Olvidaros de todas esas quejas que podáis tener contra “La habitación” (“Room” 2016) porque penséis que la madre es tonta y que podría haber escapado de allí a poco que se lo hubiera propuesto. Básicamente porque, por un lado, hay demasiadas formas de salir de allí y demasiadas oportunidades a lo largo de los años, y por otro, la película no te quiere contar la historia de un escapismo, sino la relación entre una madre y un hijo y el mundo que se inventa la primera par que el segundo esté a salvo, o quizás para autoconvencerse de que ese sí es el mundo, el cuarto es el mundo.
Porque si no lo hacéis, os pasaréis como yo, haciendo repaso durante la primera mitad de la película de todas las formas que se me ocurrirían a mí para huir, y de las que el cine nos ha brindado a lo largo de los años. No estoy pensando en “La gran evasión” o “Cadena perpetua“, sino simplemente en “El Conde de Montecristo“, que lo tenía más complicado, o en “Misery“, que eso sí que es imaginación.
Pero “La habitación” no está ahí para engordar la lista de esta clase de películas. Es un drama sencillo de esos que sales triste del cine, de los que a Hollywood le encantan, y como ejercicio de actuación es genial, sobre todo porque no es lacrimógena sin más, no busca que llores. Cierto, la película cuenta unos hechos muy tristes, de los peores que te pueden pasar (privación de la libertad, pérdida de la dignidad…) pero sabe sacar buenas cosas de la experiencia. Dentro de que es un drama, intenta transmitir unas ideas que no van por la lágrima fácil. Quiere mostrar cómo puedes volver a adaptarte al mundo después de un trauma semejante y de cómo un niño puede adaptarse de forma mucho más fácil que un adulto.
Todo esto la convierte en una película muy conmovedora (cuyo tráiler no le hace justicia, abajo lo podéis ver), cuyo fuerte es el guión, basado en una novela y dirigido en pantalla por Lenny Abrahamson. Hay que reconocer que la película no tiene mucho que contar, pero el guión es estupendo y no se te hace pesada, ello ayudado, claro está, en las brillantes interpretaciones. Brie Larson (amigos frikis, la de “Scott Pilgrim contra el mundo“) acaba de ganar el Bafta 2016 y el Globo 2016 por esta actuación y se presenta como firme candidata a ganar el Oscar, todo en la categoría a Mejor Actriz; mientras que Jacob Tremblay se ha llevado el premio de la crítica al Mejor Intérprete Joven. El niño (que me pasé media película pensando que era una niña, cosas del pelo largo y de verlo en versión original), es el verdadero protagonista de la película y su actuación es sencillamente brutal, completa, dándole cine mil vueltas a muchos adultos que llevan años preparándose y actuando, o que sencillamente llevan años inexplicablemente haciendo cine ¡y cobrando por ello!
La actuación de los padres de “Ma” y abuelos de Jack (Joan Allen y William H. Macy) también resulta muy acertada. El filme no tiene muchos más actores, todos adultos, que están pendientes de cómo pueda reaccionar el niño ante ese mundo que no sabía que existía, cual persona dentro de la Caverna de Platón, sin darse cuenta de que la madre necesita más ayuda. Muchas veces los adultos, conscientes de las cosas, con la inocencia de la vida ya perdida, no percibimos lo que los niños sí, y le damos importancia a cosas diferentes o que, en realidad, no tienen tanta importancia. Así, la película encierra mucha sabiduría y belleza a través de los ojos de Jack; ahí es donde realmente se esconden todos los mensajes, en aquello que dice, piensa y reflexiona el hijo.
Una de las enseñanzas tan simples como necesarias que nos plantea “La habitación” es que los críos sólo necesitan a sus padres para ser felices, no importa cómo de pequeño sea el mundo que les rodee. Y esta, y otras cuestiones tan interesantes como perturbadoras para la trama son sobre las que tendremos que reflexionar. Por ejemplo: ¿por qué la madre no le pidió al captor (interpretado por Sean Bridgers) que se llevara al niño? ¿fue egoísta? El giro tan interesante que da la película a raíz de estos pensamientos, la idea de pensar que sí, que quizás (o no) pudo hacerlo por ella, no por el niño, hacen que la película se aleje del dramatismo barato para posicionarme como un drama con mayúsculas.
“La habitación” no es una película fácil de ver. Es complicado que guste, en parte porque no la han hecho para todos los públicos, y en parte porque cuesta digerirla, pero creo que todos, por poco que nos guste cuando la visionemos, no podremos dejar de pensar que es muy buena; original, con buen ritmo, muy valiente y con un mensaje de amor y tenacidad ante las adversidades que nos ayudará a saber sobrellevar mejor nuestras propias miserias.
(7 / 10)
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