LA FAVORITA: quien bien te quiere, te hará sufrir.

El ser humano busca la felicidad, eso está ya más que manido. No ignoramos que a menudo la consecución de este sueño suele conllevar tristezas, dolor, dudas y, en general, sufrimiento. Frecuentemente afirmamos que no queremos que la gente nos haga daño y eso, en la búsqueda de la felicidad, que en general suele resumirse al hallazgo del amor (que lo hay de muchas clases, pero hablaremos del AMOR en mayúsculas y en general), suele conllevar que no nos involucremos al 100% en nuestras relaciones. No queremos sufrir.

La favorita (2019) es una película que, en una primera lectura, trata de la relación entre la reina Ana de Gran Bretaña (Olivia Colman) y su dama de compañía y confidente Sarah Churchill, la duquesa de Marlborough (Rachel Weisz), que es la que realmente dirige el reino, y cómo este frágil equilibrio se verá alterado por la llegada de la prima de ésta, Abigail Hill (Emma Stone), y su rápido ascenso en la corte. En una segunda lectura, es una película que habla del Amor y de cómo las relaciones humanas son complicadas y sí, que quien bien te quiere, te hará sufrir.

Un trío real

La favorita, pese a que parece que no cuenta nada más allá de una relación de a tres entre tres mujeres (¡que no es poco!), desgrana, en el día a día de la vida palaciega, el auténtico juego que se traen entre mano tres mujeres de carácter muy diferente. La reina Ana es una mujer marcada por la desgracia personal y agobiada por las decisiones políticas que su cargo real conlleva. Una pseudo locura transitoria en la que se abandona a sencillos placeres y caprichos le permite seguir adelante, mientras busca afecto y atención en los brazos de su amante.

Por su parte, Sarah es una mujer entregada al país y su reina, viviendo el amor por ambos de una manera completa, entregada y autoritaria. Es la única que es capaz de controlar, entender y amar a la reina por lo que es y sostiene en sus hombros la pesada carga del reino. Por último, Abigail es un personaje de primeras y confusas intenciones, mostrándose como una inocente dama caída en desgracia con un pasado traumático, hasta que se va revelando que sus intenciones van mucho más allá de sólo querer sobrevivir en la corte.

Fuera arquetipos

Este cóctel de personalidades dista mucho de generar una película elegante, sobria y lenta. La Corte se desvela como un lugar de sutil libertinaje, conspiraciones y secretos que desemboca curiosamente en diálogos y escenas divertidas, pero nunca en chabacanería ni excesos. La trama prefiere irse desgranando de forma ordenada y lógica, ayudada por la inteligente dirección de Yorgos Lanthimos (responsable de joyitas como Langosta o Canino) que elige moverse entre un baremo muy amplio de ritmos bien compaginados y los mezcla con planos inusuales como el ojo de pez o largos primeros planos, mientras dirige de forma brillante a secundarios de lujo como Nicholas Hoult, Joe Alwyn o Mark Gatiss.

El resultado es una película intimista rodada casi en exclusiva en cuatro habitaciones en la que, además de recrearte en el preciosismo del vestuario y la decoración de la corte británica del s.XVIII, permite centrarse en las interacciones entre las tres mujeres que usan un lenguaje contemporáneo, más directo e informal que el habitual en esa época, rompiendo con ello uno, pero no el único, de los arquetipos clásicos de las películas de época.

También crean ese ritmo desenfadado la inusual música, que mezcla clásico con pop, sumándosele a los anacronismos la iluminación naturalista o algunas prendas de vestuario.

Estas incoherencias, lejos de sentarle mal a la película, crean empatía en el espectador, que está deseoso de poder centrarse en las transgresoras mujeres que rompen moldes en cuanto a clichés femeninos, no sólo en esa época, sino en lo que a día de hoy estamos acostumbrados a que el cine y las series nos ofrezcan.

¿Qué no haríamos por el ser amado?

Obviamente, la película trata otros muchos temas importantes, como la erótica del poder, el instinto de supervivencia o la política a gran escala y será un placer pararnos a reflexionar sobre ellos; sin embargo, la esencia de esta película y por qué ha cautivado a público y crítica (amén de los numerosos premios y nominaciones que está cosechando), se debe a ese triángulo afectivo tan magistralmente bien llevado por las tres actrices protagonistas; a su uso inteligente del silencio y su capacidad para transmitir con el lenguaje gestual. La mordacidad de sus conversaciones no tiene parangón y hace que la química entre ellas sea aún mayor, revelando los matices que cualquiera que lleve poco y/o mucho tiempo en una relación podrá apreciar.

Y es que empecé mi análisis afirmando que esta era una película sobre la relación entre dos seres que se amaban desde hace tiempo y cómo influye en estas relaciones la llegada de alguien nuevo, quizás más interesante, quizás más atractivo, quizás simplemente más propicio a darnos lo que queremos, pero no lo que necesitamos. Igual que unos padres no pueden satisfacer siempre los deseos de su hijo porque sería malcriarle, así vivimos de primera mano cómo en La favorita ver nuestros deseos cumplidos no hace que finalmente seamos más felices.