JOKER: Yo soy villano porque el mundo me ha hecho así

A DC le salió el tiro por la culata intentando imitar el éxito de Marvel con su MCU, quizá por pecar de ambiciosa, quizá por tener demasiadas prisas, o lo que yo creo más acertado: por no entender su propio producto.

No voy a ser yo el gurú que ilumine a DC sobre cómo tiene que llevar sus licencias, pero está claro que como mejor funcionan es poniéndolas en manos ajenas. Ya lo hemos visto con el Batman de Nolan y Burton, dos sagas muy aclamadas, cada una en su tiempo y dentro de su contexto. Y aunque a veces salga mal (ponerle pezones a Batman nunca debió ser una opción, señor Schumacher), en general hemos podido disfrutar del hombre murciélago desde el punto de vista de diferentes cineastas y su forma de ver al superhéroe.

Ahora le ha tocado el turno al Joker, que también ha tenido una colección de apariciones cinematográficas, siendo la de Heath Ledger en El Caballero Oscuro la más aclamada y la primera que supo realmente entender la esencia del personaje.

Todd Phillips, famoso por sus comedias de excesos (La saga Resacón, Salidos de Cuentas, Viaje de Pirados…) decidió hacerse cargo de la adaptación cinematográfica de Joker y alguno ya nos imaginábamos, con las manos en la cabeza, a Jared Leto (¡otra vez no!) con Zach Galifianakis en una furgoneta recorriendo California a golpe de calo y trago. Por suerte, nada más lejos de la realidad.

Joker, un descenso a la locura

Joker es sobre el papel lo que se llama en el mundo de los superhéroes, una historia del origen, pero también es mucho más, es una disección del personaje que nos sumerge en la psique de la locura hasta su raíz, una cinta oscura, dramática y cruda que nos lanza múltiples mensajes a la cara y que no se conforma con ser otro parque de atracciones del CGI.

La risa nerviosa de Arthur rompe el silencio de la primera escena, y desde ese primer minuto podemos atisbar que el papel que interpreta un inspiradisimo Joaquin Phoenix pasará a la historia y que lo que Joker nos tiene reservado para las próximas dos horas es algo que va mucho más allá del chascarrillo fácil, la acción sin control y las obligatorias escenas post créditos.

Joker es una película que se toma muy en serio a sí misma, pretendiendo ir más allá de Gotham para hablar de problemas del mundo real como el abandono de personas vulnerables, y de cómo, en palabras del propio Arthur: “lo peor de una enfermedad mental es que la gente pretende que te comportes como si no la tuvieras”. Así, Joker roza el terror psicológico y utiliza el humor negro más Tarantinesco para romper la tensión una y otra vez, intercalando el drama con escenas realmente inquietantes y turbias y con momentos incómodamente cómicos.

Los personajes secundarios también tienen mucho que decir, pues no hay ninguno normal, y ninguno está completamente en sus cabales, mostrándonos un elenco realmente heterogéneo compuesto además por actores de primera categoría (Robert De Niro, Zazie Beetz, Frances Conroy, y un puñado más).

El humor es subjetivo

Con un guion a la altura de los mejores y unas interpretaciones que sencillamente deslumbran, Joker es una de las películas basadas en un universo de superhéroes más interesantes de los últimos años. Es cierto que Todd Phillips ha hecho un poco lo que ha querido (esa era la idea), alejándose muchísimo de los detalles que se conocen sobre el incierto origen real del personaje y tomándose muchísimas licencias creativas que, sin desligar la historia del universo de Batman, sí que hacen una interpretación completamente libre de los hechos que de sobra son conocidos por todos, haciendo que el espectador que no sepa un poco “de qué va la vaina” con los universos de DC se encontrará intentando encajar esta historia con la del Batman de Nolan, o peor aún, con Escuadrón Suicida, sin entender que realmente esto es otra cosa.

Como fan de toda forma moderna de narrativas, ya sea cine, videojuegos o cómic, he disfrutado muchísimo de este indispensable fragmento que compone el universo Batman pero que funciona tan bien por sí solo que podría ser consumido por cualquier espectador no versado en el universo del oscuro superhéroe siendo un producto igualmente válido, y no solo eso, uno de excelente calidad.

Mucho me temo que tendrán que pasar todavía algunos años para que volvamos a ver una obra basada en un cómic tan bien parida como lo está Joker, y que tendremos que seguir conformándonos con las muy disfrutables, pero genéricas y descafeinadas, cintas que prepara Marvel para los próximos meses, años, o lustros.