Ayer me encontraba viendo, como tantos otros en estas fechas, una de las películas de Star Wars, en concreto la de El Imperio Contraataca en ese canal que no para de emitir las películas una tras otra. Esta entrega en concreto no la tengo tan vista como las anteriores porque en casa, cuando era pequeña, mi madre no soportaba que Han Solo fuera “congelado” y se negaba a verla, y pasaba de la primera (o cuarta, según se vea) a la tercera (o sexta).
Este pequeño detalle en su momento me privó de soberbias escenas como la primera pelea entre Darth Vader y Luke, u otras divertidas como el encuentro entre Yoda y Luke, pero no me importaba tanto porque era pequeña y sentía que la esencia, en general, ya la tenía. Hoy en día, entre otras cosas, me he dado cuenta de que la princesa Leia es algo más de lo que todos conocemos, o que la misma película nos mostró. Es un icono, un símbolo, algo más que “la chica de las ensaimadas” de la primera/cuarta película, o de la “tía buena del bikini” que veía en la tercera/sexta. Y eso es algo que me dio anoche el visionar de nuevo El Imperio Contraataca.
En antecedentes:
En 1979 mientras en España se estrenaba Los bingueros y en Italia se escandalizaban con Calígula, pocas películas parecían poder competir con Star Wars: una nueva esperanza como no fuera Alien: el octavo pasajero de Ridley Scott. Disney iba a estrenar en 1980 Popeye, pero no sería hasta 1989 con La sirenita cuando nos mostrara un personaje femenino que realmente supusiera una revolución en los hogares españoles, por su clara motivación a elegir su destino (aunque este fuera por amor).
Claro, puede que en EEUU la presencia de la princesa Leia, autoritaria, líder, activa, rebelde, no supusiera ningún trastorno para las mentes abiertas, pero en general, el mundo del séptimo arte no ha tratado muy bien a los personajes femeninos en cuanto a actitud e importancia se refiere, por lo que la princesa Leia, una de las grandes heroínas del mundo de la ficción (no vale ver Juana de Arco, que eso es Historia), provocó en todos una conmoción.
¿Qué aportó el personaje de Leia Organa?
Está claro que en el mundo del cine encontraremos excepciones, pero hay algunas que brillan con más fuerza que otras, y esto es, en parte, por el impacto de la propia película y porque el personaje no proviene del mundo de la literatura. Vamos, es bastante raro encontrar un guión como el que hizo George Lucas que fuera genuino y original, y que encima diera uno de los papeles protagonistas a una mujer.
Criada como hija de un senador y virrey de Alderaan, Leia fue sin duda una niña culta, y con ambiciones políticas. Estas debieron quedar a un lado cuando se unió a la Alianza Rebelde, demostrando ideales más nobles que aquellos que sólo pudieran afectarle a ella. Podía haber tenido una vida acomodada y tranquila, pero eligió embarcarse en aventuras peligrosas en pos de lo que creía justo. Al igual que Bilbo Bolsón, ella abandonó su casa para, sí, así es, tener muchos problemas.
A través de las películas me fui dando cuenta de que Leia no es un personaje Mary Sue. Es terca, mandona, orgullosa e incapaz de mostrar sus verdaderos sentimientos. Todo ello provocando una ola de afecto en nosotros, espectadores, que al verla humanizada, podíamos sentirnos más identificados. Es cierto que todo esos rasgos pueden ser fruto de ser una princesa, vamos, consecuencias de su educación, o fruto de ser hija de la activa y valiente princesa Amidala (pero eso no vale, son las otras pelis) pero en otros aspectos nos demuestra que no es así, que es sencillamente su carácter. ¿Acaso una princesa se habría internado en los dominios de Jabba el Hutt para rescatar a Han? ¿Una damisela delicada habría estrangulado a Hutt con su propia cadena? ¿Se habría enfrentado al mismísimo Darth Vader sin importarle acabar muerta? Tenemos infinidad de ejemplos en los que Leia toma las riendas de la situación. Sí, Han y Luke la rescatan, pero ella acaba cogiendo el mando, aunque ello conlleve improvisar.
Atractiva, marimacho e independiente
Y está claro que, aunque Leia es un personaje femenino como pocos (pese a todo ¿quién puede olvidar su modelito de esclava de Hutt?), nos demuestra que no necesita de un príncipe que la rescate para ser femenina y sexy. Pocos personajes habrá que lleven una túnica blanca de cuello alto y sigan pareciendo atractivos. Y más cuando lleva siempre consigo una pistola bláster. Sabemos, no obstante, que Leia creció siendo un poco marimacho, y fue su naturalidad y brillantez intelectual la que le abrió paso en el mundo de la política. Es posible sin embargo, como hemos visto en las películas, que le gustaran más las negociaciones alternativas en vez de la diplomacia sutil. Me sigue encantando esa frase tan “delicada” de Leia cuando le dice al gobernador Tarkin “noté su repugnante olor a cuervo carroñero…”.
Y es que Leia no se limita al mando, también es una soldado más cuando la ocasión lo requiere y eso, en una película de acción, sucede bastante a menudo. No niego que me habría gustado verla usando un sable láser convertida ya en una maestra Jedi, con poderes mentales y todo, pero con su pistola bláster demuestra ser igual de ducha que sus compañeros del sexo opuesto en la guerra tradicional galáctica.
Una de las características que más me sorprendieron fue la inclusión de los atributos de lealtad y honor al personaje de Leia. Suelen estar atribuidos a personajes masculinos que demuestran, al torturárseles, que son dignos de elogio y confianza. Leia es torturada física, psicológica y emocionalmente y aún así resiste, manteniendo intacta su lealtad y honor. ¿Acaso cuando la amenazan con destruir Alderaan ella traiciona a la Causa? ¿Cede la princesa a las presiones cuando Darth Vader la interroga para conseguir los planos?
La princesa #Leia de #StarWars es un icono, un símbolo Clic para tuitearY no obstante, es humana, lo sabemos. Necesita la ayuda de los que le rodean. Pidió ayuda en Star Wars: una nueva esperanza a Obi Wan Kenobi, se dejó ayudar por Luke y hasta le premió con un beso cuando a lo Indiana Jones cruzaron el puente colgados de la cuerda y ella se tuvo que agarrar a él, y esto son sólo dos ejemplos. Si algo nos puede demostrar un lider es que hay que saber dirigir cuando es necesario, y dejarse ayudar también cuando la ocasión lo requiere.
Ya lo sabéis, si necesitáis que os echen una mano en la lucha contra el Mal, tenéis en Leia una poderosa aliada y, si en la vida diaria necesitáis una inspiración, también podéis contar con ella. Y que la fuerza os acompañe.
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