Dicen que Pedro Larrain es un maestro de la dirección, de la fotografía, dando siempre gran relevancia a lo visual, a los detalles. Quizás eso justifica su nominación al Oscar 2017 a Mejor Vestuario y Banda Sonora por esta película, Jackie (2017), sin embargo, sigo pensando que la principal función de una película es entretener y hemos tenido suficientes biopics de grandes personajes (sin ir más lejos, ese impresionante The Queen) como para no saber que si no cuentas nada, se hacen muy aburridas. Y en Jackie lo primero sobre lo que quiero llamar la atención es sobre esta, primordial función del cine: ¡señores, más importancia al guión!
Y aún así, encontraremos que las opiniones sobre Jackie se dividen en dos, los que piensan que es una obra maestra, y los que se inclinan por pensar que será correcta, pero muy aburrida. ¿Tiene un punto medio esta película?
Posee una estructura narrativa peculiar en la que no hay conflicto, sí muchos climax diferentes, porque es muy fácil que sintamos pena por una persona a la que acaban de asesinar a su marido delante de ella, pero no un nudo con el que podamos pensar que la cinta tiene un objetivo o que empezará a arrancar. Tenemos un interminable prólogo y una conclusión, pero poco más.
Así pues, la película no cuenta nada. Nada que no sepamos ya, por supuesto, y nada en general porque es hora y media de lloros, preparación de funeral y poco más, a través de flash backs bastante confusos. Otra forma de verlo, por supuesto, es que es hora y media de recreación de sufrimiento y dolor de una viuda reciente, en concreto de alguien que hasta el momento del asesinato de su marido, John Fitzgerald Kennedy, era alguien importante. Y también es eso, no nos confundamos, pero quitando el ejercicio psicológico que supone, tenemos que ser justos con el interés de realizar una película de ello.
Natalie Portman vs Jacqueline Kennedy
La actuación, independientemente de si se parece a Jacqueline Kennedy o no, es muy buena. Es contenida, elegante, como suele serlo Natalie siempre en todas sus actuaciones, para bien o para mal, y muy tensa. Antes o después, todos aquellos que nos convertimos en viudos y viudas pasamos por esas escenas de incertidumbre, miedo, incomprensión, desequilibrio, soledad, por la que pasan los viudos en el momento de convertirse en tales.
Sin duda, lo que hay que admitir es que, sea real o no, es un trabajo bien hecho (recordemos que está nominada al Oscars 2017 a Mejor Actriz) y las emociones tanto como Primera Dama como viuda afligida están muy bien reflejadas, porque es una situación complicada de interpretar, de sentir, de transmitir.
¿Y es una visión hipócrita? Pues posiblemente, porque estamos hablando de una mujer que tampoco se llevaba de maravilla con su esposo, que era un putero consumado. Vamos, no hay más que recordar su idilio con Marilyn Monroe, sin ir más lejos. Y no olvidemos que Jackie era una niña bonita de familia bien que se casó otra vez sólo 5 años después de enviudar para mantener su estatus social. Y eso, amigos, no la deja en muy buen lugar. Puede que fuera una buena Primera Dama, pero eso no la convierte en una buena persona ni en alguien admirable.
Pero a los americanos les encanta tener ídolos y héroes y mostrarlos al mundo, posiblemente mejor de lo que eran. De hecho, la parte más interesante de la película, la conversación con el periodista (un siempre estupendo Billy Crudup) que hace una crónica de su vida una semana después del asesinato de Kennedy, tiene esa lucha entre contar la verdad y contar lo que Jacqueline quería (que es lo mismo que contar lo que quieres que la gente recuerde); y es un artículo para recrear a una persona mejor de lo que ésta fue, como siempre hacemos con los muertos, sobre todo con aquellos que hemos amado.
Al final, lo que importa es el legado y esta película es para recordar ese legado y quizás recordarles mejor de lo que eran. No es una situación nueva que se elimine la mierda para mantener el mito. Y posiblemente ese funeral sobre el que se ahonda tanto en el film sea el punto que engloba todos estas reflexiones: es el marco perfecto para que Jackie expíe su dolor, es el espectáculo que tanto les gusta a los americanos con toda esa pompa y boato. Por supuesto también es una declaración de intenciones: no tenemos miedo, pero sin duda es también el momento público ideal para que el matrimonio, por diferentes razones, sea encumbrado desde ese momento a un estatus mejor del que merecían. Y todo ello se consigue por medio de la recreación de un ambiente de funeral impresionante. No es que sea difícil que todo el mundo ponga cara larga, pero la ambientación opresiva y la majestuosidad son palpables.
Y al final, ¿qué tenemos?
Pues tenemos una película con actuaciones correctas (Peter Sarsgaard como Robert F. Kennedy, Greta Gerwig como la secretaria, John Hurt como el sacerdote…) y posiblemente creíbles. Tenemos un ritmo fluido pero conversaciones poco interesantes en una trama centrada en una camaleónica actuación de Natalie Portman quien desarrolla una historia poco condensada y escasamente empática.
Y ese es posiblemente su gran fallo, no el hecho de que nos quieran hacer creer que la protagonista era una mujer formidable. Pero se han puesto de moda esas películas basadas en unos pocos instantes (recordemos Sully) y que están basadas exclusivamente en las actuaciones de sus personajes y como siempre, se olvidan de crear una buena historia en pro de centrarse en aspectos técnicos concretos o de engrandecer la historia de algún personaje histórico americano.
De esas películas que sólo veré una vez en la vida, por mucho que quieran hacerse para la eternidad. Y reconocerlo, ser sinceros con vosotros mismos, ¿es de esas que quieres ver todos los años?
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