aoki) y con la culpa de ser un cobarde por doble partida, acaba haciéndose cargo de dos huérfanas, una mujer, Noriko Oishi (Minami Hamabe), y un bebé, la adorable Akiko; y trabajando para un barco dragaminas, eliminando minas magnéticas americanas del mar con el científico Kenji Noda (Hidetaka Yoshioka), el capitán Yoji Akitsu (Kuranosuke Sasaki) y el joven Shiro Mizushima (Yuki Yamada).
No voy a ahondar en lo fantásticos que resultaron los efectos especiales porque ya se llevó el Óscar en la pasada Gala, así como otros prestigiosos premios. El que quiera ver Godzilla Minus One porque la devastación resulta muy realista y el kaiju más aterrador de lo normal puede ir a verla con o sin mi bendición. Lo que no entiendo es cómo ha sido tan aclamada como película en general con semejante guion, diálogos y actuaciones.
#GodzillaMinusOne pretende aportar algo diferente con su guion a la friolera de 36 películas que la preceden, pero se queda en film palomitero con buenos efectos especiales. Clic para tuitearEsto último es especialmente sangrante porque han querido darle a Godzilla Minus One una dimensión humana tirando de niños y traumas que ha empañado una buena idea: la de un Japón actual (porque la película, aunque se desarrolla en los años 50 del s. XX, ha sido creada en la segunda década del s. XXI) que ha cambiado sus valores de sacrificio personal en pos del bien colectivo por un sentimiento de necesidad de reafirmación del yo. Una aceptación de sus necesidades personales en las que el orgullo, la búsqueda de felicidad familiar, el derecho a equivocarse… son sentimientos y posiciones loables. Un kamikaze que no quiere suicidarse ya no es una vergüenza para la familia y el país, sino un simple humano que valora la vida. Y la película trata de que Shikishima lidie con ello, pero también que el resto del país comprenda que, para avanzar, esa postura de apostar por la vida puede ser algo bueno.
La idea es hermosa, diferente, atrevida. Pero la ejecución es malísima. Diálogos torpes llenos de clichés. Actuaciones que rozan el melodramatismo. Un guion que no favorece que nos sintamos en comunión con esta idea de apostar por la vida.
Y Godzilla Minus One acaba siendo otra película de acción con buenos efectos visuales y especiales y poco más. Quiere ser una película con moraleja, llena de mensajes sobre higiene mental, sobre desmitificar la belleza de la guerra, sobre el bienestar personal… todos bien masticados para que no tengas que pensar… Pero, aunque veo la intención de hablar de ello, al final sólo es un Godzilla/EEUU atacando Japón con armas atómicas. Y los nipones todos a una trabajando para derribar al enemigo.
Y todo eso hace de Godzilla Minus One una película predecible, palomitera. Una más para la saca de películas sobre kaijus. Y encima con deux ex machina (dos conté super gordos, y alguno que me dejaré en el tintero). Una película sobre Godzilla en el s. XXI debería ser capaz de aportar algo diferente a la friolera de 36 películas que se han hecho sobre el personaje desde 1954. 36 películas, que se dice pronto. 36 películas y Godzilla Minus One sólo puede decirme que la vida es bonita y que no te suicides por las causas de otros. Ole por los kaijus.
Godzilla Minus One
Destaca en:
- Buenos efectos visuales y especiales.
- Godzilla es bonito de ver.
- Intenta mostrar un mensaje sobre el valor de la vida que es interesante.
Podría mejorar:
- Mal guion. Peores diálogos.
- Malas actuaciones.
- El doblaje no convence (por lo menos en japonés consigue mantener algo de tensión en las voces).
- Ausencia de tensión, drama o ritmo convincente.
- No aporta nada al género kaiju.
Un comentario
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