Esta es una de esas películas que nos sorprenden porque esperamos algo infantiloide para nuestros hijos, y nos encontramos con una comedia desternillante… para los adultos. Gru, mi villano favorito (Despicable me 2010) sólo tiene 5 años de existencia y ha convertido todo lo que toca en un éxito pasando a ser a día de hoy un elemento más de la cultura pop, desde su fantástica banda sonora en la que participa Hans Zimmer, hasta los adorables minions (fuente inagotable de merchandising), a fuerza de mezclar humor absurdo, con un ritmo frenético y con un guión sólido.
Gru, mi villano favorito narra la historia de un supervillano, Gru, que viendo amenazado su puesto de Villano nº 1 por Vector, un joven aspirante al trono, decide cometer el delito más terrible hasta el momento: robar la Luna. Para ello, cuenta con la ayuda del Doctor Nefario y su tecnología, de sus cientos de ayudantes Minions, adictos a los helados, y de tres niñas huérfanas, Margo, Edith y Agnes.
Realmente, no sé si es más complicado robar la Luna o cuidar de tres niñas pequeñas hiperactivas, pero el resultado de semejante fórmula es una comedia de animación por ordenador que simplemente funciona. A día de hoy prácticamente dividimos la animación en “de segunda” y todo lo que hace Dreamworks, Pixar, Disney y Ghibli, por lo que es sorprendente que la productora Illumination Entertainment haya conseguido con su primer largometraje el éxito impecable que ahora analizamos.
Una galería llena de momentos tiernos y graciosos de Gru con sus hijas adoptivas: Margo, Edith y Agnes.
No digo que esta productora haya copiado de otras la inclusión de varias lecturas para hacerla más profunda e interesante; lo cierto es que Gru, mi villano favorito tiene como objetivo último entretener y aún así consigue que salgamos del cine con la sensación de que la película incluía una crítica social. A ello ayudan unos personajes bien construidos, cosa que a día de hoy, si quieres que tus dibujos animados triunfen, es imprescindible, pero Gru, mi villano favorito va más allá, proporcionándonos unos secundarios ricos en detalles, todos con sus ambiciones, secretos, ilusiones y caracteres bien definidos. Destacar a la dulce Agnes y su visión positiva de la vida y de lo que le rodea.
Lo más gracioso del asunto es que así como la película resulta completa, redonda en todos sus matices, muy madura para la animación que esperábamos ver, las motivaciones de los malos (megalómano, supervillano, malo porque toca) son las básicas de siempre. Si alguien pensaba encontrarse al Joker de Batman va por mal camino, esto es más como los primeros malos de James Bond, con la diferencia de que 007 no tenía que leer un cuento para dormir a tres angelitos. Y de que Gru no es para nada un sexy espía inglés, más bien me recuerda a Fétido Adams. Un Fétido Adams con doblaje al español de Florentino Fernández.
En fin, Gru, mi villano favorito es diversión, es ternura, es humor simple del que no ofende a nadie, es parodia ligera de la que hace reír a todos, es una banda sonora impecable y es muchos, muchos maravillosos minions. A día de hoy ya no sé decir juguete, siempre digo “toma, para tú, pupete”.
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