LA PRINCESA PROMETIDA: el cuento de nuestros padres que encantará a nuestros hijos

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Aquel que no le guste esta película está podrido por dentro. O eso, o es que sencillamente se la perdió cuando era niño o a lo sumo adolescente y ahora el ingrato mundo le ha vuelto frío e insensible. Y por supuesto cínico. La princesa prometida (1987) es el clásico cuento de amor y aventuras, la historia de aventuras definitiva; tal y como dice el abuelo narrador, hechizos, duelos, muerte, amor verdadero, intrigas, torturas…todos los alicientes de cuentos como La Historia Interminable se dan cita en esta obra maestra.

Y es que es una obra maestra, y su maestría en gran medida se basa en su sencillez. Los actores no muestran impresionantes actuaciones, no hay hechizos espectaculares, no veremos efectos especiales, tampoco debemos pedirle gran cosa a la calidad técnica…y es que a veces se nos olvida que menos es más. Bajo la excusa de un abuelo que llega a casa de su nieto enfermo para entretenerle leyéndole un cuento, Rob Reiner lleva a la gran pantalla una deliciosa historia (adaptación de la obra de William Goldman del mismo nombre) sobre un amor imposible: Westley (Cary Elwes), hombre pobre, debe emigrar para poder obtener dinero con el cuál desposarse con su amada, la bella Buttercup (Robin Wright). Al volver, descubre que ella ha sido prometida contra su voluntad al príncipe Humperdinck.

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Hasta en un duelo tenemos enseñanzas: el amor vence a la venganza

Y siento como si cualquier cosa que escribiese no fuera a ser bastante para transmitiros la grandeza de esta película. No es sólo que empatices con los personajes, no es sólo que la música de Mark Knopfler te retuerza todas las fibras del espíritu, no es sólo que su humor sencillo sea incapaz de no hacerte sonreír…es que sencillamente La princesa prometida vuelve a llevarme a cuando era niña (o quizás creándome un poco de complejo de Peter Pan), y alucinaba con la fuerza de Fezzic para escalar los Acantilados de la Locura, me indignaba ante la mezquindad del príncipe Humperdinck o la crueldad del conde Rugen; o me ría con las bromas entre Iñigo (Mandy Patinkin) y Fezzic o con el Milagroso Max (Billy Crystal) y su mujer, o con el obispo gangoso, o con la petulancia de Vizzini (Wallace Shawn)… sentía todo lo que ellos sentían, como si La princesa prometida fuera capaz de transmitir en una sola historia todas las emociones que existen.

Narrativamente hablando tiene un guion muy bien construido. Todo encaja. Desde los personajes tópicos, hasta las precisas dosis de romance, humor y aventura. Hoy en día es difícil encontrar una película que, de forma tan simple, lo ofrezca todo, que te hable de romances auténticos haciendo inversiones grandes en mostrarte que lo que estás viendo no es pasión, sino amor verdadero. Por ello, es fácil dejarse llevar por una película, que sólo tenía la función de entretener, hasta llegar a fundirnos con ella sin apenas darnos cuenta; y que hoy en día tiene frases tan memorables como “inconcebible” o “Humperdinck! Humperdinck!”, y funcione con cualquier público.

También es extremadamente complicado encontrar una película hoy en día que ofrezca valores tan esenciales como el honor, la justicia o el amor verdadero con tal absoluta pasión como lo hace La princesa prometida. (¡¡Por Dios!! ¿quién puede olvidar aquello de “Nos amamos, ¿crees que ocurre todos los días?”). Después de ver esta película todos querréis más a vuestras parejas, todos os sentiréis dispuestos a perdonar, todos creeréis que el mundo puede funcionar, que todo puede ser un poquito mejor. El ser humano es bueno, y posee virtudes que por las que valen la pena luchar…y vivir.

Y si no, pensar en cada uno de los personajes y buscaros a vosotros mismos. ¿sois leales y valientes como Westley? ¿sois puros y amorosos como Buttercup? ¿sois fuertes y constantes como Iñigo? ¿sois egocéntricos como Vizzini? ¿cobardes como Humperdinck?

Quizás es porque te devuelve la ilusión, o puede que porque no quieres que se acabe ese mundo de fantasía, diversión y romance tan puro; pero sé que estas Navidades para mí se cierran, como siempre, con la reposición de La Princesa Prometida. Es que sencillamente yo no podré olvidarme nunca de esas palabras que cualquiera puede repetir como un credo “Hola, me llamo Iñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir”.

9.5 out of 10 stars (9,5 / 10)

 

El trailer (casposillo) os dará ganas de revisionar la película a todos aquellos que la conozcáis.

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About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. Como novelista ha publicado La Ciudad que Olvidamos (2024) y está centrada en la publicación de nuevos títulos. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II.

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4 Comentarios

  1. Vi esta película de pequeña y me encantó ahora tengo ganas de volver a verla y rememorarla. Arriba generación friki!!

  2. A mí me pasó igual. Es una buena peli y con muchas enseñanzas 😉

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