Desde el tráiler hasta el propio nombre de la película, Jurassic World Dominion, induce a error respecto a lo que acabamos visionando en el cine. Te imaginas a los animales sueltecitos por el planeta cuatro años después de los hechos acaecidos en Jurassic World: El Reino Caído y DOMINANDO la Tierra, lo que dejaría a los seres humanos como presas en un constante estado de supervivencia. Porque, reconozcámoslo, era un escenario más plausible (dinosaurios contra dinosaurios, comiendo humanos de vez en cuando, mandando civilizaciones al garete…) que lo que nos muestra la película: los dinosaurios y los humanos conviven en armonía, en un ciclo sin fin que lo envuelve todo, etc, etc.
Y me veo en la butaca del cine intentando tragarme esta sinopsis, como si intentaran venderme una estampa de hombres, leones y toda la fauna carnívora en definitiva corriendo juntos hacia el horizonte. Y me entra la risa cuando pienso en esa misma escena entre niños y velocirraptores. Pero aceptemos barco. Y traguémonos también que esta es la última película de la saga Jurassic (que eso el tiempo y lo vacías que estén las arcas lo dirán) y que su objetivo era casi romántico y han querido juntar a todos los miembros supervivientes de las diferentes películas de Jurassic Park y Jurassic World: Chris Pratt como Owen Grady, el hombre que susurraba a los raptores; Bryce Dallas Howard como Claire Dearing, la pelirroja que estudiaba a los dinosaurios y ahora se ha vuelto ecologista; Sam Neill como el paleontólogo Indiana Jones/Alan Grant; Laura Dern como la paelobotánica Ellie Sattler; Jeff Goldblum como el excéntrico estudioso del Caos Ian Malcolm y, como no puede faltar en una película de Jurassic, la niña, Isabella Sermon, interpretando a Maisie Lockwood. También tenemos algunos malos (Campbell Scott como el CEO Lewis Dodgson), algunos buenos (DeWanda Wise como la piloto Kayla Watts) y otros neutros, que suelen ser científicos, por aquello de introducir la ética dentro de la moraleja de la película (Mamoudou Athie como Ramsay Cole y B.D. Wong como Herny Wu).
El caso es que, premisa fantástica de dinosaurios amigables aparte, el guion va hilando de forma bastante coherente las tramas de los diferentes personajes a fin de atraerlos hacia el mismo sitio y hacer que, por fin, interactúen todos entre ellos. A tal fin, todo confluye en una maligna organización llamada Biosyn Corporation que ha creado unas langostas gigantes que amenazan las cosechas de todo el planeta y que cree que en el ADN de Maisie y en el de la velocirraptor Blue está la clave para crear el patógeno que podría detenerlas.
La premisa es interesante y las langostas asquerosas, parecía que el plato principal estaba servido y sólo había que esperar a que Jurassic World Dominion creara sus escenas trepidantes, sus guiños a las primeras películas de la saga y sus escenas truculentas de humanos siendo devorados por dinosaurios cada vez más vergonzosamente grandes. Y sí, tenemos guiños y muy bien hechos (gafas de sol, bocas abiertas, frascos sospechosos, algún one liner) y también algún despistado que acaba asomando desesperadamente las piernas mientras es engullido por el rex de turno… pero hay algo que falla.
¿Dónde está la tensión?
Jurassic World Dominion parece que lo hace todo bien, pero, aunque la película tiene un ritmo formidable en el que no te da un respiro (excepto cuando hay que contener el aliento porque se acerca el dino de turno), no tienes la sensación de peligro que siempre aparecía en las anteriores películas. Quizás se debe a que tienes un montón de protagonistas que sabes que no van a morir y ello genera una inexistente sensación constante de no-peligro. Esa primera sensación en el cine debería crearte la incertidumbre de si ese personaje con el que nos encariñamos vivirá o morirá y, ya puestos a ser coherentes con la trama, si coexistirá con el dino (le dejará en paz) o este sucumbirá a sus instintos. Pero lo más que tenemos son algunos jumpscares bastante efectivos y poco más.
Un punto a favor de la película es la aparición de animales del Cretácico y otras etapas de la Prehistoria en la que se muestran, siguiendo las teorías según las cuales los dinosaurios se parecían más a aves, a estos animales con el plumaje que parece habría cubierto su piel. Una forma sencilla de que esta idea, que tanta risa causó y por la que se desechó incluirla en la primera película de Jurassic Park de 1993, fuera aceptada por el gran público, que ahora sí está acostumbrado a los dinosaurios, ya sean híbridos, grandes, diminutos, amables o feroces. Si ahora se parecen a gallinas, ¿why not?
Y es que hay cosas que no enturbian la experiencia y acaban enganchando al nuevo público, a ese más joven que tiene que tomar el relevo de aquellos que llevan siguiendo la saga desde 1993. Por supuesto, eso no debería haber incluido el prescindir de los grandes temas de esos films. No digo que la banda sonora compuesta por Michael Giacchino (también responsable de las otras dos de Jurassic World) no fuera buena, pero cuando tienes uno de los mejores temas principales de todos los tiempos, ¿por qué no lo luces en esta secuela? ¿miedo a que se te desgaste o qué?
Y sangre, falta sangre por todos lados, lo cual me hace preguntarme si no estará Disney detrás de todo esto. Porque de algo se han olvidado los guionistas y el director con esta decisión; si pretendes que la gente empatice con lo que está ocurriendo en el planeta, ¿de veras te parece buena idea hacer que todos los engullidos por los dinosaurios sean personas anónimas?
Y así es como la película pasa sin pena ni gloria, entretiene, pero no emociona; está bien hecha, pero no tiemblas; ves ferocidad, pero no te convence. Y eso duele cuando eres consciente de que tiene el argumento más sólido de las tres películas, pero el esfuerzo creativo es mínimo. Tampoco es que pretenda darle el existencialismo ni la profundidad de las obras literarias de Michael Crichton, pero sí que esperaba aventura en el sentido de la palabra de los ’90 y, ya que iba a salir sí o sí el tema ecologista, algo de profundidad y dirección que, lamentablemente, Colin Trevorrow no ha sabido plasmar en Jurassic World Dominion. Su discurso lo mismo le sirve para las macrogranjas que para la explotación infantil, así que, ¿por qué no aplicarlo a animales extintos que, por culpa de las grandes corporaciones, ahora vuelven a estar entre nosotros? Me acuerdo de aquel viejo dicho español “El muerto al hoyo y el vivo al bollo” y me tiene que, forzosamente, entrar la risa.
De veras que yo sólo quería refrescarme esta primera ola de calor infernal de junio del 2022 con algo de blockbuster trepidante. Ni siquiera estaba buscando volver a la nostalgia de las primeras películas. Pero me ha sorprendido encontrarme escenas más propias de James Bond (esas carreras en moto por Malta, esa lucha en helicópteros, esa persecución en coche…) y acabar tragando palomitas mientras esperas que Owen mate con un cuchillo a un dinosaurio gigante ayudado por una reformada cazarrecompensas al más puro estilo Han Solo. Tragas otra palomita y piensas, ¿y la gente critica Sharknado?
Es ese no parar que acaba saturando. Recuerdo que un famoso youtuber criticaba el concepto del amor de Ted Mosby en Cómo conocí a vuestra madre porque cuando todo parece mágico y maravilloso y cada chica es LA chica… ninguna lo es. Con Jurassic World Dominion ocurre algo parecido: cuando cada escena pretende ser tensa, dramática y llena de dinosaurios peligrosos… ninguna lo es.
No, si al final la culpa la tendré yo, que tenía el hype muy arriba, que me puede la nostalgia, que quería que la película me gustara sí o sí y que encima, total, si en el cine sólo ponen refritos y secuelas, ¿qué más podía ver? Pues nada, que este viernes toca el viejo Buzz en Lightyear.
Jurassic World Dominion
Destaca en:
- Factura técnica bonita.
- El factor nostalgia está ahí, con todos los personajes reunidos.
- Como blockbuster entretiene.
- Los guiños a las anteriores películas son muy elegantes.
Podría mejorar:
- El personaje de Blue y su cría están metidos con calzador.
- Falta una escena realmente memorable como en las entregas anteriores.
- El mensaje ecológico se plantea, pero no se desarrolla.
- Es una película muy olvidable.